Los restos humanos de cuatro guerreras fueron descubiertos por investigadores rusos.
Las mujeres pertenecían a un pueblo nómada de los escitas.
Según el mito griego, las amazonas eran un antiguo pueblo gobernado única y exclusivamente por mujeres guerreras. Era, por así decirlo, uno de los peores enemigos de los héroes clásicos como Hércules o Aquiles.
Con el paso de los siglos, este grupo se ha ubicado en la península de Anatolia (Asia Menor). Allí, en la desembocadura del rio Termodonte, es donde, por ejemplo, habría estado la ciudad de Temiscira (sí, la misma que aparece en los cómics de Wonder Woman).
El historiador Heródoto (484-425 a.C.), sin embargo, las situaba un poco más al noreste, en las estepas pónticas que hoy en día forman parte de Kazajistán, el sur de Rusia y Ucrania. Esa era la frontera entre los griegos y los pueblos escitas, de origen iranio y cuya cultura se basaba en el pastoreo nómada y la cría de caballos de monta.
Hace más de 30 años, en 1988, una expedición arqueológica en la República de Tuvá halló un entierro único de la temprana Edad de Hierro en el yacimiento de Saryg-Bulun. En el sitio se descubrieron dos túmulos funerarios -unidos entre ellos formando un ocho- del siglo IV a.C.
Había hasta 7 personas enterradas, cada una acompañada de múltiples artefactos. El que más sorprendió a los investigadores rusos fue el sepulcro número cinco, donde había un ataúd de tronco de alerce (Larix), con una tapa bien cerrada. Gracias a las propiedades de la madera y la falta de aire, dentro había la momia bien conservada de lo que se pensó que era un niño y que aún mantenía piel en su rostro.
Tres décadas después, el análisis de ADN de estos restos han revelado algo sorprendente. El esqueleto no era masculino, sino de una joven de unos 13 años de edad, según el estudio publicado por la Academia Rusa de las Ciencias. De los otros seis esqueletos, tres eran también de mujeres y una de ellas fue sepultada como si estuviera montando a caballo.
Cuando los antiguos griegos se encontraron con los escitas, que dominaron la estepa euroasiática en el primer milenio antes de Cristo, lo primero que les llamó la atención y les dejó profundamente impresionados fue, precisamente, la habilidad de las jóvenes de esta tribu para cabalgar hacia las batallas.
”Las amazonas son un fenómeno escita y, en la última década, nuestra expedición ha descubierto aproximadamente 11 entierros de mujeres jóvenes armadas. Todos los rituales de sepultura que generalmente se hicieron para los hombres se realizaron también para ellas. Esta es la primera vez, sin embargo, que nos topamos cuatro amazonas de edades tan diferentes”, concluye Valerii Guliaev.
Información tomada de El Clarín