Un grupo de 253 "depredadores sexuales" no tiene a dónde ir a partir del próximo jueves cuando serán desalojados de un refugio de carpas instalado en la calle en una zona industrial de Miami debido a las rigurosas leyes del condado que les impide vivir cerca de escuelas y jardines infantiles.
Hanna Lamont, de 55 años y quien está registrado en Florida como "depredador sexual", relató a Efe que el condado de Miami-Dade tiene leyes muy restrictivas que no les ofrecen opciones para tener una vivienda permanente.
Según una ley de 2005, exconvictos como Lamont no pueden establecer su vivienda en donde haya escuelas, jardines infantiles, paradas de autobuses a unos 610 metros (2.000 pies), mientras que los límites impuestos por el estado de Florida son menos rigurosos, unos 300 metros (1.000 pies).
Prácticamente, bajo esta norma, las únicas áreas donde los delincuentes sexuales podrían residir legalmente dentro del condado son el Aeropuerto de Miami y los Everglades de Florida, un ecosistema pantanoso.
El guatemalteco Cristóbal Villa, de 60 años, quien lleva tres mes viviendo en una de las carpas, tras salir de prisión, dijo a Efe que las autoridades deberían asignar un terreno en el cual pueden vivir todos agrupados.
"Pienso que sería mejor para la comunidad, para la Policía, para el estado, porque ellos nos están siempre monitoreando. Ahora vamos a estar por todos lados y eso le va a costar más dinero al condado y a la comunidad porque nos tienen que estar supervisado", expresó.
Villa, como la gran mayoría de los "depredadores sexuales" del campamento, lleva un grillete electrónico en su pierna y debe estar en el campamento entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, en cumplimiento del "toque de queda".
Brenda Tripp, una de las pocas desamparadas que viven en el campamento y que no es depredadora sexual, dijo a Efe que si ellos no acatan el desalojo van a prisión y si lo acatan van a prisión también porque no tienen a dónde ir que cumpla con los requisitos de ley.
"Están en una encrucijada", expresó Tripp.
"Esto es inhumano, prácticamente les están ordenando morir", manifestó Tripp al señalar que una vez que salen de la prisión se ven sometidos a vivir en este campamento sin "techo, baños ni comida".
En 2005, la nueva ley llevó al condado de Miami-Dade a establecer una colonia de "depredadores sexuales" debajo del puente Julia Tuttle, uno de los viaductos que unen el condado con la ciudad de Miami Beach.
Bajo esta vía vivieron centenares de delincuentes sexuales entre 2005 y 2010, cuando debieron desalojarla debido a la indignación nacional que provocó la situación y también por presión de los vecinos que supieron del campamento por los medios de comunicación.
Después de varios traslados, la colonia llegó a una calle industrial cerca de la ciudad de Hialeah, que debe ser desalojada el próximo jueves, entre otras por las graves condiciones de salubridad que enfrentan.
Lamont, quien lleva viviendo en las carpas hace cinco años, contó que las condiciones "están empeorando" y que solo en las últimas seis semanas les instalaron baños portátiles.
El desalojo y consiguiente reubicación de estos depredadores sexuales además ha generado protestas de vecinos de Miami que no los quieren cerca.
Este fin de semana, vecinos de Kendall, a unos 33 kilómetros (20 millas) al suroeste del actual campamento, salieron a las calles a protestar contra una posible reubicación de exconvictos de este grupo en una zona cercana a esa ciudad conocida como The Hammocks, que limita con un territorio de la tribu Miccosukee, en el pantano de los Everglades de Florida.
Los exconvictos tenían plazo hasta el domingo para desalojar el campamento, sin embargo, el plazo se amplió hasta el próximo jueves.
Las autoridades del condado han recibido críticas por declaraciones sobre la asistencia de alquiler, de hasta por seis meses, que brinda el Miami-Dade, si "pueden encontrar una dirección que cumpla con los requisitos".