Van por pena máxima en ataques con ácido a mujeres

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

Los diputados federales de todas las fracciones parlamentarias se unieron para impulsar una iniciativa que castigue los ataques con ácido perpetrados en contra de mujeres, cada vez más recurrentes en el país.

En conferencia, el coordinador del Partido Verde (PVEM), Arturo Escobar y Vega, detalló que la pena para quien ataque con ácido a alguna persona va de los ocho a los 14 años de prisión, y con el agravante de género los victimarios serían acreedores a más de 20 años de condena.

La iniciativa, inicialmente propuesta por el Partido Verde, pretende reformar el artículo 325 del Código Penal Federal al tipificar el delito de feminicidio y el ataque con ácido como tentativa de éste.

"En los casos de violencia de género, lo óptimo sería que cada legislación local lo tuviera bien tipificado y con el agravante de género, que da la pena máxima […] En el mundo entero la violencia en contra de las mujeres tiene su peor rostro en el ataque con ácido", expresó.

En el mensaje de presentación de la iniciativa también participaron los coordinadores del PRI, René Juárez; del PRD, Verónica Juárez; y del PES, Olga Juliana Elizondo; así como Fabiola Loya de Movimiento Ciudadano y José Elías Lixa del PAN; y dos mujeres que han sido víctimas de ataques.

--Víctimas dan su testimonio

A sus 24 años, Esmeralda recibió un ataque de ácido de parte de su novio, en medio de las fiestas decembrinas. Por el dolor que sintió en su rostro intentó abrir la boca para respirar y terminó ingiriendo un poco del ácido, lo que le destruyó parte del tracto digestivo.

Fue el año pasado cuando la vida de Esmeralda cambió, necesita un trasplante y otra operación para poder ingerir alimentos sólidos. En medio de los diputados que la acompañaban en la conferencia no pudo contener las lágrimas.

"La gente no te acepta, solo se te quedan viendo horrible a pesar de que no saben lo que te pasó, se burlan, te tachan porque estás desfigurada, das miedo. Pero a mí me duele mucho, la piel me arde con el sol", dijo entre sollozos.





Van por 15 años de cárcel a quien infrinja lesiones por ácido

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

En la Cámara de Diputados presentaron una iniciativa que propone castigar con seis y hasta 15 años de cárcel a quien infrinja una lesión mediante el uso de ácidos, sustancias corrosivas, químicas o inflamables.

La propuesta de la diputada Ana Laura Bernal Camarena, del PT, plantea reformar el Código Penal Federal, para imponer también una multa de 500 a mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (UMA). 

Además, aumentar la pena hasta dos terceras partes cuando se realice a una mujer por razón de género y/o haya existido una relación de parentesco o por consanguinidad, afinidad, civil, matrimonio, concubinato o una relación sentimental, afectiva o de confianza.

La iniciativa fue remitida a la Comisión de Justicia, y sostiene que los ataques con ácido realizados contra las mujeres, principalmente dañando el rostro, son un acto “sumamente repugnante” que enfatiza el odio que existe hacia ellas y se considera “uno de los actos más misóginos y horripilantes contra una mujer, después del feminicidio”.

Resalta que solo 10 de las 32 entidades federativas establecen en sus códigos penales locales el ataque con ácidos y sustancias corrosivas por violencia de género.

"Algo sumamente preocupante, porque este tipo de acciones violentas suceden en todo el país; por lo que, si una entidad federativa no regula este tipo de hecho ilícito, como en otros estados, se tipificaría posiblemente por el delito de lesiones en la que la pena es muy baja o peor aún, podría quedar impune”, señala el proyecto.




Olivia, mujer quemada con aceite y ácido, quiere que su agresor vea como la dejó

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

Olivia Ibarra Sánchez, mujer a la que un hombre le prendió fuego en el rostro y las extremidades al defender a una adulta mayor que era golpeada, dice que teme por su integridad. Además, debe enfrentar la falta de recursos para comprar los medicamentos que le recetaron para seguir con su tratamiento.

Olivia ocupa una pequeña habitación, en un lugar que desea permanezca desconocido, por su seguridad y la de sus familiares. Está acostada. La cubre una cobija roja. Sus muñecas están vendadas. Su oreja derecha fue reconstruida por los médicos. No se mueve, sólo platica. Lo que quiere es que se conozca su historia, quiere justicia.

Su rostro es flanqueado por un cabello rojizo, luce algunas canas en la frente. El cuarto permanece en penumbras. Las luces se encienden sólo por unos minutos, para no lastimar los ojos de Olivia, quien narra con voz débil y pausada lo ocurrido el 4 de septiembre.

“Ese día venía de trabajar a las cinco de la tarde. Llegué a mi casa y empezaron a gritar. Ya estaban peleándose. Les dije ‘ya párenle, dejen de pegarle a esa señora, ya está grande de edad, no se puede defender’. No quisieron y aventaron el aceite del sartén, me cayó a mí, a una de mis cuñadas y a una de sus hijas en sus pies.

“En eso el muchacho drogado, traía su bote con el que se drogaba y me lo aventó en la cara. No me dí cuenta cómo lo encendió o qué pasó. No me acuerdo de nada. Me echaron mucha agua y salí corriendo. Mi niño gritaba ‘ya quemaste a mi mamá’... hasta ahí me acuerdo”, comenta la mujer.

Luego, dice, recuerda que estaba sentada en la calle, mientras su hijo la quería tapar porque estaba muy quemada. Estaba esperando una ambulancia, pero tardaba en llegar. El dolor que sentía era mucho. La ayuda médica tardó en hacerse presente y cuando lo hizo atendió primero a la otra mujer quemada. La otra mujer, señala Olivia, es la hermana del agresor, pero en su caso fue dada de alta rápidamente, pues sus quemaduras no eran tan severas.

Dice que cuando llegó al hospital le pusieron una inyección y perdió el conocimiento. Despertó al otro día en una habitación oscura. Un doctor le preguntó si ya se tranquilizaría.

Olivia asegura que no es la primera ocasión que tiene conflictos con el agresor, pues cada ocho días hay riñas entre los miembros de esa familia. En su casa hay sólo mujeres, su esposo murió hace dos años.

Su hijo menor, de 10 años de edad, está con una de sus tías. Sus otros hijos ya están casados y pronto la visitarán. Su hija no ha podido ir a verla porque está embarazada.

Tras ser dada de alta, Olivia dice que debe seguir un tratamiento con diferentes pomadas que debe aplicarse en la piel. Sin embargo, el problema es comprarlas, pues son costosas y ni ella ni su familia pueden adquirirlas. Hasta el momento, el único apoyo que ha tenido es de su familia. Ninguna organización se ha acercado para brindarle acompañamiento o apoyarla con sus medicamentos y gastos.

Empleada en una tortillería, Olivia menciona que su jefe está enterado de su situación y de su estado de salud.

“Le tengo que echar ganas para salir adelante. Le he dicho a mi hijo que le voy a echar ganas. Mis otros hijos ya están casados, pero tengo todavía uno que tengo que sacar adelante y quiero un buen camino para él, no como los tíos”, precisa.

Los médicos no le han dicho en cuánto tiempo se recuperará, pero ella quiere que sea pronto, quiere regresar con su hijo, volver a trabajar, recuperar su vida, aunque no será igual.

Olivia dice que tiene una sensación en el pecho, un sentimiento, pero no sabe porqué. Lo relaciona con que su hermano está enfermo y no ha podido visitarlo. Dice que el día que fue atacada pensaba visitarlo, pero no pudo ir y no le han dicho cómo se encuentra, pero tiene “una sensación muy fea”.

Precisa que quiere que se conozca su caso, que se vea su rostro con las heridas, con las lesiones con las cuales tendrá que vivir el resto de su vida. Quiere también que el agresor y su familia vean las consecuencias del ataque, para que no se lo haga a nadie más, para que ninguna otra mujer o persona vuelva a padecer este suplicio.

Gasas, jabón quirúrgico, vendas, pomadas para las quemaduras, así como otros medicamentos para el dolor, son necesarios para Olivia en este momento.

Isaura Ibarra Sánchez, hermana de Olivia pide justicia. La agresión a su consanguínea cambió a la familia.

“Yo, como familiar, pido justicia. Nos llevamos esta sorpresa. Nadie en la familia había pasado antes por esto, y ahorita que lo estoy viviendo sí es difícil para nosotros. Pido justicia y pido ayuda para las medicinas de mi hermana para que pueda salir adelante”, afirma.

Isaura recuerda que Olivia, hasta antes de la agresión era una mujer luchona, alegre. “Luego a veces tenía pleitos con sus cuñadas. Pero siempre ha sido bien trabajadora. A ella no se le dificulta nada sacar a sus hijos adelante. Es lo que pido, que sea la misma de antes, pues ahora está muy delicada de salud. Ahorita me la dieron de alta en el hospital, pero me dijeron que está delicada de salud. Las quemaduras son muy profundas”.

También pide a las autoridades una orden de restricción para el atacante, pues tienen miedo de una nueva agresión.

Olivia e Isaura se quedan en la pequeña habitación. Piden que se apague la luz al salir. Las dos hermanas y una joven, también familiar, se quedan en la oscuridad. Olivia ha tenido que reingresar al hospital, pero ahora es para tratar las heridas de las quemaduras, para evitar que haya alguna infección.



Piden tipificar como violencia de género los ataques de ácido

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

La diputada Margarita García, del (PT), propuso considerar entre los tipos de violencia contra las mujeres los ataques con alguna sustancia, como el ácido, pues recordó que este tipo de agresiones ha ido en aumento desde 2010.

Indicó que los ataques con ácido ocasionan que las víctimas queden desfiguradas, ciegas o lisiadas.

"Se considera que el ataque con ácido como arma es un tipo de violencia premeditada, en el que las mujeres jóvenes son las más vulnerables".

Argumentó que, a pesar de que estas agresiones han crecido en el país, el ataque con ácido hacia las mujeres no está "propiamente tipificado" en el artículo 6 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y recordó que se tiene documentado que en 2010 ocurrió el primer ataque con ácido.

"También hubo en 2012, 2014, 2015 y 2017, uno por año. Hacia 2018 se incrementaron a cinco; en 2019 se confirmaron tres, y uno en 2020".

La diputada señaló que el daño físico que deja un ataque con ácido es de los más agresivos, puesto que deja quemaduras que se limitan a la extensión donde cayó la sustancia, "aunque este tipo de heridas producen necrosis", refirió la legisladora.

Aseguró que las cirugías reconstructivas a las que las víctimas se someten se deben hacer en diferentes tiempos, y apuntó que con éstas, además de que son dolorosas, "el daño físico es muy grave, ya que deja secuelas estéticas y funcionales, a lo que se agrega el daño sicológico y económico que les genera.

"Somos la Legislatura de la paridad de género, tenemos la responsabilidad de dejar un marco normativo fortalecido en favor de las mujeres, no debemos dejar que ningún tipo de violencia pueda atentar contra la integridad física o moral de una mujer", dijo.

La iniciativa de reforma fue turnada a la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados para su análisis y dictaminación.

Uno de los casos más sonados de este tipo de agresión ocurrió en septiembre de 2019, cuando María Elena Ríos Ortiz, una saxofonista mixteca de 26 años, fue rociada con ácido por parte de un hombre, quien recibió órdenes del empresario gasolinero y también exdiputado del PRI Juan Antonio Vera Carrizal.

En abril pasado, el autor intelectual del primer ataque con ácido contra una mujer en Oaxaca se entregó a la justicia, y días después fue llevado ante el juez. El fiscal local, Rubén Vasconcelos, se comprometió a ejecutar todas las órdenes de aprehensión en contra de cinco implicados.