Un vino digno de medalla de plata
Manifiesto del carácter y de la riqueza de Ribera del Duero, Valdubón es también el declarado ejemplo de una obsesión, de la convicción explícita de una bodega y un enólogo, Javier Aladro, por llevar una historia y una circunstancia a sus más intensas consecuencias: vinos que hablan del valor de la tierra; del oficio y las tradiciones de una comunidad; de la sabiduría cotidiana enfocada a ponderar siempre la calidad.
En la reciente edición del International Wine Challenge, uno de los certámenes más prestigiados del mundo, el Valdubon Honoris 2012 fue merecedor de Medalla de Plata, refrendando la jerarquía de la bodega en una justa en la que, por cierto, España tuvo una participación muy destacada.
Honoris de Valdubón es la pieza maestra de la bodega, ampliamente reconocida en distintos momentos y en prestigiados certámenes. "Es un proyecto que comienza en 2003. Es un vino excepcional que destaca por ser un resumen de todos. Tiene la fruta de un cosecha, el toque de madera que caracteriza a los Robles de la zona, un complejidad similar a la del crianza y una mezcla de aromas y suavidad en boca del Reserva", dice Aladro en entrevista.
Agrega. "La filosofía de Valdubón y la mía son una y la misma: consiste en conocer la viña a fondo. El cuidado que ponemos, desde la poda hasta la supervisión y el mantenimiento del terreno, junto con un ajuste continuo del mismo, quedan patentes en el vino obtenido".
Con 14 años de labor activa en esta bodega perteneciente al Grupo Freixenet, destaca que en los últimos cinco la producción ha crecido a nivel vertiginoso.
"Este año cerraremos con 1 millón de botellas; eso en Ribera del Duero es una barbaridad de botellas. Hay cerca de 180 bodegas y estamos en los primeros lugares de producción, sin perder de vista que Valdubón es una bodega muy grande en la Denominación de Origen (DO), pero muy chiquitita en Freixenet; somos menos del 0.5% del grupo. Aunque produzcamos más botellas nos vamos a quedar ahí: 1 millón 100 mil es el límite, no vamos por grandes cantidades.
"Con Valdubón queremos que la gente piense en un vino de alta calidad. Es un reto muy fuerte porque no nos interesa producir en serie. Si en algún momento llegamos a bajar calidad, entonces yo ya nada tengo que hacer en esta empresa", indica Aladro, cuya familia ha estado en el mundo vinícola por cuatro generaciones.