2 mil personas enterradas en Papúa Nueva Guinea por deslizamiento de tierra
Más de 2.000 personas han quedado sepultadas por un enorme deslizamiento de tierra en una remota localidad de Papúa Nueva Guinea el viernes pasado, según ha informado este lunes el Gobierno de este país de nueve millones de habitantes situado en el norte de Australia. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dependiente de la ONU, estimó este domingo la posible cifra de muertos en 670 personas, pero el Centro Nacional de Desastres ha elevado este lunes la cifra a más de 2.000. La variación en ambos cálculos refleja el sitio remoto y la dificultad para obtener una estimación precisa de la población. El último censo creíble data de hace 24 años y muchas personas viven en aldeas aisladas.
El deslizamiento de tierra azotó la aldea de Yambali, en el norte del país, a las tres de la madrugada del viernes, mientras la mayor parte de los vecinos dormían. Más de 150 casas quedaron enterradas bajo escombros de casi dos pisos de altura. Los rescatistas dijeron a los medios locales que escucharon gritos desde debajo de la tierra. “Tengo a 18 miembros de mi familia enterrados bajo los escombros y el suelo sobre el que estoy. Y hay muchos más familiares en el pueblo que no puedo contar”, dijo el residente Evit Kambu. “Pero no puedo recuperar los cuerpos, así que estoy aquí, impotente”.
Transcurridas más de 72 horas del deslizamiento de tierra, los residentes todavía usaban palas, palos y sus propias manos para tratar de mover los escombros y llegar hasta los sobrevivientes. La ayuda ha tardado en llegar debido a la ubicación remota, mientras que un conflicto tribal cercano al lugar de la catástrofe ha obligado a los trabajadores humanitarios a viajar en convoyes escoltados por soldados y regresar a la capital provincial, a aproximadamente 60 kilómetros de distancia, por la noche.
La primera excavadora llegó el domingo
La primera excavadora llegó al lugar a última hora del domingo, según informó un funcionario de la ONU. Hasta el momento se han recuperado seis cadáveres. El contacto con otras partes del país es difícil debido a la mala recepción y a la escasez de electricidad.
Muchas personas ni siquiera están seguras de dónde estaban sus seres queridos cuando se produjo el deslizamiento de tierra porque es común que los residentes se queden en casas de amigos y familiares, según Matthew Hewitt Tapus, un pastor con sede en Port Moresby, cuyo pueblo natal está a aproximadamente 20 kilómetros de la zona del desastre. “No es que todos estén en la misma casa al mismo tiempo, por lo que hay padres que no saben dónde están sus hijos, madres que no saben dónde están sus maridos, es caótico”, dijo por teléfono.
La oficina del primer ministro, James Marape, informó de que el desastre estaba siendo gestionado por las autoridades de emergencia y que Marape estaba en la capital, Port Moresby, preparándose para el regreso del parlamento el martes, donde enfrenta una moción de censura. La lluvia, la inestabilidad del suelo y la escasez de agua corriente hacen que sea extremadamente peligroso para los residentes y los equipos de rescate retirar los escombros, según Serhan Aktoprak, jefe de la misión de la agencia de migración de las Naciones Unidas en el país.
Más de 250 casas han sido abandonadas tras el alud, mientras los funcionarios alientan a la gente a trasladarse a otras zonas fuera de peligro de nuevos corrimientos de tierra. Más de 1.250 personas se han desplazado ya a otros lugares. Algunos residentes locales tampoco quieren que la maquinaria pesada y las excavadoras entren en el pueblo e interrumpan el duelo, según ha señalado el funcionario de la ONU.
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