Héctor Beltrán Leyva, una vida de bajo perfil
A diferencia de su hermano Arturo, el líder del "Cártel de los Beltrán Leyva", Héctor Manuel Beltrán Leyva "El H", llevaba una vida de bajo perfil para evitar ser detenido. Hasta su muerte, ocurrida este domingo, insistió en que él no era el gran capo que Estados Unidos pedía para extradición.
"El H", quien tenía 56 años de edad, era hermano de Marcos Arturo, Alfredo y Carlos Beltrán Leyva. Nació en Badiraguato, Sinaloa, aunque durante algún tiempo mantuvieron estrecha relación con el "Cártel de Sinaloa" y su primo Joaquín "El Chapo" Guzmán; a partir de 2008 los lazos se rompieron.
Los hermanos culparon a Guzmán Loera de haber entregado a Alfredo Beltrán Leyva "El Mochomo" a las autoridades federales, lo que derivó en su detención ocurrida el 20 de enero de 2008.
Desde entonces, protagonizaron una sangrienta guerra contra el "Cártel de Sinaloa" y sus líderes, "El Chapo" e Ismael "El Mayo" Zambada, misma que formó parte del testimonio rendido por Jesús Zambada en el juicio que actualmente se lleva ante una corte de Nueva York contra Guzmán Loera.
De acuerdo con Jesús Zambada, "El Chapo" le pidió interceder para detener la sangrienta batalla contra el "Cártel de los Beltrán Leyva".
Héctor Manuel Beltrán Leyva quedó a cargo de la organización delictiva a partir de 2009, luego de que su hermano Arturo, a quien también se le conocía como "El Barbas", fue abatido durante un enfrentamiento con elementos de la Secretaría de la Marina (Semar), en Cuernavaca, Morales.
"El Barbas" era identificado como uno de los narcotraficantes más violentos que formó alianza con "Los Zetas" para hacer frente a su primo Joaquín "El Chapo" Guzmán.
"El H" vivía en Querétaro como un empresario acomodado, dedicado al comercio de bienes inmuebles y de obras de arte, con lo que justificaba su nivel de vida. Fue detenido en octubre de 2014, tras 11 meses de investigación, en un restaurante de San Miguel de Allende, Guanajuato, durante la denominada "Operación Hotel", efectuada por elementos de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y Marina.
Hasta ese momento, el gobierno de Estados Unidos ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares por información que llevara a detenerlo.