Gobierno británico, sumido en una nueva crisis. ¿Por qué?
La primera ministra británica, Liz Truss, destituyó el viernes a su ministro de Finanzas y gran aliado, el ultraliberal Kwasi Kwarteng, en un intento de sobrevivir a la tormenta económica y política que amenaza su propia continuidad, a 38 días de haber asumido el cargo.
Truss, de 47 años, llegó a Downing Street el 6 de septiembre, sucediendo en las riendas de la formación y del ejecutivo al controvertido Boris Johnson, obligado por sus propias filas a dimitir a raíz de una multiplicación de escándalos que dieron al traste con su popularidad.
Pero solo un mes después, la nueva líder conservadora se ha puesto en contra a los mercados financieros, los votantes y destacadas personalidades en su propio partido con un programa de recortes fiscales que incrementará la ya muy abultada deuda pública.
Bajo la presión del partido, Truss y Kwarteng ya tuvieron que abandonar a principios de octubre una de sus más polémicas medidas.
Se trata de la abolición del tramo máximo impositivo, del 45%, para la rentas superiores a 170 mil dólares anuales, acusada de favorecer a los ricos cuando muchos británicos se hunden en la pobreza lastrados por una inflación que roza ya el 10% y debería seguir aumentando.
Buscando también tranquilizar, Kwarteng accedió después a adelantar al 31 de octubre la publicación de sus previsiones presupuestarias, en lugar del 23 de noviembre inicialmente anunciado.
Pero no bastó y la presentación deberá correr ahora a cargo de Hunt en una fecha aún por determinar.
Los mercados financieros británicos se han visto sacudidos por el nerviosismo desde que el 23 de septiembre Truss y Kwarteng presentaron su paquete de medidas, con masivas ayudas públicas y bajas de impuestos, pero nada para financiarlo.
Tasas de interés, por los cielos
Como resultado, las tasas de interés de la deuda pública británica se dispararon a niveles récord, lo que obligó al Banco de Inglaterra a intervenir comprando bonos a largo plazo.
El banco central buscaba calmar así la subida de intereses, que afecta a las inversiones y el consumo.
Sin embargo, su esfuerzo fracasó estrepitosamente y cuando anunció que no prolongaría las compras más allá de este viernes creó aún más caos en los mercados.
De acuerdo con la prensa británica, algunos miembros del propio partido de Truss están intentando destituirla, ante las desastrosas encuestas que auguran una aplastante derrota de los conservadores en unas próximas legislativas.
Estas no están previstas hasta enero de 2025 a más tardar, pero la tormenta política y económica provocada por las polémicas bajadas de impuestos decididas por Kwarteng y Truss parecen hacer imposible que la líder conservadora se mantenga en el poder hasta entonces.
Sin embargo, esta misma semana, la jefa de Gobierno descartó ante el Parlamento que tenga en mente adelantar las elecciones.
Rectifica plan fiscal
En medio de la tormenta, Truss optó por rectificar su plan fiscal: admitió que la forma en que su Ejecutivo busca cumplir su misión “tiene que cambiar”, por lo que ha decidido mantener la subida del impuesto de sociedades del 19% al 25% pese a haberse comprometido a anular el alza.
“Está claro que partes del 'minipresupuesto' (que presentó Kwarteng el 23 de septiembre) fueron más lejos y más rápido que lo que los mercados esperaban”, dijo Truss en una corrección de 180 grados sobre lo que había prometido desde que asumió como primera ministra, el 6 de septiembre.
Con la subida del impuesto de sociedades, Truss espera recaudar 20 mil 700 millones de euros.
De igual manera, entre otras medidas para asegurar que la deuda cae a medio plazo, Truss señaló que su gobierno “controlará el tamaño del Estado” y garantizará que “el sector público sea más eficiente”, al tiempo que reconoció que “el gasto crecerá más lentamente de lo planeado previamente”.
Lamentó “increíblemente” tener que haber prescindido de su “gran amigo” Kwarteng, aunque consideró que Hunt comparte sus ideas sobre el crecimiento y los bajos impuestos.
“Quiero ser sincera: esto es difícil. Pero capearemos la tormenta y conseguiremos el crecimiento fuerte y sostenido que puede transformar la prosperidad de nuestro país para las próximas generaciones”, agregó, antes de confirmar que no tiene intención de dimitir y que está decidida a llevar a cabo sus planes.
Y consideró que debe “actuar en el interés nacional”, por lo que hay que garantizar la "estabilidad económica" después de días de volatilidad en la deuda soberana del Reino Unido y de zozobra en la cotización de la libra esterlina. Con información de agencias.
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