Año con año, la muerte por voluntad propia (suicidio) incrementa en nuestro país.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó que en 2020 hubo 7 mil 896 decesos autoinfringidos. Un año antes se notificaron 7 mil 223, y en 2018, 6 mil 808. Este fenómeno se extiende cada vez más y los datos oficiales revelan que cuatro de cada 10 suicidas son menores de 30 años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el suicidio como acto deliberado, iniciado y realizado por una persona con pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal.
Es un trastorno multidimensional, resultado de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, sicológicos, sociológicos y ambientales.
En México, las cifras más recientes señalan que en 2020, del total de muertes por autolesiones, 278 eran niños de entre 10 a 14 años (3.5 por ciento); 882, de 15 a 19 años (11.1); mil 142 jóvenes de 20 a 24 (14.4), y mil 151 de 25 a 29 años (14.5).
Cada 40 segundos
En el mundo, anualmente poco más de 700 mil personas se suicidan. Se estima que cada 40 segundos alguien se quita la vida, y 77 por ciento de los fallecimientos por autolesiones ocurren en los países de ingresos bajos y medianos. Los métodos más comunes son ahorcamiento, uso de armas de fuego e ingesta de sustancias químicas.
La doctora Diana Tejadilla Orozco, directora del Modelo de Atención en Salud Mental de la Secretaría de Salud (Ssa) y coordinadora del Programa Nacional de Prevención del Suicidio, señala que la muerte por voluntad propia es un problema de salud pública en México, “pero es 100 por ciento prevenible”.
En las pasadas dos décadas, explica, “la tasa de suicidio se incrementó en 275 por ciento, y cada año aumenta de forma alarmante”.
En 2021, la incidencia fue de 6.2 por cada 100 mil habitantes, cuando en años anteriores se reportaban datos de 5.2 a 5.3. En contextos de emergencia, como la pandemia de covid-19, agrega, hay aumento de los problemas de salud mental, pero también éstos se hacen más evidentes.
Datos del Inegi señalan que las muertes por lesiones autoinfligidas representan 0.7 por ciento de los decesos a escala nacional. Por género, los hombres tienen una tasa de 10.4 por cada 100 mil habitantes (6 mil 452), mientras en las mujeres es de 2.2 (mil 436).
Así, en México la población de 18 a 29 años presenta la incidencia de suicidio más alta, con 10.7 decesos por cada 100 mil personas; le sigue el grupo de 30 a 59 años, con 7.4 fallecimientos. Los estados con la mayor tasa de muertes de este tipo por cada 100 mil habitantes son: Chihuahua (14), Aguascalientes (11.1) y Yucatán (10.2). En contraste, Guerrero, Veracruz e Hidalgo presentan los más bajos índices.
Programa pionero
Hace casi dos años, un grupo de expertos desarrolló el Programa Nacional para la Prevención del Suicidio, lo que convirtió a México en pionero en la materia. “Somos la primera nación de la región en tener una estrategia pública para prevenir el comportamiento suicida”, afirma Tejadilla Orozco, lo que permite homologar la detección, evaluación, diagnóstico, nivel de riesgo y tratamientos.
Explica que entre los cinco ejes prioritarios está la capacitación, por lo que 10 mil trabajadores de la salud han sido instruidos para detectar casos desde el primer nivel de atención. Se trata de sicólogos, trabajadoras sociales, enfermeras y médicos. Incluso, señala, personal administrativo, a fin de identificar las señales de un comportamiento suicida.
También se han creado brigadas comunitarias, los Grupos de Apoyo Emocional (GAE), con los que se impulsa la educación sicoemocional de la población, que permita reconocer las señales previas a desarrollar una patología mental que pueda llevar a acabar con la propia vida.