Comida racionada en un ambiente de guerra
De pronto mi imaginación me llevo a aquellas filas que durante la guerra en Europa obligaba a la gente a esperar por alimentos racionados, muy nutrida mi imaginación, caminábamos entre plataformas de madera delineando una fila de laberinto para llegar al final al filtro, había que limpiar todo lo que tocábamos para evitar un contagio, de repente me transporte al pasado, hasta que una Señora, México americana me dijo: "ay ¿usted cree que sea cierto esto? creo que están exagerando la verdad, ¿usted conoce a alguien que tenga el virus?”, sí, le dije, ”ay pero ¿que este en el hospital?”, sí, le repetí, recordando a mi amigo que me acababa de escribir para decirme que la mamá de un amigo suyo se encontraba muy grave en el hospital, afortunadamente la fila siguió avanzando, 6 pies de distancia social, la cual no era respetada por nadie, al menos no la gente que me rodeaba aunque yo trataba de alejarme de todos y digo afortunadamente, porque si seguía hablando con esta mujer no sé de qué soy capaz, al escuchar una y otra vez, no pasa nada, no es cierto, y así sucesivamente, con tanta ignorancia que me exaspera.
La fila era en el gran almacén de Chula Vista, un artículo por persona de éstos en la lista, ahora sí había papel sanitario, servilletas de cocina, agua, cloro y desinfectantes.
Todo en orden y en la fila, uno por uno, con paciencia, ¡ah! pero aprovechando la ocasión, las parejas pedían dos carritos para llevarse dos paquetes de papel, dos paquetes de huevo, también racionados, dos de cada cosa, la astucia y el abuso es primero, no cabe duda.
Una sensación irreal, ahorita hay de todo, el estacionamiento de todo el centro comercial está lleno, la gente todavía no alcanza a creer lo terrible de la pandemia, todavía dudan a pesar de las noticias, de las estadísticas, de la información que nos llega todos los días por todos los medios.
Que miedo me dio.