Los Candidatos: Inicia la lucha en Morena
El partido Movimiento de Regeneración Nacional fue un traje hecho a la medida a Andrés Manuel López Obrador y por lo tanto, solo a él le queda.
El resultado electoral del 2018 favoreció al tabasqueño, tras hacer campaña por más de 18 años y alcanzó a bañar a todos los que iban con él. La fórmula lopezobradorista puede funcionar en otro tiempo y circunstancia, como lo han reflejado las encuestas en Baja California, que dan amplios márgenes de ganar a la marca Morena.
Pero, como traje hecho a la medida, existe el riesgo de que no le quede a cualquiera.
El caso de las candidaturas en Baja California es un claro ejemplo de ello. Jaime Bonilla, quien aspira a la gubernatura del estado, por ejemplo, es empresario, tiene su residencia en San Diego, California y está acostumbrado a mandar y que le obedezcan.
Morena está compuesta por una parte importante de los hombres y mujeres de izquierda, con una historia de lucha partidista y social, quienes entienden que los partidos políticos sí tienen como objetivo alcanzar el poder gubernamental, pero en esencia, detrás de ello, están llamados a resolver los grandes problemas de la gente.
Puede ser una idea muy soñadora por parte de ellos, pero eso es lo que creen y lo que dicen a sus seguidores y a la gente y al menos, para mí, tienen razón y ése sería el ideal, que de aplicarse, tendríamos como mexicanos una situación social muy diferente.
El presidente López Obrador, o Bonilla, no han expresado hasta ahora intención de realizar grandes cambios en la estructura de poder: ni en la política ni en la economía. Su gestión hasta ahora se reduce al combate a la corrupción –como es su obligación como Presidente-, y lo mismo parece aplicar para Bonilla.
La división natural en la manera de pensar ya está haciendo crisis entre la izquierda de Morena y quienes tienen la dirección del partido, ya que incluso los primeros afirman que los segundos son una derecha disfrazada de izquierda o de un PRI que llegó como la humedad: se fue metiendo poco a poco, inflándose, como el sapito del cuento, hasta adueñarse de la casa.
Jaime Martínez veloz no fue nominado candidato a gobernador, como él esperaba. También le arrebataron la candidatura a la presidencia municipal de Tijuana.
En la conferencia de prensa del miércoles, dijo contundente que no irá a ninguna candidatura por Morena, si Bonilla va en la fórmula para gobernador, con lo que abrió la brecha definitiva: es el todo o nada para la dirigencia nacional de Morena, ya que los pone a decidir entre Bonilla y él.
Lo malo para Martínez Veloz es que por lo menos la dirigente de Morena a nivel nacional, Yeidckol Polevnsky ya decidió: dijo que detrás de Martínez Veloz hay alguien que le está queriendo hacer mal al partido y que hay un titiritero que mueve la mano, no solo en Baja California, sino también en Puebla, donde de manera muy similar, incluso con el mismo tipo de discurso, se cuestiona y se reprueba la designación de candidatos.
Otros líderes de Morena han optado por la prudencia y la discreción, por no mover las aguas o esperar al menos otras definiciones. Es el caso de Ismael Burgueño Ruíz, de Tijuana, quien por el momento prefiere no hacer olas. La pregunta es: ¿por cuánto tiempo callarán los morenistas, ante los embates de una dirigencia que le apuesta, exactamente a lo contrario de lo que es Morena?
Por cierto que el señor Bonilla se erige como el único que toma decisiones en el partido, ya que formalmente no hay presidentes del mismo en el municipio ni en el estado. Todo es de facto y de palabra. Hay quienes afirman que el partido está acéfalo y desarticulado.
En lo personal me parece que sí hay cabeza y sí hay control, solo que no de manera institucional ni participativa, como una parte de los militantes aspiran.
Lo cierto es que vienen retos muy interesantes para Morena en Baja California. La encuesta por ejemplo, para la presidencia municipal de Mexicali los pone hasta arriba, a más del doble en las preferencias de sus más cercanos competidores y para gobernador también hay una amplia ventaja.
Sin embargo, antes de cantar victoria, Morena deberá resolver sus diferencias internas, porque eso es precisamente lo que podría poner en riesgo los resultados de la elección.