Kamala Harris hizo historia anoche, al convertirse en la primera candidata presidencial demócrata negra, de ascendencia india, prometiendo ser “la presidenta de todos” y reconociendo a Estados Unidos como un país “de migrantes” que puede tener, a la vez, “fronteras seguras”.
Vestida de negro, ante un escenario donde muchas delegadas acudieron vestidas de blanco, en honor a las sufragistas, Harris, quien recibió una ovación de pie, cerró la última jornada de la Convención Nacional Demócrata aceptando formalmente la candidatura.
En presencia de su esposo, Doug Emhoff, con quien ayer cumplió 10 años de casada, y quien no pudo contener las lágrimas, Harris agradeció primero al presidente Joe Biden, quien no estuvo presente. “Tu trayectoria es extraordinaria, como demostrará la historia, y tu carácter es inspirador”. Luego agradeció a su compañero de fórmula, el candidato vicepresidencial Tim Walz.
“Estados Unidos, el camino que me ha llevado hasta aquí en las últimas semanas ha sido sin duda inesperado. Pero no soy ajena a los viajes improbables”. Habló de su madre, Shyamala Harris, quien llegó a Estados Unidos procedente de India. Y de su padre, procedente de Jamaica. De él, dijo, aprendió a ser “intrépida”. De ella, que “no hay que quejarse de las injusticias, sino hacer algo”.
También recurrió a su carrera como fiscal para explicar que “toda mi carrera sólo he tenido un cliente: el pueblo. Y en nombre del pueblo, de cada estadounidense, sin importar partido, raza, color o idioma. En nombre de mi madre, de quienes persiguen sus sueños, acepto la nominación para ser presidenta de Estados Unidos”.
Señaló que con esta elección, “nuestra nación tiene la oportunidad de dejar atrás la amagura, el cinismo y las batallas divisivas del pasado y construir un mejor camino.
“Sé que hay personas de diversas opiniones políticas conectadas esta noche. Y quiero que sepan: prometo ser una presidenta para todos los estadounidenses. Pueden confiar en que pondré al país antes que el partido y que a mí misma”, afirmó.
Se comprometió a defender el Estado de derecho y la “transferencia pacífica del poder. Seré una mandataria que nos una en torno a nuestras aspiraciones más altas. Una líder que escucha, que es realista, práctica y con sentido común. Y que siempre lucha por el pueblo estadounidense. Desde los tribunales hasta la Casa Blanca, ese ha sido el trabajo de mi vida”, añadió.
Migrantes y cárteles, presentes
Harris aludió a su pasado como fiscal de California para hablar del tema de la seguridad. “Defendí a niños y mujeres contra abusadores. Combatí contra especuladores. Defendí a los veteranos. Luché contra los cárteles que traficaban drogas, armas y personas, que amenazaban la seguridad de nuestra frontera y de nuestras comunidades”. Sus palabras fueron una respuesta directa a las acusaciones de los republicanos, que la tachan de permitir, como vicepresidenta de Estados Unidos, una “frontera de puertas abiertas”.
“Sé la importancia de la seguridad y en las fronteras. Unimos a demócratas y republicanos para hacer la ley más fuerte, pero Trump pensó que iba a lastimar a su campaña, así que ordenó matar la ley”, señaló, aludiendo a la ley migratoria bipartidista que fracasó en el Congreso. “Presentaré la ley que él mató. Creo que podemos hacerle justicia a nuestra herencia como nación de migrantes y reformar nuestro sistema de migración roto. Podemos crear un camino seguro a la ciudadanía y asegurar las fronteras”.
Su segundo tema clave fue el del aborto, donde marcó un claro contraste con su rival, el candidato presidencial republicano Donald Trump. “Estados Unidos no puede ser próspero, a menos que los estadounidenses pueden tomar sus decisiones sobre su propia vida, sobre todo en cuestiones del corazón y de su casa. Hoy, en EU hay demasiadas mujeres que no pueden tomar esas decisiones. Nosotros confiamos en las mujeres”, aseguró.
Harris se contrastó con Trump, y calificó las elecciones del 5 de noviembre como “las más importantes en la historia de nuestra nación. “Las consecuencias de poner a Trump de vuelta a la Casa Blanca son extremadamente graves. Consideren el poder que tiene, especialmente después de que la Suprema Corte determinó que sería inmune a la persecución penal”, alertó.
“Sabemos cómo va a ser un siguiente gobierno de Trump. Tenemos el proyecto 2025, pero EU no va a retroceder. Nosotros edificamos un camino hacia adelante”.
Destacó el poder de la clase media y aseguró que no permitirá que Trump destruya lo logrado en Estados Unidos, como Medicare. Prometió una “economía de oportunidades, donde todos tengan la oportunidad de competir y de tener éxito”.
Trump, dijo, sólo se preocupará por él y sus amigos millonarios. En contraste, prometió un recorte fiscal que beneficiará a más de 100 millones de estadounidenses”.
En política exterior, defendió las alianzas como la OTAN y la necesidad de un cese al fuego en la guerra de Israel con Hamas. Aunque reconoció el derecho de Israel a defenderse, también defendió el del “pueblo palestino a la paz”.
Y no olvidó hablar sobre la violencia armada, tema central en esta última jornada. “Somos los herederos de la democracia más grande del mundo. En nombre de nuestros hijos y nietos, y de los que se sacrificaron por la libertad y soberanía, tenemos que valorar este momento. Salgamos, luchemos por ellos, votemos por eso y juntos escribamos el siguiente gran capítulo de la mejor historia jamás escrita”, concluyó Harris, quien a partir de hoy inicia su verdadera batalla con Trump de cara al 5 de noviembre, con las encuestas marcando, hasta ahora, un empate técnico. El primer desafío: el debate del 10 de septiembre.