Una jueza federal estadounidense desestimó hoy la demanda civil presentada por el exjefe de campaña del presiente Donald Trump, Paul Manafort, contra el fiscal especial que investiga la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016, Robert Mueller.
La jueza Amy Berman Jackson consideró que la vía escogida por Manafort, la de una demanda civil, no era "el vehículo apropiado para abordar lo que un investigador ha hecho en el pasado o lo que hará en el futuro" en un proceso criminal, según reza su decisión.
Además, la magistrada también explicó que existe un principio por el que un tribunal no debe ejercer sus poderes "equitativos" para "interferir o participar en una investigación criminal en proceso" cuando el acusado tiene la oportunidad de "retar" cualquier "defecto" en la investigación durante el juicio o con un recurso directo.
"Por todas estas razones, el caso civil de Manafort será rechazado y sus preocupaciones sobre la investigación del fiscal especial serán abordadas en el caso criminal", concluyó.
Manafort presentó en enero una demanda contra el fiscal especial y contra el fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, que avaló a Mueller para que dirigiera la investigación, y contra el propio Departamento de Justicia.
En el documento, el exdirector de la campaña de Trump para los comicios presidenciales de 2016 alegaba que el Departamento de Justicia violó la ley al nominar a Mueller para que liderase la investigación en mayo de 2017.
La demanda consideraba que la orden para nombrar a Mueller "excede el alcance de la autoridad de Rosenstein para nombrar a un fiscal especial, así como restricciones concretas relativas a nombramientos como ese".
También se centraba en una parte de la petición de Rosenstein a Mueller de investigar "cualquier aspecto que emerja o pueda emerger directamente" de la causa, lo que desde el equipo de Manafort consideran un exceso de competencias al dar "carta blanca" de acción al fiscal especial.
Hace tres semanas Manafort pidió a la jueza que retirara los cargos que presentó en su contra Mueller con objeto de librarse de los treinta cargos criminales que presentó en su contra el fiscal especial en la corte del Distrito de Columbia y en la corte del distrito este de Virginia, por lo que podría llegar a ser condenado a decenas de años de cárcel.
Manafort, en régimen de arresto domiciliario desde que se entregó al FBI el pasado octubre, tendrá que enfrentarse a dos juicios: uno fijado para el 10 de julio en Virginia y otro que comenzará el 17 de septiembre, apenas dos meses antes de las elecciones legislativas de noviembre.
En ambas cortes, Manafort se ha declarado no culpable de todos los cargos.
Mueller investiga desde mayo de 2017, de manera independiente al Gobierno, los posibles lazos entre miembros de la campaña de Trump y el Kremlin, al que las agencias de inteligencia de EE.UU. acusan de interferir en las elecciones de 2016.
Según Mueller, Manafort trabajó entre 2006 y 2017 para Gobiernos extranjeros, incluido el Ejecutivo prorruso del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich (2010-2014) y otros oligarcas rusos, a los que ayudaron a mejorar su imagen en Washington sin comunicárselo al Gobierno de EE.UU., lo que constituye un crimen.
El proceso contra él es producto de la investigación de Mueller sobre los supuestos lazos entre Rusia y miembros de la campaña de Trump, pero no está relacionada directamente con las actividades que desempeñó entre mayo y agosto de 2016 como jefe de la campaña del ahora mandatario.
Manafort, que trabajó como jefe de la campaña de Trump entre junio y agosto de 2016, tuvo que dimitir tras descubrirse que había ocultado a las autoridades un pago de 12,7 millones de dólares que recibió por asesorar a Yanukóvich, vinculado a Rusia.