Michelle, consejera electoral trans que prueba valía del colectivo en México
Michelle Altamirano empieza su andadura como consejera electoral con la ilusión y la responsabilidad de ser la primera mujer trans en asumir este cargo en Oaxaca, en el sur de México, una manera de demostrar la valía y combatir la discriminación del colectivo.
"El hecho que yo en Oaxaca haya podido acceder a este tipo de cargos es un avance, es un logro para toda la comunidad, no solo a título personal", dijo hoy en entrevista con Efe Altamirano, de 28 años.
Desde este 30 de noviembre Altamirano es consejera propietaria del Consejo Distrital Local Electoral de San Pedro Pochutla, un municipio de unos 50.000 habitantes de la costa de Oaxaca, uno de los estados más pobres e indígenas del país.
Para lograr este trabajo, Altamirano pasó por un examen escrito y una solicitud ante el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO) en la que explicó sus capacidades, trayectoria y motivos por los que quería acceder al cargo.
"El proceso se dio de muy buena manera. Como mujer trans a veces sufrimos algún tipo de discriminación y algún tipo de violencia, y en este caso no ocurrió", celebró.
El pasado podría haber jugado en su contra, pero no fue así.
Altamirano ha sido activista por los derechos del colectivo lésbico, gay, bisexual y transexual (LGBT) toda su vida adulta, ha colaborado con partidos políticos para amplificar su causa e incluso llegó a ser prostituta.
"Todo ello lo dejé muy claro en mi solicitud. Que era una ciudadana que ha ejercido el trabajo sexual, y que tengo capacidad para poder asumir ese cargo", pese a tener solo el bachillerato, afirmó la mujer.
En sus manos, y en las de los miles de consejeros electorales que se despliegan estos días en México, está la de controlar el correcto desarrollo de los comicios del 1 de julio del 2018, cuando se renovarán 3.416 cargos públicos, entre ellos el de presidente del país y el de jefe de Gobierno capitalino.
Entre sus funciones, estará controlar que haya transparencia, contabilizar votos y actas, elegir las mesas electorales y verificar que los colegios se encuentran en perfectas condiciones tras los terremotos del pasado septiembre.
"Es un cargo temporal, pero igual me gustaría seguir participando con el IEEPCO, y si se da alguna otra vacante en algún otro cargo, presentar mi solicitud", afirmó.
Con la consecución de este trabajo, Altamirano busca un triple impacto.
Primero, demostrar que el instituto electoral, y las instituciones en general, sigue siendo un "espacio para los ciudadanos, y no solo para los partidos políticos".
En segundo lugar, denunciar, no obstante, que todavía hay trabas para el colectivo trans, pues aunque ella ya hizo el cambio de nombre en el Registro civil, no ha podido adecuar a su nueva identidad los estudios cursados.
Finalmente, buscó cumplir una meta personal y demostrarse a sí misma que era capaz de esto y más.
Originaria de Santa María Huatulco, Altamirano recuerda que en este pedacito de paraíso de la costa oaxaqueña todavía ser y sentir distinto se castiga con discriminación e insultos. "Es una doble moral", resaltó.
Por ello, trabaja con entidades civiles locales para eliminar este rechazo hacia la comunidad LGBT.
"Pretendo educar o reeducar a personas que tienen un estigma y una etiqueta hacia las personas de la comunidad LGBT", explicó.
El nuevo empleo ha elevado sus sueños y aspiraciones, y no descarta dedicarse de lleno a la política.
"En las próximas elecciones si se logran los objetivos estaría contendiendo para candidata a presidenta municipal, o algo similar, en Santa María Huatulco. Hay que ir avanzando poco a poco para lograr la visibilización", concluyó orgullosa.