Desde el primer día sabíamos que todos se ahogaron: minero sobreviviente
El 3 de agosto, hace casi un mes, los mineros que trabajaban en El Pinabete, en Sabinas, Coahuila, se presentaron a trabajar como cualquier otro día, sin saber que para diez sería el último. Fernando Pompa fue uno de los cinco que a base de lucha y esfuerzo salvaron la vida.
Ahora, 30 días después narra su historia al diario Milenio.
“En la mañana fue un día común y corriente cómo cualquier otro día de trabajo… bajamos y normal, trabajando, lo único extraño es que íbamos avanzando muy rápido, había un poco de agua en los lugares, normal “Entonces iba a medio camino a entregar mi carretilla y el estruendo ese, que pensé que era una manguera o una llanta de carretilla porque se dio un tronido enorme, pero lo extraño es que era mucho aire, demasiado aire y si me alertó un poco, pero seguí como si nada.
Seguí trabajando como si nada, caminando entonces de repente sale un compañero, El Loco, José Luis, y me dice: 'córrele, córrele cabrón, un chingo de agua'. “Al momento de llegar a la plancha estaba un compañero ahí formado con su carretilla, le decíamos (Rogelio Moreno), me pregunta por su hijo: ¿dónde está José, José, dónde está?, José está allá abajo, le dije… él salió a correr, a buscar a su hijo en contra del agua. Ya no lo volví a ver, ni a mi compañero que me avisó (José Luis) ya jamás lo volví a ver”.
Fernando logró llegar junto con Héctor Díaz a la plancha, pero aún había 60 metros hasta el exterior, por lo que juntos comenzaron a escalar.
“Seguí escalando, yo recuerdo que el agua me cubrió varias veces, me quedé abajo, pero mi afán de ver a mi familia en esos momentos; nada más tenía la imagen de mi esposa y de mi niña, de que: yo tengo que salir, tengo que volver a verlas “Íbamos como a la mitad del vertical, entonces de ahí de la nada sale Héctor (Díaz) de abajo, ya a 30 metros arriba del vertical sale Héctor, yo me asusté, emergió del agua y me asusté yo pensé que ya venía ahogado, lo volteo a ver y hace esto (respira profundamente) y dije: 'pinche mudo', y lo primero que hice fue abrazarlo, agarrarlo y abrazarlo y aventarlo hacia la manguera”.
Cuatro mineros se encontraban en el hoyo, subiendo poco a poco hasta con el agua y a unos metros de la salida les arrojaron una cuerda. “Cuando salí ya había un montón de compañeros del otro pozo enseguida, me sientan y me dicen: se ahogaron todos güey, todos se ahogaron cabrón”.
Con evidente dolor, pero muy seguro de los que dice, Pompa señaló que desde el primer día sabían que sus compañeros se habían ahogado. “Ahora sí puedo decir; desde el primer día, pero por respeto, por la religión, por la fe, nos lo guardamos.
Había una esperanza qué hubiera una burbuja de aire, pero muy en el fondo sabíamos que no”. Aún sufre secuelas psicológicas como pesadillas y está apoyándose en la religión, pero con todo su pesar ahora trabajará en la excavación del tajo, junto con los otros cuatro que lograron salir ese día.
Sobreviviente recuerda a sus compañeros; "una persona de pura risa"
Ahora, recuerda con cariño a cada uno de los diez que murieron en el pozo de carbón.
José Luis Martínez
“El loco, una persona bien alegre, súper alegre, siempre con su risa bromeando, carro como dicen, no aguantaba el cabrón es lo que recuerdo de él”.
Rogelio Moreno Morales y Rogelio Moreno Leija (padre e hijo)
“Unas personas muy platicadoras y acá nunca paraban de hablar ellos dos, recuerdo eso”.
Sergio Gabriel Cruz
“Una persona seria que nada más hablaba para lo que era necesario, a veces cruzamos dos, tres palabras de nuestras familias pero nada más”.
Jaime Montelongo
“Una persona de pura risa, una persona que te quería hacer enojar siempre, para que fueras más recio, muchos lo recordaremos… jio,jio,jio era su risa”.
Margarito Rodríguez
“Una persona muy especial para mí porque fue de las personas que me enseñó a trabajar en este trabajo, todo lo que sabía era gracias a él”
Hugo Tijerina
“Una persona seria, muy seria, aquí él llegaba nada más y a lo que venía, nada más”.
Ramiro Torres
“Torres no lo conocí, llegué a conocerlo aquí, no platicábamos mucho ni nada, No lo llegué a conocer mucho”.
José Luis Mireles
“Era una persona bien alegre, una de las personas que conocí también a lo largo de mi vida y siempre era pura risa, también siempre contando chistes de tu físico o de tu familia, pero todo en buenas condiciones, pero siempre con una persona, bien risueño siempre risa y risa y bailando siempre te sacaba una sonrisa”.
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