Don Germán es taxista en Tijuana desde hace 35 años.
A veces, sueña que va manejando su unidad y que alguien se sube, le pone un cuchillo en el cuello y lo amenaza con matarlo.
Es como una pesadilla que se repite constantemente y que lo despierta sobresaltado. La realidad es que ha sido víctima de cinco asaltos en su vida. Lo han hecho sentirse tan mal, que ahora no sube a desconocidos a su auto.
“Prefiero ganar poco, muy poco, pero le sirvo solo a mis clientes. Gente que conozco desde hace tiempo, que no me va a hacer daño. Algunos acumulan viajes y me pagan cuando tienen dinero. No hay problema”, cuenta.
LOS ATRACOS
Dice Don Germán que solo quienes trabajan en el volante saben de qué se trata y es uno de los trabajos más difíciles, en el cual literalmente hay que saber sobrevivir.
“A veces veo gente que empieza a manejar un taxi o transporte público y solo piensan que van a ganar mucho dinero, que se van a hacer ricos. Y los dejo que se convenzan por ellos mismos de lo que esto es”.
En su último robo con violencia, dice que lo salvó una cartera rellena de 45 billetes de un dólar cada uno. Se veía como si fuera mucho dinero y eso tranquilizó al asaltante.
“Me puso un cuchillo en el cuello, de esos de carnicero que tienen hasta una vuelta en la punta. En cuanto se subió me amenazó. Me hizo que circulara. En cuanto quiera, te pido, me dijo y me empezó a cortar el cuello. Le dije cálmate y lo único que logré fue que me lastimara más. Cuando me pidió el dinero, le dije dónde estaba la cartera con los billetes. Parecía una lechuga de tan llena y bonita, de tanto verde que tenía.
“La agarró, me bajó del carro y se lo llevó. Si no hubiera sido por esa cartera con dinero, me hubiera matado”.
Los otros cuatro asaltos que sufrió en su carrera como transportistas fueron muy similares: con agresión, amenaza y violencia, por eso, prácticamente ya está retirado del servicio. Solo lamenta que la gran mayoría de los choferes no se puede dar el lujo de trabajar de ese modo.