Mecanismo de protección: Ayuda tardía y simulación, denuncian periodistas
La primera vez que lo atacaron a balazos fue en 2012 y salió ileso. Una semana después lo amenazaron de muerte. En el 2019 recibió tres disparos y sobrevivió de milagro. Así, durante una década Hiram Moreno vio ir y venir guardaespaldas, y en innumerables veces apretó el botón de pánico para recibir ayuda, que llegó tarde.
De ataques y amenazas este periodista sabe lo suficiente como para calificar como deficiente y simulador al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Hiram Moreno es un periodista con más de 20 años de trayectoria en el puerto de Salina Cruz, escribiendo sobre corrupción en sindicatos, de autoridades municipales y sobre denuncias contra el narcotráfico; actualmente es fundador y director de la página de noticias Evidencias.
Hiram Moreno vio ir y venir guardaespaldas, y en innumerables veces apretó el botón de pánico para recibir ayuda, que llegó tarde. Foto: Roselia Chaca.
A este reportero no le tiembla la voz cuando afirma que el mecanismo funciona a medias; simula cumplir con los acuerdos internacionales firmados por México en materia de protección a periodistas, pero en el fondo, dice, es tramposo porque busca reducir lo más que pueda los apoyos a las víctimas.
“Digo que es tramposo porque los que entramos al mecanismo, al menos en mi caso, cada seis u ocho meses nos hacían una evaluación del nivel del riesgo en la PGR [ahora FGR]. Claro que después de estar protegido con cuatro guardias las 24 horas al día te sientes superseguro, pero cuando te preguntan cómo te sientes y respondes que bien, bajan el nivel de riesgo y te quitan los guardias. Sólo te dejan un botón de pánico que tardan hasta media hora en responder.
“En realidad el riesgo no se va, aumenta cuando te quitan la protección. En mi caso después me intentaron matar; de milagro la sigo contando”, expresa Hiram Moreno.
La primera vez que el mecanismo le brindó seguridad tuvo guardia de cuatro elementos federales durante un año, a los cuales les rentó un departamento frente a su casa y les pagó la comida. La segunda ocasión duró menos de un año y a uno de los cuatro guardias se le retiró por filtrar información.
Ahora se mantiene con una reja reforzada en su vivienda y con el botón de pánico; los rondines policiales prometidos nunca los ve.
“La última vez que activé el botón fue después de publicar en mi página las fotos sobre los supuestos asesinos de Heber López. Esa noche hasta mi portón llegaron dos sujetos en moto; los vi desde el video portero, afortunadamente no entraron porque el portón está reforzado y es lo que me dio el mecanismo. En resumen, estoy a la mano de Dios. Lo que sí estoy convencido es que las agresiones a los periodistas comienzan desde arriba hacia abajo, desde el poder. Para el gobierno no somos importantes, por eso su mecanismo es simulado”.
Para José Ignacio Sánchez, fundador y director de la página Pluma Digital en Juchitán, quien también forma parte del mecanismo de protección desde el 2017, cuando denunció a grupos del crimen organizado que operan en Juchitán, el botón de pánico es inservible.
Su caso fue catalogado como de riesgo alto y el mecanismo lo extrajo con su familia y colocó fuera de la región, además de darle despensas para sobrevivir. Al no aguantar más, retornó a Juchitán y volvió a solicitar guardaespaldas al mecanismo, lo que logró en 2019. Gracias al acompañamiento de elementos federales, salvó su vida de un ataque en la Mixteca hace un mes, pero sigue sin usar el botón de pánico porque no le sirve.
“Es hasta tonto el botón; cuando uno marca te responden 15 minutos después y te preguntan ‘Hola, buenas tardes, soy fulano de tal en la central de monitoreo ¿está todo en orden?’ Si estuviera todo bien no les marcaría. Además, ya les demostré en una ocasión a los responsables de instalar el botón en el carro, la empresa RCU Sistemas, que no responde a la primera y al segundo intento te contestan tarde”.
Para el comunicador es necesario mejorar la respuesta del botón, que se castigue a los integrantes de la Junta de Gobierno del mecanismo que sean omisos o que por su mala gestión muera un periodista y que se sancione a los funcionarios o gobernantes que fomenten el odio hacia la prensa.
Gonzalo Domínguez, director y fundador de la página Independiente en Salina Cruz, se negó a entrar al mecanismo después de un atentado en el 2007, donde perdieron la vida tres voceadores del diario El Imparcial del Istmo, del que era director.
“Para mí el mecanismo está reprobado. Y se lo fui a decir a la Secretaría de Gobernación, que sus botones de pánico y camaritas no nos sirven, y lo rechacé y el tiempo me dio la razón. Ni uno de los compañeros asesinados se resolvió su caso, los dejaron al olvido. La Fiscalía General del Estado de Oaxaca es letra muerta, también está reprobada. Estamos siempre con el Jesús en la boca, rogando que no nos maten”, opina.
Gonzalo Domínguez terminó por exiliarse de la región por cuatro años, regresó y decidió autocensurarse para preservar su vida y de los suyos.