Obligan a las niñas violadas a ser madres… desde los 10 años

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El Universal,  Mexico, Oaxaca, 

La llamaremos María. Ella es una niña de nueve años de edad que el pasado 14 de febrero llegó junto con una familiar al Hospital General Raymundo Abarca Alarcón de Chilpancingo a solicitar la interrupción de su embarazo.

María viajó desde su pueblo, en un recodo desde la Montaña de Guerrero. La niña y su familiar hicieron la solicitud de la interrupción del embarazo conforme lo indica el artículo 159 del Código Penal del estado: con una denuncia interpuesta ante el Ministerio Público por el delito de violación sexual y con la autorización expresa de esta autoridad.

En el hospital se negaron a realizar el procedimiento, incluso intentaron convencerla para que continuara con su gestación, la enviaron a otro hospital: el de la Madre y el Niño Guerrerense. El caso trascendió a los medios y obligó a que las autoridades de Guerrero reconsideraran.

Finalmente, la noche del miércoles, la Secretaría de Salud estatal informó que María fue internada para iniciar su interrupción del embarazo.

En el comunicado, la dependencia señala que después de que le ofrecieron información “objetiva” y “veraz”, María y su familiar “tomaron la decisión de continuar el procedimiento”.

Una dolorosa constante

El caso de María no es el único. En otros hospitales de Guerrero ha existido resistencia para interrumpir el embarazo producto de una violación sexual.

Viridiana Gutiérrez Sotelo, coordinadora del Observatorio Ciudadano de la Violencia hacia las Mujeres de Guerrero y promotora de la segunda Alerta de Violencia de Género por agravio comparado, documentó en 2021 al menos ocho casos en cuatro hospitales donde se negaron a interrumpir el embarazo a mujeres que fueron violadas.

La activista hace el recuento: en julio, al hospital de Chilpancingo llegó una joven me’phaa para solicitar la interrupción de su embarazo, porque fue violada, y se la negaron. Hubo largas hasta que una médica le dio una pastilla. En septiembre, al hospital de Iguala llegó una niña de 14 años embarazada. Fue violada y presentó su denuncia ante el MP; sin embargo, personal del DIF municipal la convenció para que continuara con el embarazo.

En octubre, en el municipio de Ayutla, una adolescente de 17 años solicitó la interrupción del embarazo tras haber sido violada por su novio. En el hospital de Ayutla le negaron el servicio y organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres la acompañaron a la Ciudad de México a practicarse el aborto.

En octubre también, llegó una niña de 13 años al hospital de Chilpancingo, después de que le negaron la interrupción del embarazo en un centro de salud en Juan R. Escudero. Después de días, por la presión de organizaciones, accedieron.

En noviembre, en el hospital de Taxco, una niña de 13 años que fue violada por su hermanastro se presentó con la denuncia y la autorización del MP para la interrupción del embarazo. Se lo negaron. Al final accedieron, pero la enviaron a un centro de salud.

“Accedieron porque intervenimos, pero con mucha violencia. El director la envió al centro de salud a tomar el medicamento, pues no quería que mancharan su hospital”, recuerda.

En diciembre, una mujer de 30 años con discapacidad cognitiva solicitó un aborto en el hospital de Iguala. Fue violada por un vecino, un hombre de 70 años. Se lo negaron pero, otra vez, por la intervención de organizaciones practicaron el aborto.

Un tema pendiente

El caso de María se hizo público al tiempo que en el Congreso de Guerrero hay una iniciativa para despenalizar el aborto. La tercera en la última década.

En Guerrero se han declarado dos Alertas de Violencia de Género, una por agravio comparado, donde ordena legislar para homologar la Norma 046 con el Código Penal para garantizar a las niñas y mujeres víctimas de violación el acceso a la interrupción del embarazo sin interponer una denuncia penal y, menos, tener la autorización de un MP.

La nueva iniciativa tiene un mes en el Congreso, con poca atención; sin embargo, el caso de María provocó el debate y mostró algo de lo que podría venir.

La diputada del PRI Julieta Fernández dijo: “No sabemos qué fue lo que le sucedió a esta niña, pero creo que esta historia es desgraciadamente el caso de muchas otras que empiezan su vida sexual y reproductiva a los 10 años, definitivamente por causa de violación o porque así acostumbran (...), y que tienen más de siete hijos por mujer”.





''Que cada quien haga con su placenta lo que quiera'', así la aprovechan algunas

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

Tomándola en licuado, encargando a especialistas hacer en pastillas de ella, o comiéndola cruda después del parto, la placenta ha sido consumida por varias famosas del medio artístico, siendo la más reciente Irán Castillo.

La actriz de "Enemigo íntimo" y "La mexicana y el güero" reveló, a través de su cuenta de instagram, que la suya la transformó en pastillas porque ayuda en el postparto y la lactancia.

"Es increíble como la placenta puede ser nuestra propia medicina y se puede usar para tantas cosas maravillosas", escribió Irán, quien hace dos meses fue mamá por segunda ocasión.

En la red social, sus fans la felicitaron por su decisión asegurando que la admiraban, además de saludar a Demian, el bebé.

Su caso no es único en México, aunque sí de los pocos que se hacen públicos.

Michelle Renaud

En 2017, a las dos semanas de dar a luz a su pequeño Marcelo, sorprendió a todos cuando presumió que podía ponerse sus pantalones talla normal. Su parto fue natural y comer la placenta, dijo en su momento la actriz, le ayudó.

"Tuve una labor de parto al 100, la amamantada ayuda muchísimo y supongo que esas son las cosas que ayudaron, junto con comer la placenta", dijo en una entrevista la protagonista de "La reina soy yo" e "Hijas de la luna".

Zuria Vega

Con el nacimiento de su segundo hijo, Zuria tomó su placenta y licuó una parte con agua de coco y berries. "Es delicioso", confesó a través de un video personal de YouTube, acompañándolo de imágenes del líquido color rojo, que de inmediato aclaró era por los frutos que le pusieron.

"Aproximadamente un centímetro de placenta con berries", detalló la actriz en un mensaje de 16 minutos, donde dio todos los pormenores del embarazo y alumbramiento.

Anahí

La ex RBD no tuvo problema alguno al compartir en su libro "Valiente" que tras el nacimiento de su pequeño guardó su placenta y la cortó en cinco partes.

El primer trozo lo bebió de inmediato con fresas y frambuesas, mientras que el resto en los siguientes dos días.

"Está llena de vitamina K, ayuda a recuperarte más rápido, a que el útero se contraiga más rápido. Que cada quien haga con su placenta lo que quiera", escribió.

Claudia Lizaldi

La conductora y actriz optó por las cápsulas, asegurando que la placenta previene la depresión postparto, mejora la producción de leche materna y ayuda con los dolores.

"Hay muchos que dicen que lo que hago es extremo o no funciona, que sólo es un placebo. No me importa. Me ha funcionado y nunca le he dicho a la gente que haga lo que yo he hecho", dijo en entrevista con EL UNIVERSAL.

Y en el extranjero

Kim Kardashian tomó la decisión después de estudiar y escuchar varios testimonios afirmando que ayudaba a la depresión postparto. La comió deshidratada en píldoras, algo que también ejecutó la actriz Alicia Silverstone. Gaby Hoffmann (Girls) la cortó en 20 rodajas para diario comer una en licuado de frutas.



ProVidas se manifestaron en toma de protesta de Marina del Pilar

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Cadena Noticias,  Baja California, Mexico, 

Durante la toma de protesta de Marina del Pilar, como la primera gobernadora de Baja California, decenas de personas en contra de la despenalización del aborto se manifestaron afuera del Centro Estatal de Artes.


Fueron decenas de personas que con cartulinas en mano gritaban "Marina la vida se respeta".


El contingente se mantuvo afuera del edificio debido a que había vayas y personal de seguridad que se lo impidan.



Temen por la vida de la niña de 11 años embarazada tras ser violada en Bolivia

La niña tiene 21 semanas de embarazo

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El Universal,  Bolivia, La Paz, La Paz, 

La Defensoría del Pueblo expresó su preocupación por la situación de una niña boliviana de 11 años que está embarazada producto de una violación por parte de su abuelastro.

La niña, originaria de la localidad de Yapacaní, tiene 21 semanas de embarazo, y Mario Herbas, director de la Maternidad del hospital Percy Boland, en Santa Cruz, donde se encuentra internada la menor, señaló que si bien todos sus signos vitales son estables, el embarazo es de alto riesgo debido a su temprana edad.

Nadia Cruz, defensora del Pueblo, advirtió en declaraciones a medios bolivianos como El Deber y Los Tiempos que la niña fue presionada para proseguir con su embarazo, pese a haber expresado en un principio su voluntad de interrumpirlo. De hecho, recordó que se le suministró una primera píldora para interrumpir el embarazo.

Es “un caso flagrante de vulneración de derechos humanos”, denunció Cruz.

“Lastimosamente, tenemos información de que en el centro de salud han sido permisivos a que entren grupos de la Iglesia, que entren a conversar y generar una suerte de presión en contra de ella y de la familia”, se quejó. Esa habría sido la razón, alegó, de que la madre de la menor decidiera que su hija debía llevar su embarazo a término.

“Si las autoridades se empeñan en seguir con el embarazo, no sólo le están violando sus derechos, sino que están viendo a la mujer como un objeto de reproducción”, insistió Cruz a El Deber.

La niña de 11 y su hermana, de 15, vivían bajo el cuidado de su abuelastro, identificado como Gilberto Santalla, de 61 años, quien en reiteradas ocasiones agredió sexualmente a la menor. Después de que la pequeña dijera sentir “movimiento” en su vientre, se descubrió su embarazo y una tía presentó la denuncia.

Las niñas vivían con su abuelastro porque la madre de ambas se fue a trabajar como cocinera en La Paz.

Santalla fue detenido y se encuentra en el penal de Montero.

El caso de la niña ha generado debate en el país. Mientras la Defensoría y activistas defienden el derecho de la menor a interrumpir su embarazo, la Iglesia católica emitió un comunicado señalando que “la única solución es salvar, cuidar y apoyar con amor las dos vidas”, y ofreció dar “acogida y atención a la niña y a la criaturita que tiene en su vientre”.

Roberto Machicao, asesor legal de la Secretaría Municipal de Desarrollo Humano de la alcaldía de Santa Cruz, advirtió a El Deber que en el caso de la niña, se trata de una carrera contrarreloj, dado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que pasadas las 22 semanas de gestación ya no se puede realizar la interrupción del embarazo por cuestiones de derecho a la vida y por riesgos que correría la menor.

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