Colonos piden no alimentar ni ayudar a migrantes indigentes en Sonora
A través de volantes y de redes sociales, los habitantes de la colonia Modelo invitan a tomar medidas contra los indigentes, quienes en su mayoría son migrantes, porque tienen la percepción de que contribuyen a la inseguridad. Aseguran que delincuentes se "camuflan" para robar domicilios de esta colonia de alta plusvalía.
Sin embargo, la mayoría de las personas en condición de calle en Hermosillo son indocumentados que no pudieron continuar su viaje y tampoco pueden regresar a su lugar de origen, indicó el sacerdote José Gilberto Lezama Rodríguez quien desde 2009 socorre a migrantes e indigentes en el comedor y dispensario San Luis Gonzaga, ubicado en el Ejido La Victoria.
El sacerdote afirmó que, en promedio, tres de cada 10 migrantes que pasan por Hermosillo se queda en la ciudad, sólo uno logra permanecer con trabajo y los otros dos se quedan en situación de calle.
De acuerdo con información del gobierno del estado, tan sólo el año pasado se recibieron en Sonora a más de 37 mil mexicanos repatriados, de los cuales 22 mil ingresaron por la frontera de Nogales y 15 mil por San Luis Río Colorado. Sin embargo, sólo 8.7% de los deportados por Sonora son oriundos de la entidad.
Los migrantes, en su mayoría de sexo masculino, por lo regular provienen de países centroamericanos como Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua; en cuanto a los migrantes mexicanos generalmente provienen de Chiapas, Veracruz, Tabasco y Oaxaca, aseguró el sacerdote.
Por Sonora pasan miles de inmigrantes al año. Desde su lugar de origen hasta las fronteras sonorenses de Altar, El Sásabe o Nogales, su recorrido dura de tres a cinco meses al filo de la supervivencia, subiendo y bajando vagones de "La Bestia", "El Tren del Diablo" o "El Dragón", como se les conoce a los ferrocarriles en los que se transportan. En ocasiones se puede observar cómo familias enteras viajan amarrados con gruesas cuerdas de ixtle para evitar que uno de los integrantes se caiga en el vaivén y empalme de los vagones.
El párroco consideró que correr a las personas desvalidas como los migrantes de un lugar no es la solución al problema, puesto que sólo se cambiarán de sitio. Propuso que las autoridades municipales deben apoyarlos si optan por regresar a su ciudad de origen o bien rehabilitarlos y darles un empleo.