Putin reconoce regiones rebeldes de Ucrania como entidades independientes
El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el lunes un decreto por el que se reconocen dos regiones escindidas del este de Ucrania como entidades independientes, subiendo la apuesta en una crisis que Occidente teme que pueda resultar en una guerra.
Putin había anunciado su decisión en llamadas telefónicas a los líderes de Alemania y Francia, que expresaron su decepción, dijo el Kremlin.
La medida de Moscú podría torpedear un intento de última hora de celebrar una cumbre con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para evitar que Rusia invada Ucrania. El rublo amplió sus pérdidas mientras Putin hablaba del tema, cayendo un 3,3% en el día, hasta 79,83 por dólar.
Putin realizó un largo discurso televisado, en el que hizo el anuncio, ahondando en una historia tan lejana como la del imperio otomano y tan reciente como las tensiones sobre la expansión de la OTAN hacia el este, un tema clave para Moscú en la crisis actual.
Describió a Ucrania como una parte integral del pasado de Rusia, sin una tradición de auténtico Estado propio. Dijo que el este del país abarcaba antiguas tierras rusas.
"Si Ucrania entrara en la OTAN, sería una amenaza directa para la seguridad de Rusia", sostuvo.
Putin lleva años trabajando para restaurar la influencia de Rusia sobre las naciones que surgieron tras el colapso de la Unión Soviética, y Ucrania ocupa un lugar importante en sus ambiciones.
Rusia niega cualquier plan para atacar a su vecino, pero ha amenazado con una acción "técnico-militar" no especificada a menos que reciba amplias garantías de seguridad, incluida la promesa de que Ucrania nunca entrará en la OTAN.
El reconocimiento de las zonas controladas por los rebeldes podría allanar el camino para que Moscú envíe fuerzas militares a las dos regiones separatistas -Donets y Luhansk- y argumente que está interviniendo como aliado para protegerlas contra Ucrania.
La Unión Europea ha advertido de sanciones por parte del bloque de 27 países en caso de que Moscú anexe o reconozca las regiones escindidas en el este de Ucrania y controladas en gran medida por los separatistas respaldados por Rusia.
"Si hay anexión, habrá sanciones, y si hay reconocimiento, pondré las sanciones sobre la mesa y los ministros decidirán", dijo el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, tras una reunión de los ministros de Exteriores del bloque.
A principios de esta semana, funcionarios estadounidenses y europeos dijeron que Washington y sus aliados no estaban totalmente de acuerdo sobre cómo responder en caso de que se intensifique el apoyo a los separatistas prorrusos.
También reducirá las opciones diplomáticas para evitar una guerra, ya que supone un rechazo explícito a un alto al fuego de siete años de duración con la mediación de Francia y Alemania, promocionado como marco para futuras negociaciones sobre la crisis más amplia.
Por otra parte, Moscú afirmó que saboteadores militares ucranianos habían intentado entrar en territorio ruso en vehículos armados, lo que provocó cinco muertes, una acusación que Kiev rechazó como "noticias falsas".
Ambos acontecimientos se ajustan a un patrón repetidamente predicho por los gobiernos occidentales, que acusan a Rusia de prepararse para fabricar un pretexto para invadir culpando a Kiev de los ataques y confiando en las peticiones de ayuda de los apoderados separatistas.
Horas antes, el presidente francés Emmanuel Macron dio esperanzas de una solución diplomática, diciendo que Putin y Biden habían acordado en principio reunirse.
Pero el Kremlin dijo que no había planes específicos para una cumbre. La Casa Blanca sostuvo que Biden había aceptado la reunión "en principio", pero sólo "si no se produce una invasión".
Washington afirma que Rusia ha concentrado una fuerza de entre 169.000 y 190.000 soldados en la región, incluidos los rebeldes de las regiones escindidas, y que podría invadirla en cuestión de días.
Los mercados financieros europeos se desplomaron ante las señales de una mayor confrontación, después de haber subido brevemente por la esperanza de que la cumbre pudiera ofrecer una salida a la mayor crisis militar de Europa en décadas.
El precio del petróleo -la principal exportación de Rusia- subió, mientras que las acciones rusas y el rublo se desplomaron.