La policía de Nueva York efectuó este miércoles numerosos arrestos en varias zonas de la ciudad, empleándose con más contundencia en la zona de Brooklyn, una hora después de regir el toque de queda y tras una sentada a las puertas de la residencia oficial del alcalde, conocida como Gracie Mansion, en señal de repulsa por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco en Mineápolis.
Ante la tercera noche en que varios miles de neoyorquinos desafiaron el toque de queda en una protesta contra el racismo, la policía decidió actuar esta vez con mayor dureza tras dar una hora de margen a los ciudadanos desde la entrada en vigor del toque de queda a las 8 de la tarde.
El propio jefe del departamento de Policía, Terence A. Monahan, admitió a los periodistas que el enfoque hoy era más agresivo para lograr dispersar rápidamente a los grupos de manifestantes. "Basta con la tolerancia", dijo Monahan después de que las dos últimas noches Nueva York viviese bajo el caos y los saqueos. Eso ya no ocurrió hoy.
Las escenas más complicadas se registraron esta noche, tras el toque de queda, en Brooklyn, en los alrededores de la plaza Cadman, Fulton y Borough Hall, donde la policía actuó con contundencia, porrazos, balas de goma y gases lacrimógenos, con el objetivo de dispersar a los manifestantes y detener a numerosas personas en aplicación del toque de queda. Los detenidos fueron subiendo a autobuses del departamento correcional.
DE BLASIO EN EL PUNTO DE MIRA
Ante la residencia del alcalde, en el Upper East, y tras más de una hora de protesta pacífica, los manifestantes abandonaron el lugar y comenzaron a marchar hacia el sur de la ciudad, hasta que a la altura de la calle 53 la policía comenzó a cargar contra ellos sobre las 9 de la noche. Algunos grupos de jóvenes gritaban "estamos rodeados" y se produjeron algunos forcejeos con los agentes en la Tercera Avenida.
Coincidiendo con una tromba de agua, fueron primero los policías que se desplazaban en bicicletas los que cargaron contra los manifestantes, y acto seguido los que iban a pie empezaron a detener a decenas de ciudadanos, mientras que desde los altavoces de los vehículos policiales se recordaba la vigencia del toque de queda y que todos los presentes debían abandonar la zona.
Muchos manifestantes con bicicleta fueron arrestados y sus pertenencias depositadas en enormes camiones del departamento de policía.
Uno de los detenidos fue Jolyon Russ, según denunció a Efe su mujer, Emma Oppenhein, quien aseguró que simplemente iban en su bicicleta. "A mi me dejaron ir, pero a él lo detuvieron. ¿Sabes a dónde puedo llamar?", preguntó.
También se produjeron detenciones en el distrito de Brooklyn y en Union Square, donde pasadas las 8 de la tarde los agentes empezaron a realizar detenciones indiscriminadas en aplicación del toque de queda.
ACCIDENTADO FINAL
El accidentado final de la jornada en Brooklyn y Manhattan se produjo después de una larga jornada de pacíficas protestas por toda la ciudad en la que participaron miles de personas, entre las que destacó una silenciosa congregación a las puertas de la residencia del alcalde.
Delante de la vivienda reinó un silencio sepulcral durante más de 20 minutos a partir de las 7 de la tarde, interrumpido sólo por el piar de los pájaros de esta verde zona de Manhattan y el sonido de los omnipresentes helicópteros.
Se vivió además un momento surrealista en esta pacífica protesta, cuando todos los asistentes recibieron al mismo tiempo en sus móviles una alerta ciudadana enviada por las autoridades para recordar el toque de queda, un mensaje que produce un ruido estridente pero que fue completamente ignorado.
Todos los ciudadanos neoyorquinos habían recibido en sus teléfonos móviles un mensaje de alerta según el cual desde las 8 de la tarde solo se permite la circulación de trabajadores esenciales y el tráfico está prohibido a partir de la calle 96, excepto para vecinos.
Un aplauso rompió finalmente el silencio, tras el que Patrick Bobilin, organizador de esta convocatoria, llamó a la solidaridad étnica en un discurso repetido frase a frase por todos los presentes.
"Esto puede ser duro y puede llevar mucho tiempo pero nuestro compromiso es ayudarnos unos a otros", repitieron cientos de gargantas.
Entre los manifestantes, dos jóvenes hermanos, que prefirieron no identificarse, llevaban pequeños "equipos de supervivencia" para la protesta: Tiritas, líquido antigás lacrimógeno y algo para comer.
DE BLASIO REVISARÁ EL USO DE LA FUERZA DE LA POLICÍA
Mientras se producía la manifestación silenciosa, De Blasio hacía público un comunicado en el que aseguraba que su administración "revisará y reformará el uso de políticas de fuerza en la Policía de Nueva York".
"Continuaremos construyendo puentes entre la policía y las comunidades. Seguiremos avanzando hacia una ciudad más segura y más justa", agrega el texto.
Los neoyorquinos mostraban ante la casa del alcalde no sólo su repulsa por la última muerte de un ciudadano afroamericano a manos de la policía, sino su descontento con De Blasio, que ha sido criticado por lo que se considera su defensa de la policía de Nueva York pese a las violentas imágenes que se han visto en las redes sociales en las que agentes empujaban o arrollaban a manifestantes en las protestas de la última semana.
Por su parte, el defensor del pueblo de Nueva York, Junamee Williams, criticó al alcalde en en el canal televisivo NY1, sobre todo por las cargas de las que fue testigo en Cadman Park, con pelotas de goma y gases lacrimógenos: "¿Qué le sucedió al alcalde que corrió sobre la sangre y las lágrimas de las vidas negras? ¿Qué le sucedió a ese hombre? Ha desaparecido."
MARCHAS PACÍFICAS
Anteriormente, las marchas de este miércoles por la tarde parecían estar más organizadas que las caóticas protestas de los últimos días, con coches de ciudadanos privados aparcados a los lados ofreciendo agua y comida, así como gel hidroalcohólico y mascarillas para tratar de reducir la propagación del coronavirus.
Multitudinarias congregaciones recorrieron Manhattan de norte a sur desde el mediodía, algunas de ellas pasando por las calles que rodean Central Park, una zona que hasta ahora no se había visto afectada y donde se concentran los ciudadanos más pudientes de Nueva York.
"Hands up, don't shoot" (manos arriba, no dispares) o "Justicia ahora" fueron algunas de las consignas que más se escucharon en las calles, además del nombre de George Floyd, junto con el de nombre de Breonna Taylor, una joven de 26 años que murió tiroteada en otro dudoso incidente con la policía el pasado 13 de marzo en Louisville (Kentucky).
Los neoyorquinos también se congregaron en distintas marchas que recorrieron el distrito de Brooklyn de norte a sur, desde la zona de Flatbush hasta Greenpoint, que junto a las de Manhattan ignoraban el toque de queda de las 8 de la tarde.