El comercio en Miami afectado por culpa de Dorian
Miami vive un domingo a medio gas, con calles, playas, comercios, bares y restaurantes con mucho menos público de lo normal y todo el mundo pendiente de adónde irá el súper huracán Dorian después de pasar por las Bahamas.
En un fin de semana largo por el feriado del lunes, Día del Trabajo en Estados Unidos, con el que oficialmente concluye el receso estival y el país regresa a la normalidad, la "Ciudad mágica", como se conoce a Miami, parecía inusualmente tranquila.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, exhortó este domingo a "no subestimar la fuerza" de Dorian, que tocó tierra en uno de los cayos de las islas Abacos, pertenecientes al archipiélago de las Bahamas, con vientos máximos sostenidos de 185 millas por hora (295 kilómetros por hora), nunca antes registrados.
DeSantis recordó que la fuerza de Dorian solo es equiparable a la del huracán que el Día del Trabajo de 1935 causó una "destrucción total" en el sur del estado y especialmente en los Cayos de Florida.
Esta vez ese rosario de pequeñas islas en el extremo meridional de la península floridana, muy castigado por el huracán Irma en 2017, parece que se librará del embate del viento y la lluvia, según los patrones de trayectoria de Dorian.
También Miami parece quedar fuera del cono de trayectoria de Dorian, en el que sí está una vasta porción de la costa este floridana, desde Deerfield Beach (42,7 millas o 67 km al norte de Miami) hasta la frontera con Georgia, y también las costas de este último estado y las de las dos Carolinas.
Sin embargo, con "la naturaleza nunca se sabe", como dijo a Efe Guillermo, un trabajador de origen cubano que estaba dedicado hoy a colocar vallas metálicas para evitar la entrada del agua en el centro comercial Mary Brickell Village.
El centro, un lugar muy frecuentado por turistas que se alojan en los numerosos hoteles y apartamentos turísticos de la zona de Brickell, estaba casi desierto a las 15.00 horas del domingo.
La mayoría de los locales comerciales no abrió este domingo y los pocos abiertos estaban desiertos, salvo una barbería.
Nadia, que trabaja como dependienta en una óptica en ese centro, dijo a Efe que "obviamente" no había hecho muchas ventas.
La situación de emergencia creada por el huracán es la causa de la falta de público, pero, según Nadia, también hay que tener en cuenta que los miamenses que no han abandonado la ciudad han gastado "mucho dinero" en hacer acopio de víveres y de materiales para proteger sus viviendas y no están para muchos gastos.
"Nunca se sabe cuanto tiempo puede estar uno sin luz y agua y sin poder hacer su vida normal", dice Nadia, resignada a pasar el resto de su jornada laboral de brazos cruzados.
Cuando se le pregunta si abrirá mañana lunes dice que todo dependerá del curso que tome Dorian, pero en principio sí.
A las puertas de la óptica y de otros locales del centro comercial se alineaban pequeños sacos de arena para colocarlos detrás de las barreras de un metro de altura hechas con tablones metálicos que están rematados con un reborde de goma para hacerlos impermeables.
Guillermo, que medía las fachadas de los locales para colocar estas barreras que se asemejan a los burladeros de las plazas de toros, dijo que ayudan a evitar la entrada de agua pero no garantizan al cien por cien que no haya daños, porque con "la naturaleza no se puede".
Las zonas más bajas del barrio de Brickell, que es ribereño de la Bahía de Vizcaya y del río Miami, suelen inundarse cuando se produce la combinación de las lluvias de un huracán con la marejada ciclónica que los acompaña.
Así sucedió con Irma, que tocó tierra en la costa oeste de Florida el 10 de septiembre de 2017 con vientos de categoría 4 y cuyos efectos se sintieron en Miami.
Irma fue el huracán más potente en tocar tierra en territorio continental de Estados Unidos después de Katrina, que asoló Nueva Orleans en 2015.
El 10 de octubre de 2018 Michael superó a Irma, al tocar tierra en Mexico City (extremo noroccidental de Florida) con vientos de 160 millas por hora (256 km/h), de categoría 5, aunque no tan potentes como los que acompañaron a Dorian cuando llegó hoy al cayo Elbow, en Bahamas, que eran de 185 millas por hora (259 km/h).
Los edificios de apartamentos de la zona de Brickell también se han dotado de defensas por si el huracán llega. Las ventanas de muchos apartamentos están herméticamente cerradas con cortinas metálicas anti-huracanes y las que lucen como siempre es porque cuentan con cristales a prueba de ciclones.
En un popular restaurante del cayo Virginia, unido a Miami por uno de los puentes que conectan la ciudad y cayo Vizcaíno (Key Biscayne), una de las camareras, Raisa, dijo a Efe que tenían pensado abrir mañana aunque normalmente no trabajan los lunes, pero finalmente decidieron no hacerlo.
La terraza de este restaurante donde habitualmente hay que hacer fila para poder comer un domingo lucía totalmente vacía a la 13.30 horas y en el comedor interior solo algunas mesas estaban ocupadas.
En las playas cercanas se notaba afluencia de público, pero a tenor de las plazas libres en el estacionamiento no había un lleno total como suele ser habitual un domingo.
El día amaneció claro y soleado aunque a primeras horas de la tarde el cielo se oscureció y cayeron varios chaparrones y ya no volvió a lucir el sol.