Hombre fallece de covid tras firmar su salida voluntaria de hospital

El paciente externó de manera verbal el deseo de dejar el hospital

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Milenio,  Ciudad de México, Mexico, 

Un hombre con covid-19 murió el pasado fin de semana luego de que firmara su salida voluntaria de un hospital en Piedras Negras, Coahuila. 

Según informó vía un comunicado la Dirección del Hospital General "Salvador Chavarría", el pasado 20 de enero fue recibido un paciente del sexo masculino, de 56 años, con comorbilidades y positivo a covid–19. 

"Tras ser ingresado el sábado (22 de enero), el paciente externó de manera verbal el deseo de dejar el hospital. Especialistas le detallaron a él y a su esposa que requería de mantenerse hospitalizado —en observación y de manera aislada— debido a que su nivel de oxigenación oscilaba entre el 75 y 85 por ciento con mascarilla reservorio, con pronóstico reservado". 

Sin embargo, ayer el paciente decidió firmar su alta voluntaria, por lo que abandonó al hospital pese a ser advertido del alto riesgo de complicaciones si decidía dejar su tratamiento. 

"La Dirección del Hospital General de Piedras Negras reitera que todos los pacientes que reciben algún servicio médico y se hospitalizan tienen el derecho de firmar su alta voluntaria, dado que no se le puede retener en contra de su deseo". 

Y concluyó: "en este caso en particular, en dos ocasiones se le detalló a él y a su familia sobre el riesgo de salud que corría si insistía en salir de este centro hospitalario". 

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La travesía de recibir atención médica que ha llevado a la muerte de pacientes

En muchas comunidades de México los servicios de salud son precarios o inexistentes

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Milenio,  Ciudad de México, Mexico, 

¿Qué tienen en común una mujer que está postrada en Yucatán, un representante ejidal en Tamaulipas, una indígena de Durango que dio luz en la carretera y unos pueblerinos de Coahuila? Que en sus comunidades, los servicios de salud son precarios o inexistentes. 

En el municipio yucateco de Seyé, por ejemplo, la señora Edith Alvarado lleva 21 años postrada en una cama a causa de los golpes que le propinó su ex esposo. Es diabética, tiene problemas del habla y una de sus hijas, la de 22 años, padece problemas auditivos y de movilidad. Guadalupe, otra de sus hijas, es quien las cuida. “Aquí no hay servicios de emergencia, puras consultas en farmacias”, lamentó Guadalupe. “El hospital más cercano nos queda como a media hora, pero tampoco funciona. Tenemos que ir hasta Mérida, a la clínica Juárez del IMSS. Y casi nunca nos lleva la ambulancia”. 

Guadalupe cuenta que irse en transporte público es muy incómodo, pues doña Edith sólo se mueve en silla de ruedas. Lo hacen, sin embargo, porque el costo es de 60 pesos por persona, mientras un taxi les cobra entre 350 y 700 pesos. Otra alternativa podría ser la patrulla que mandó el ayuntamiento, pero los policías les han dicho varias veces que no es su obligación.

Guadalupe relata que hace seis meses, cuando nació prematuramente su hijo, acudió al Palacio Municipal a pedir ayuda. “Se me rompió la fuente y me fui caminando una seis calles hasta el Palacio. Llegué a donde está la patrulla, y me dijeron que no me podían llevar, que me esperara hasta las 8:00 horas”. Se fue en una motocicleta que consiguió su esposo. 

Sonia es una joven indígena de El Mezquital, Durango, que tampoco alcanzó a terminar su labor de parto de sus gemelos. Sonia viajaba desde Teneraca, a unas ocho horas de camino a la capital del estado. Sus padres la trasladaban a Guajolota, donde se encuentra el hospital, pero en un tramo de la carretera nació el primer gemelo, un varón. Continuaron su camino hasta llegar al hospital. La niña no sobrevivió. 

Cuando los indígenas de las comunidades de Santa María de Ocotán o Huazamota, las más pobladas, viajan a la capital de Durango a buscar atención médica no siempre llegan. Hace apenas unos días, una mujer de cien años, proveniente de El Mezquital, perdió la vida en uno de los albergues tradicionales, Tambitos. No alcanzó a recibir la atención médica. 

La comunidad de Ciénega de la Purísima, a hora y media de Saltillo, sabe lo que significan las distancias. Para llegar o salir de ella, es necesario adentrarse en la sierra por caminos sinuosos de terracería, junto a voladeros de 30 metros, con subidas y bajadas cuya peligrosidad aumenta en tiempos de lluvias. 

“Desde que llegué a vivir acá, hace 30 años, hemos tenido muchas urgencias y nosotros tenemos que ver cómo le hacemos para llegar a la clínica”, cuenta Antonia Fuentes, originaria del pueblo de Jamé. “Estamos muy olvidados de todo esos auxilios de emergencias. Aquí nos tomamos lo que tenemos, una paracetamol o un acetil. Siempre tenemos medicamentos o remedios caseros, por lo mismo”. 

Según Antonia, en varias ocasiones se les ha prometido que se presentará un doctor al centro de salud. “Pero primero tendrían que remodelar las instalaciones porque están muy deterioradas”, dice y enseguida habla de otro problema para los habitantes: los gastos de gasolina, medicamento y, a veces, de médicos, ya que la mayoría no cuentan con seguridad social y tienen que buscar atención en consultorios particulares. “A mi yerno se le torció la cara hace más de un mes y desde entonces mi esposo lo lleva a rehabilitación. Cada vuelta nos sale como en 600 pesos”. 

En Altamira, Tamaulipas, la situación no es muy diferente: las distancias hacia centro de salud y hospitales provoca que las familias de 32 ejidos y ocho comunidades del río Tamesí tengan una baja probabilidad de sobrevivir en el caso de enfermarse o de que sean víctimas de picadura o mordedura de un animal venenoso. “Hay gente que la ha sabido sacar provecho a la situación y cobra 40 pesos por llevarte en moto o en triciclos a las clínicas”, se queja Dimas Salazar, representante ejidal en Benito Juárez. 

El problema se acentúa en las viviendas que se ubican en los márgenes del río, pues dependen mucho de la capacidad de sus motores en las lanchas para llegar rápidamente a recibir atención médica en Altamira.Si es un motor grande,tardan 25 minutos. En el peor de los casos, el recorrido es de una hora. Una vez que llegan al muelle por la laguna Champayan, deben pagar un taxi o caminar varias cuadras hasta el DIF para que sean trasladosa un hospital. 

“Ha habido gente que se muere en el traslado por infartos o derrames”, cuenta Ricardo Demes, habitante de la comunidad Martin A. Martínez., “Yo tengo una nieta que le picó un animal, batallando la cargamos y como se pudo la llevamos al DIF. Por río es una hora con motor pequeño. También la neblina es una dificultad, hay quienes se han perdido”. 

Para los 32 ejidos alejados de la zona urbana solo hay cuatro centros regionales de salud. Los habitantes tienen prohibido enfermarse los fines de semana, pues los doctores solo acuden de lunes a viernes. 

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La travesía de recibir atención médica que ha llevado a la muerte de pacientes

En muchas comunidades de México los servicios de salud son precarios o inexistentes

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Milenio,  Ciudad de México, Mexico, 

¿Qué tienen en común una mujer que está postrada en Yucatán, un representante ejidal en Tamaulipas, una indígena de Durango que dio luz en la carretera y unos pueblerinos de Coahuila? Que en sus comunidades, los servicios de salud son precarios o inexistentes. 

En el municipio yucateco de Seyé, por ejemplo, la señora Edith Alvarado lleva 21 años postrada en una cama a causa de los golpes que le propinó su ex esposo. Es diabética, tiene problemas del habla y una de sus hijas, la de 22 años, padece problemas auditivos y de movilidad. Guadalupe, otra de sus hijas, es quien las cuida. “Aquí no hay servicios de emergencia, puras consultas en farmacias”, lamentó Guadalupe. “El hospital más cercano nos queda como a media hora, pero tampoco funciona. Tenemos que ir hasta Mérida, a la clínica Juárez del IMSS. Y casi nunca nos lleva la ambulancia”. 

Guadalupe cuenta que irse en transporte público es muy incómodo, pues doña Edith sólo se mueve en silla de ruedas. Lo hacen, sin embargo, porque el costo es de 60 pesos por persona, mientras un taxi les cobra entre 350 y 700 pesos. Otra alternativa podría ser la patrulla que mandó el ayuntamiento, pero los policías les han dicho varias veces que no es su obligación.

Guadalupe relata que hace seis meses, cuando nació prematuramente su hijo, acudió al Palacio Municipal a pedir ayuda. “Se me rompió la fuente y me fui caminando una seis calles hasta el Palacio. Llegué a donde está la patrulla, y me dijeron que no me podían llevar, que me esperara hasta las 8:00 horas”. Se fue en una motocicleta que consiguió su esposo. 

Sonia es una joven indígena de El Mezquital, Durango, que tampoco alcanzó a terminar su labor de parto de sus gemelos. Sonia viajaba desde Teneraca, a unas ocho horas de camino a la capital del estado. Sus padres la trasladaban a Guajolota, donde se encuentra el hospital, pero en un tramo de la carretera nació el primer gemelo, un varón. Continuaron su camino hasta llegar al hospital. La niña no sobrevivió. 

Cuando los indígenas de las comunidades de Santa María de Ocotán o Huazamota, las más pobladas, viajan a la capital de Durango a buscar atención médica no siempre llegan. Hace apenas unos días, una mujer de cien años, proveniente de El Mezquital, perdió la vida en uno de los albergues tradicionales, Tambitos. No alcanzó a recibir la atención médica. 

La comunidad de Ciénega de la Purísima, a hora y media de Saltillo, sabe lo que significan las distancias. Para llegar o salir de ella, es necesario adentrarse en la sierra por caminos sinuosos de terracería, junto a voladeros de 30 metros, con subidas y bajadas cuya peligrosidad aumenta en tiempos de lluvias. 

“Desde que llegué a vivir acá, hace 30 años, hemos tenido muchas urgencias y nosotros tenemos que ver cómo le hacemos para llegar a la clínica”, cuenta Antonia Fuentes, originaria del pueblo de Jamé. “Estamos muy olvidados de todo esos auxilios de emergencias. Aquí nos tomamos lo que tenemos, una paracetamol o un acetil. Siempre tenemos medicamentos o remedios caseros, por lo mismo”. 

Según Antonia, en varias ocasiones se les ha prometido que se presentará un doctor al centro de salud. “Pero primero tendrían que remodelar las instalaciones porque están muy deterioradas”, dice y enseguida habla de otro problema para los habitantes: los gastos de gasolina, medicamento y, a veces, de médicos, ya que la mayoría no cuentan con seguridad social y tienen que buscar atención en consultorios particulares. “A mi yerno se le torció la cara hace más de un mes y desde entonces mi esposo lo lleva a rehabilitación. Cada vuelta nos sale como en 600 pesos”. 

En Altamira, Tamaulipas, la situación no es muy diferente: las distancias hacia centro de salud y hospitales provoca que las familias de 32 ejidos y ocho comunidades del río Tamesí tengan una baja probabilidad de sobrevivir en el caso de enfermarse o de que sean víctimas de picadura o mordedura de un animal venenoso. “Hay gente que la ha sabido sacar provecho a la situación y cobra 40 pesos por llevarte en moto o en triciclos a las clínicas”, se queja Dimas Salazar, representante ejidal en Benito Juárez. 

El problema se acentúa en las viviendas que se ubican en los márgenes del río, pues dependen mucho de la capacidad de sus motores en las lanchas para llegar rápidamente a recibir atención médica en Altamira.Si es un motor grande,tardan 25 minutos. En el peor de los casos, el recorrido es de una hora. Una vez que llegan al muelle por la laguna Champayan, deben pagar un taxi o caminar varias cuadras hasta el DIF para que sean trasladosa un hospital. 

“Ha habido gente que se muere en el traslado por infartos o derrames”, cuenta Ricardo Demes, habitante de la comunidad Martin A. Martínez., “Yo tengo una nieta que le picó un animal, batallando la cargamos y como se pudo la llevamos al DIF. Por río es una hora con motor pequeño. También la neblina es una dificultad, hay quienes se han perdido”. 

Para los 32 ejidos alejados de la zona urbana solo hay cuatro centros regionales de salud. Los habitantes tienen prohibido enfermarse los fines de semana, pues los doctores solo acuden de lunes a viernes. 

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'De todo hacen un escándalo': AMLO por entrega de ivermectina a pacientes Covid

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

Ante las acusaciones de que se administró ivermectina a pacientes con Covid-19 de la Ciudad de México como parte de un experimento, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que esto es parte de una campaña de ataques al gobierno de sectores conservadores y aseguró “por todo hacen escándalo”.

En conferencia de prensa matutina, al encabezar el informe del Pulso de la Salud, el titular del Ejecutivo federal señaló que estos señalamientos provienen de medios que, acusó, recibían dinero del gobierno pasado.

“Subrayar, de que como es de dominio público, como es obvio, pues hay toda una campaña de ataques al gobierno por parte de bloque conservador y de sus voceros, esto que acabas de preguntar es parte de lo mismo. Están involucradas dos revistas que recibían dinero del gobierno anterior.

“Para hablar con claridad, una revisa es 'Nexos' y la otra es 'Animal Político', para irnos ubicando y que nadie se ofenda. Es informar a la gente y ejercer nuestro derecho de réplica, porque de todo hacen escándalo, al grado de presentar una denuncia penal (…) pero todo tiene que ver con la politiquería”, dijo.

AMLO amaga con exhibir a medios

Al advertir que continuarán supuestas campañas de desinformación, el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó que su gobierno va a tener que“refritear” información sobre los montos que recibían medios de comunicación en sexenios pasados por publicidad.

“Yo creo que vamos tener que refrescar información, como se dice en el periodismo, refritear para sacar información de cuánto recibían los medios, y ahí nos vamos quedar, nada más con publicidad, porque si nos metemos a otras prebendas que reciban, como créditos, contratos, etcéteras, negocios jugosísimos al amparo del poder, pero no nos metamos en eso, solo nos vamos a quedar en la cuestión de la publicidad.

“Tampoco enojarnos y ser también tolerantes, garantizar el derecho a disentir, no perder el sentido del humor, estar alegres siempre y procurar estar bien con nuestra conciencia, con ese que es el principal tribunal, nuestra conciencia”, agregó.



Paciente con COVID-19 escapa de IMSS en bata y descalzo

El hombre ya se quería ir a su casa

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

Un hombre de 55 años contagiado de Covid -19 escapó de la clínica 220 del IMSS en Toluca, en donde se encontraba internado y recibiendo atención médica, pues alegó que quería volver a su casa. 

De acuerdo con datos de la delegación Poniente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el señor que en principio huyó de la clínica, horas más tarde firmó su alta y regresó a su casa, donde dijo que quería concluir su tratamiento médico.

Los hechos ocurrieron ayer, cuando un grupo de elementos de la policía lograron interceptarlo a media calle, donde intentó detener el tráfico para que lo llevarán a su domicilio.

La dependencia señaló que el paciente recibía la atención necesaria; sin embargo, decidió salir y los médicos no podían impedirle abandonar el hospital.

El paciente salió de la clínica con una bata verde y descalzo, además dializado, trató de atravesar la vialidad Tollocan, detrás de él salieron enfermeros y médicos, tratando de hacerlo entrar en razón, pero el paciente solicitó que lo llevarán a su casa en Pilares y que pedía por favor que lo ayudaran.

La delegación afirmó que se pusieron en contacto con los familiares y el paciente pasa su convalecencia en su domicilio.

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Operativo de seguridad en clínicas del IMSS por grupo armado

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Cadena Noticias,  Mexico, Baja California, Tijuana, 

Reporte de personas armadas en clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social generó operativos policiales y custodia por parte de los convoyes de la Guardia Nacional, generando incertidumbre y momentos de tensión entre el personal de salud y familiares de pacientes internados.

El operativo se generó la noche del 22 de enero luego de que en una clínica del seguro social, un grupo de hombres armados preguntara por el nombre de un paciente, y al no estar en esta unidad se retiraron, por lo que el personal dio aviso a las autoridades sobre lo sucedido. 

La alerta de que el grupo podría buscar al paciente en otra clínica fue la causa de la movilización de unidades policiales y de la Guardia Nacional, quienes aplicaron el dispositivo de seguridad en la clínica número 20, la que se encuentra sobre bulevar Díaz Ordaz y la 5y10. 

Al mismo tiempo que se implementó el dispositivo de seguridad, frente a la clínica en la Plaza 5y10, un hombre de aproximadamente 35 años de edad fue atacado a balazos.