¿Qué tienen en común el COVID-19 y el Tren Maya? ... ambos siguen a toda marcha
En plena contingencia sanitaria por el coronavirus, el Tren Maya avanza a todo vapor.
Antes de que concluya este mes, a más tardar el 30 de abril, será adjudicado el contrato para el segundo tramo de uno de los tres proyectos emblemáticos de esta administración.
De acuerdo con compañías que participan en la licitación y que pidieron el anonimato, empresas españolas que se vieron favorecidas en el gobierno de Peña Nieto están participando y buscan obtener parte del proyecto.
También participa otra empresa de origen chino y que en la pasada administración ganó el contrato para el Tren México-Querétaro, China Railway, el cual al final fue abortado.
El segundo tramo, denominado Golfo 1, tiene una longitud de 244 kilómetros (km), de Escárcega al Límite del Estado de Campeche.
Entre las finalistas para el segundo tramo están cinco empresas ibéricas: Grupo Rabau, que obtuvo contratos carreteros durante el sexenio pasado en asociación con GIA+A, de Hipólito Gerald, ex cuñado del expresidente Carlos Salinas; Grupo Azvi, que también fue socia de GIA+A en contratos carreteros; GIA+A va en asociación con China Railway, la cual ganó el proyecto del Tren México-Querétaro, contrato que finalmente fue abortado; Sacyr, que tuvo contratos carreteros con Peña Nieto, y ahora tiene, además, las obras de ampliación del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en Ciudad de México; y CAF, concesionaria del Tren Suburbano.
Otros de los grupos finalistas es CEMZA, que tiene un porcentaje accionario español.
A este grupo pertenece Marinsa, que ha obtenido contratos por 242 millones de dólares por los servicios de perforación en los nuevos campos petroleros que conforman la nueva estrategia de Exploración y Producción de este gobierno.
La presencia de compañías españolas y asiáticas en esta megaobra coloca a los proveedores nacionales en una situación de desventaja, pues las fuentes consultadas indicaron que lo único que comprarían en México serían los durmientes, el cemento y terracerías.
El resto serán equipo de importación como rieles, fijaciones, maquinaria especializada para construcción y mantenimiento de vía, locomotoras, vagones de pasajeros y carga, sistemas de comunicación, sistemas de seguridad y control de tránsito de trenes, ingeniería, talleres y herramental para mantenimiento de trenes, que se cotizan y pagan en dólares.
El primer tramo del tren de 230 km requerirá por ejemplo, en promedio, 450 mil durmientes y, aunque los podrían adquirir entre proveedores nacionales, la cantidad de unidades permitirá a las empresas extranjeras participar en el suministro e incluso montar una planta provisional de durmientes y únicamente compraría el cemento en México.
Con la llegada de la nueva administración se esperaba un equilibrio entre empresas mexicanas y extranjeras, principalmente españolas en materia de infraestructura, pues el presidente Andrés Manuel López Obrador se manifestó contra "el saqueo" de extranjeras.
Todavía el pasado 20 de febrero, el Presidente reprochó al diario madrileño El País: "¿Por qué no dijeron nada cuando las empresas españolas eran las favoritas (del gobierno mexicano) y obtenían jugosísimas ganancias?"
Sin embargo, los consorcios ibéricos tratan de seguir sumando contratos en nuestro país, y ahora con el Tren Maya.
Según el Anexo Técnico del proyecto, la tarifa proyectada para el transporte de pasajeros será calculada por kilómetro recorrido y tendrá un costo preferencial para el pasajero local que le sea atractivo y otro para el turista nacional y extranjero calculado con base al servicio que se le brindará, en cuanto a flexibilidad en su recorrido o ruta de interés.
El diseño del Tren Maya toma en cuenta las necesidades de interoperabilidad con el resto de la red existente a nivel del servicio de carga, por cuanto a la vía de ancho internacional de mil 435 milímetros (mm) y con riel de 115 libras por yarda para soportar la carga esperada.