Trump vuelve a la campaña, mientras cancelan debate
La noche del jueves, los médicos de la Casa Blanca daban luz verde para que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuviera un "retorno seguro" a sus actos públicos, una noticia que el mandatario aguardaba impaciente, ávido de demostrar al mundo que está curado totalmente y en tiempo récord. La pausa que tuvo que hacer en su gira electoral ha sido demasiado larga, y sus ganas de volver a protagonizar mítines multitudinarios quiere que se sacien lo antes posible.
Trump quería empezar a un ritmo frenético, pero su equipo consideró que viajar por el país este fin de semana era demasiado precipitado. La necesidad del presidente de salir ante el público, de mostrar su fulgurante recuperación del coronavirus, ha hecho organizar un evento en los jardines de la Casa Blanca para este sábado mismo mismo. Está previsto que dé un discurso de matiz electoral desde el balcón de la residencia presidencial, lo que convertirá de nuevo la Casa Blanca en un escenario partidista.
No será la primera vez —hizo lo mismo en el cierre de la convención republicana hace un par de meses—, y esa comunión del emblema del Poder Ejecutivo con los fines electorales volverá a poner a debate los límites éticos e incluso legales de la situación.
Los asistentes al evento de este sábado deberán llevar mascarilla y se les tomará la temperatura antes de entrar y se les pedirá que sigan las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Es probable, sin embargo, que esas medidas no sean suficientes.
Este viernes, el doctor Anthony Fauci, el epidemiológico en jefe del gobierno de Estados Unidos, dijo que el evento de presentación de la jueza Amy Coney Barrett como nominada al Tribunal Supremo del país, celebrado hace sólo dos semanas en el jardín de la Casa Blanca, fue un acto "superpropagador" del virus. Varios asistentes han dado positivo en los últimos días, y la cifra aumenta con el paso de las horas.
Al acto de este sábado se han invitado a 2 mil personas y será en un lugar parecido (en vez del jardín de la Rosaleda, se celebrará en el del pórtico sur). Pero Trump no se quedará sólo con eso: el lunes reiniciará su gira por el país. El primer destino será Florida, estado clave para sus opciones de reelección. A partir de ahí, se espera que su agenda se llene de actos electorales, en un último arreón a tres semanas de las elecciones.
El miedo a que se convierta en otro gran foco de contagio, multiplicando el nivel del brote previo, es evidente.
Los últimos actos de Trump, en los que las recomendaciones sanitarias brillan por su ausencia, se han confirmado como puntos positivos por Covid-19.
Este viernes se supo que un reciente mitin en Minnesota, de mediados de septiembre, dejó al menos nueve contagiados, de los cuales dos están hospitalizados y uno, en cuidados intensivos. Sin embargo, Trump sigue asegurando que no hay nada que temer, que su salud es mejor incluso que antes de contraer el virus.
"Estoy libre [del virus], me siento perfecto. Ya no estoy tomando nada, no sigo ningún régimen de los que me dieron", aseguró en un programa radial, en el que estuvo dos horas lanzando su retórica habitual sin ningún tipo de filtro.
La confianza es tan alta que la campaña de Trump, en su último intento de trolear a la organización de los debates presidenciales, exigió que se replantee la intención de que el próximo debate sea virtual ahora que el presidente está, según los médicos, limpio y sin posibilidad de contagio. Tanto Trump como Biden ya han cancelado su participación y organizado otros eventos, y a última hora la comisión encargada del evento lo suspendió oficialmente.
El tercer debate, programado para el 22 de octubre en Nashville, Tennessee, sigue en pie.
Ese encuentro se dividirá en seis segmentos y los temas se anunciarán por el moderador al menos una semana antes.
Kristen Welker, de NBC, será la encargada de moderar. Tanto Trump como el exvicepresidente Biden han acordado participar el 22 de octubre.
Retoman negociación
Mientras, la actividad política no cesa en Washington. En un giro, Congreso y Casa Blanca retomaron las conversaciones para un paquete de estímulos que palie las consecuencias del coronavirus en la economía, después de que Trump dinamitara el diálogo y pocas horas después, viendo que quizá le podría ayudar electoralmente, empujara a que otra vez se debatiera el tema.
El cambio de opinión fue una de las decisiones impulsivas de Trump de la última semana, que algunos achacan a la ingesta de medicación para tratar el contagio de coronavirus. Con esto de fondo, ayer la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, presentó el proyecto de ley para crear una comisión que, de cara al futuro, permita acelerar la inhabilitación de presidentes que estén incapacitados para cumplir su cargo.