El crimen organizado ha dispuesto de nuestros jóvenes y adolescentes, ya que les ofrecen oportunidades ilusorias de hacer dinero, al invitarlos a participar en el flagelo del narcomenudeo o ser parte de los grupos criminales que se asesinan unos a otros.
David Solís Jusaíno, vicepresidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Tijuana afirma que hay alrededor de 1,500 pandillas en esta ciudad fronteriza.
“Una de las cosas que le reclamamos a la Dirección de Prevención del Delito que dirige Rodrigo Rodríguez Alcocer es que dejaron crecer este tipo de agrupaciones. Es una actividad criminal que mete sus raíces hasta lo más profundo de las calles de Tijuana, a los hogares”.
Refiere que por ejemplo tan solo en los Módulos de Otay se registran entre 8 y 10 pandillas, y se repite esta situación en el Infonavit Presidentes, en la Sánchez Taboada y en toda la ciudad.
“Esa gran masa de jóvenes no están siendo atendidos por prevención del delito, por juventud, no les llegan los programas de cultura municipal, pero sí les llegan ofertando los cárteles“.
Durante el año 2018 hubo 2,507 muertos y la inercia de homicidios podría mantenerse, afirma David Solís, quien precisa que los grupos delictivos también disponen de los jóvenes para la venta de drogas en las llamadas “tienditas”, niños de doce años, que se arriesgan a ser asesinados durante enfrentamientos con grupos rivales.
También considera que la coordinación entre autoridades para contener la delincuencia es casi inexistente.
Prácticamente desapareció el grupo Coordinación desde que terminó la pasada administración federal.
“Jaime Bonilla convoca reuniones en el cuartel militar, ahorita es común ver al Ejército y los federales trabajando solos, es raro encontrarlos trabajando en conjunto con la Policía Municipal, se descoordinó totalmente esas líneas para resolver los problemas, se encuentra el trabajo conjunto en lo mínimo, podríamos decir que es inexistente”.
En cuanto a programas sociales, dijo, “estamos viendo con entusiasmo que a los jóvenes estudiantes se les brinden becas, apoyos por aprender, es una vertiente social importante para hacer contrapeso a las alternativas que el narcomenudeo les ofrece a ellos.
“No hemos visto todos los programas, pero los estamos esperando, para decirle a los jóvenes que no se entreguen al narco en forma masiva, que opten por el trabajo limpio y constructivo que ofrecen las empresas del estado”.