Cuba recuerda que estuvo en riesgo de desaparecer por bombardeo nuclear de EU
Cuba recordó hoy a sus generaciones más jóvenes que hace 60 años medio millón de compatriotas fueron puestos en disposición de combate ante la eventualidad de un ataque nuclear de Estados Unidos, que podría haber borrado a la isla del mapa en menos tiempo del necesario para rezar un “Padre Nuestro”.
La llamada “Crisis de los misiles” o “Crisis de octubre” había entrado en su fase crítica en la noche del 22 de octubre de 1962, cuando el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, informó al mundo que acababa de ordenar a sus fuerzas de aire y mar una cuarentena en torno a Cuba para impedir a cualquier precio la llegada de buques soviéticos que estaban en marcha con ojivas nucleares en dirección a la isla.
De esa forma y por primera vez tras los bombardeos estadunidenses a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el planeta se vio a las puertas de una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética con Cuba como blanco.
“Cuando Fidel (Castro) conoció que Kennedy hablaría por televisión ese día, casi una hora y media antes de que lo hiciera puso en alarma de combate a todas las fuerzas armadas cubanas”, rememoró el académico Tomás Diez Acosta, testigo de aquel momento dramático.
“Se pusieron sobre las armas alrededor de 400 mil hombres y en las brigadas sanitarias, contra incendio y otras que se crearon por la defensa popular, se agruparon cien mil personas o sea, casi medio millón, en un país que contaba con siete millones de habitantes" puntualizó Acosta.
Por su parte, Kennedy dijo en privado después de su anuncio televisivo que “lo que estamos haciendo es arrojar una carta sobre la mesa en un juego que no sabernos cómo concluirá", según grabaciones desclasificadas en 1996. de las cuales 27 minutos fueron borrados.
EU descubre los emplazamientos de cohetes
Pocos días antes de anunciar la cuarentena, los servicios de espionaje de Estados Unidos detectaron el despliegue de cohetes nucleares soviéticos de mediano alcance en Cuba como resultado de un acuerdo secreto entre los líderes de los dos países, Nikita Jrushchov y Fidel Castro.
En la antesala de la crisis, Cuba había nacionalizados las propiedades estadunidenses y EU suspendió la compra de azúcar y la venta de petróleo a la isla, en tanto la revolución logró vencer una invasión anticastrista por Playa Girón (Bahía de Cochinos) organizada por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, y Kennedy asumió públicamente la humillación que representó el fracaso del proyecto, concebido por su antecesor el presidente Dwight D. Eisenhower.
Para analistas del enfrentamiento Este-Oeste, la causa del conflicto fue la pretensión de Moscú de acercar la cohetería nuclear a su rival, después de que Washington lo hiciera en Turquía.
En otra tesitura, cubanos exiliados que vivieron también el momento en La Habana, donde las baterías antiaéreas convencionales se desplegaron incluso en el emblemático Malecón, lo siguen considerado hoy “una locura de Castro”.
En tanto, el reconocido investigador Esteban Morales, fallecido este año en La Habana, resumió así el pensamiento del liderazgo cubano en aquellas circunstancias:
“Fueron las agresiones continuadas de Estados Unidos contra Cuba, hasta llegar a la invasión por Playa Girón (…) junto a la convicción después de que Kennedy cobraría el fracaso de Girón invadiendo a Cuba en gran escala, lo que provocó que la tensión entre ambos países llegará al extremo”.
¿Cómo terminó la crisis?
La crisis terminó tras un acuerdo el 29 de octubre entre las superpotencias: Moscú retiró sus cohetes de la isla y EU hizo lo mismo de Turquía, además de comprometerse verbalmente a no invadir a Cuba.
No obstante, las negociaciones y el pacto dejaron a un lado a los cubanos y encolerizaron a Fidel Castro al punto de que a partir de aquel momento la estrategia defensiva de Cuba dejó de contar con la Unión Soviética y se basó exclusivamente en la llamada “Guerra de todo el pueblo”, en virtud de la cual sus habitantes, al estilo de Vietnam durante la guerra con EU, se entrenan anualmente para desempeñar un papel de combate o apoyo a fin de “hacer pagar muy caro” una invasión estadunidense.
Ese desembarco masivo nunca se realizó. Sin embargo, Estados Unidos profundizó y perfeccionó una especie de guerra no declarada mediante un bloqueo comercial, económico y financiero que también decretó Kennedy ocho meses antes de la crisis - “ha costado al país 154 mil 217 millones de dólares”, según el gobierno-, al tiempo que los servicios especiales desarrollaban la “Operación Mangosta”, que incluyó sabotajes a los principales centros económicos del país y planes de asesinato de Fidel Castro y otros líderes claves.
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