Reinstalan altar en honor a 41 niñas quemadas en hogar estatal en Guatemala
Dos años y siete meses después de que 41 niñas murieran quemadas en un hogar estatal de Guatemala, un grupo de personas acudió este martes a reinstalar un altar en su memoria porque "no fue el fuego, fue el Estado" lo que las mató.
Después de la polémica suscitada el pasado mes de septiembre, cuando el Ministerio de Cultura y Deportes decidió retirar un alta en honor a las pequeñas alegando que representaba un peligro para la ciudadanía, niños, mujeres y hombres volvieron a poner las cruces, esta vez rojas y de madera.
En el mismo lugar de antes, varias organizaciones de mujeres y de la sociedad civil se reunieron en el Parque Central, en la Plaza de la Constitución, para poner las 41 cruces, de color rojo, en recuerdo de las 41 niñas muertas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción el 8 de marzo de 2017.
En unas macetas verdes, con el nombre de cada una de las pequeñas y con un mensaje en la parte de atrás -como calladas nunca más, voces, verdad, sanar, defensa, igualdad, fuerza, esperanza o manifestar-, y rodeadas de pancartas reivindicativas, los guatemaltecos volvieron a colocar el ara.
Cada una de las cruces, contaron, representan a una "vida silenciada" y porque la población sí tiene "memoria" seguirán peleando por justicia para las pequeñas y sus familias: "No tenemos ni perdón ni olvido".
"Nos Faltan 41", "Exigimos Justicia", "No fue el fuego, fue el Estado", "Hogar Seguro, Virgen de la Asunción, resultó para las niñas campo de concentración", "Las niñas no se tocan, no se violan, no se queman, no se matan" o "Por la vida de las mujeres" fueron algunas de las consignas y mensajes.
Después de la colocación de las 41 cruces, haciendo un círculo, un líder espiritual participó en una ceremonia maya para purificar y santificar el lugar con un fuego en el centro rodeado de flores amarillas, blancas, violetas y rosas y en el que se consumieron velas con las notas de un violonchelo de fondo.
Y mientras, por un megáfono, se leía el nombre de cada víctima con un grito de "presente" en una cita que también se aprovechó para exigir el fin de la violencia contra las mujeres, lo pueblos indígenas y la no aprobación del estado de sitio decretado por el Gobierno.
El 8 de marzo de 2017, 41 niñas murieron calcinadas encerradas en un aula pequeña bajo llave, donde originaron un incendio para protestar por las constantes violaciones físicas y psicológicas de las que fueron víctimas.
Además de las 41 niñas fallecidas, la tragedia dejó a 15 heridas. Todas, las 56, habían sido encerradas bajo llave en un aula de unos 46 metros cuadrados donde originaron un incendio en la mañana del 8 de marzo para que las autoridades y policías, que las habían metido allí, les permitieran salir al baño luego de estar toda la noche prisioneras.
Sin embargo, la Fiscalía asegura que la subinspectora de la Policía, Lucinda Marroquín, mantuvo la llave del candado de la puerta en el cinturón durante nueve minutos sin abrir, mientras el fuego y el humo causaban la muerte y herían a las menores.
El día anterior, el 7 de marzo de 2017, un grupo de adolescentes (56 niñas y 43 niños) había intentado escapar del Hogar Seguro para denunciar violaciones a sus derechos, pero fueron recapturados y concentrados frente al portón del centro de acogida, que se encuentra a 22 kilómetros de la capital, en el municipio metropolitano de San José Pinula.
Por este caso hay al menos unas 8 personas que deberán enfrentar un juicio por diversos delitos como homicidio culposo, lesiones culposas, maltrato contra personas menores de edad, abuso de autoridad e incumplimiento de deberes.