El “Día del Presidente” regresó a la Cámara de Diputados, pero sin el Mandatario. Por una hora hubo una tregua entre los dos bloques enfrentados: la Cuarta Transformación y Va por México. Había respeto y cordialidad política para el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Adán Augusto López.
Desde el lunes, el secretario de Gobernación cabildeó con las autoridades de la Cámara de Diputados la posibilidad de modificar el protocolo de la entrega del informe presidencial y pidió poder hacerlo de manera directa en el pleno de San Lázaro, e incluso dirigir un breve mensaje, sin tintes políticos, para no encender los ánimos.
En punto de las 16:45 horas, una camioneta blanca llegaba por la avenida de Congreso de la Unión y de ella descendía el exgobernador de Tabasco. Ingresaba por la puerta principal de San Lázaro e inmediatamente se le arremolinaban los medios de comunicación.
Permanecería 30 minutos en el Salón Protocolo. Esperaba que iniciara la sesión del Congreso General. Llegó el momento en el que el presidente del Congreso de la Unión, Sergio Gutiérrez (Morena), hizo sonar la campanilla e inmediatamente se escuchó el Himno Nacional. Al terminar, desde la bancada panista se escuchó un gritó: “¡Viva México!”, lo que secundó todo el pleno: “¡Viva!”. Segundos después, desde la bancada de Morena vino un tímido grito: “¡Viva el presidente Andrés Manuel López Obrador...!”. Unos respondían con un “¡Viva!” y desde el PAN se escucharon ligeros abucheos.
Mientras, en el pasillo principal ya había una valla humana. Uno a uno se alineaban diputados y senadores de la Cuarta Transformación (Morena, PT y PVEM) para saludar, abrazar, tomarse una selfie y hasta para pedirle al nuevo secretario de Gobernación apoyo para sus estados: “¡No nos deje solos!”, se escuchaba decir a una legisladora morenista.
Adán Augusto López Hernández tardaba casi 30 minutos en llegar a la tribuna para entregar el Tercer Informe de Gobierno del Presidente de la República. A su paso no quedaba nadie sin saludar. El récord de apapachos y abrazos en ese mismo pasillo los tenían quienes fueron los secretarios de Hacienda en el gobierno anterior: primero Luis Videgaray y, luego, José Antonio Meade, con 15 minutos.
En ese andar saludó a los priistas Rubén Moreira, Alejandro Moreno y Miguel Ángel Osorio Chong. Parecía que San Lázaro estaba libre de Covid y no había pandemia. Aunque el titular de Gobernación portaba su cubreboca.
La exsecretaria de Gobernación y hoy presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero, miraba el andar de su sucesor a lo lejos. Con los brazos sobre la Mesa Directiva, se acomodaba el cubreboca y se colocaba sus gafas para ver mejor la escena. Era el día en que Adán Augusto López saludaba y atendía a cerca de 150 personas en menos de 50 minutos.
Ya por fin en la Mesa Directiva se despojaba del cubreboca y solemnemente describía que, a nombre del Presidente de la República, hacía entrega del informe presidencial. Sus palabras duran un minuto y medio y preguntaba: “¿Y ya me voy?”. Sólo estuvo cinco minutos y se retiraba.
Y aunque ningún integrante del PAN se acercó a saludarlo, al pasar frente a sus senadores había un gesto amable.
La salida del funcionario federal no era menos atropellada. Adán Augusto ingresó al pleno a las 17:28 y salió a las 18:10 horas. Ahora sí se venía el tiempo de bateo libre de todas las bancadas para que pudieran fijar sus posiciones.
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