La coalición árabe que lidera Arabia Saudí lanzó una operación contra varios "objetivos hostiles" en el norte de la estratégica ciudad yemení de Al Hudeida, en el mar Rojo, tras los ataques el pasado día 14 contra dos plantas petrolíferas, a las que hoy Riad permitió el acceso para mostrar su estado.
Aunque la coalición árabe ha continuado toda la semana los bombardeos contra objetivos en Yemen, el ataque contra cuatro instalaciones hoy en el norte de Al Hudeida supone un incremento de la presión militar en una zona sobre la que los hutíes y el Gobierno del presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, alcanzaron un acuerdo de tregua en diciembre pasado.
El coronel Turki al Maliki, portavoz de la coalición y del Ministerio de Defensa saudí, señaló en un comunicado que las instalaciones bombardeadas eran utilizadas para fabricar embarcaciones no tripuladas y minas marítimas.
"La destrucción de estos emplazamientos hostiles contribuye a preservar la libertad de navegación marítima", indica en el comunicado, en el que acusa a "la milicia terrorista hutí" chií de lanzar misiles balísticos, drones, botes con trampas explosivas y por control remoto desde esa zona.
El ataque se produce después de que la semana pasada más de una veintena de drones y misiles fueran lanzados contra dos instalaciones petrolíferas en Arabia Saudí, provocaran la suspensión del 50% de la producción del mayor suministrador de petróleo del mundo.
Aunque los rebeldes hutíes reivindicaron el ataque, Riad ha asegurado que provino del norte y ha responsabilizado de él a Irán.
Los rebeldes hutíes reaccionaron a la acción militar de hoy advirtiendo que este ataque pone en riesgo el acuerdo alcanzado en diciembre en Suecia.
"Las intensas incursiones en Hudeida son una escalada peligrosa que acabaría con el acuerdo de Suecia, por tanto recaen sobre la coalición las consecuencias de esta escalada", indicó el portavoz de los hutíes, Mohamed Abdulsalam, en la red social Twitter.
"La posición de Naciones Unidas está en juego", agregó.
Mientras en el sur continúan las operaciones, en Arabia Saudí el gobierno permitió hoy una inusual visita a periodistas, incluidos extranjeros, a las plantas atacadas de Khurais y Abqaiq.
Los periodistas invitados pudieron comprobar el destrozo en algunas partes de las refinerías tras los ataques.
Medios locales mostraron imágenes de algunas de las estructuras dañadas como una torre de estabilización de crudo completamente quemada y a operarios trabajando en la recuperación de las plantas, en el caso de Abqaiq, considerada la instalación con mayor capacidad en el mundo para mejorar crudo pesado.
Los representantes de Aramco indicaron que 110 contratistas fueron evacuados de Abqaiq tras el ataque sin que ninguno sufriera heridas, y aseguraron que la actividad de la planta fue restablecida 24 horas después.
El Ministerio de Defensa saudí indicó esta semana que en el ataque se utilizaron 18 drones y 7 misiles crucero (3 de los cuales no llegaron a impactar) de fabricación iraní, dando por hecho que Teherán estuvo detrás.
Las autoridades saudíes no han dicho sin embargo que Irán fuera el lugar de lanzamiento de los proyectiles, y ha anunciado una investigación con participación de expertos internacionales y de la ONU.
Un portavoz de la ONU Farhan Haq informó ayer que los expertos del organismo multilateral ya han llegado a territorio saudí, aunque las autoridades no han dado información sobre el cronograma de actividades que llevarán a cabo.
La guerra del Yemen explotó a finales de 2014 cuando los hutíes tomaron Saná y expulsaron a Abdo Rabu Mansur Hadi, quien desde entonces se encuentra exiliado en Riad.
El conflicto tomó una nueva dimensión a principios de 2015 por la implicación de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos al frente de coalición internacional árabe que respalda al Gobierno de Hadi, reconocido por la comunidad internacional.
De acuerdo con Naciones Unidas, el conflicto en el Yemen es en estos momentos la mayor crisis humanitaria del planeta.
Más de un 75% de los alrededor de 30 millones de yemeníes necesitan algún tipo de asistencia humanitaria y más de la tercera parte no tienen garantizada la alimentación.