Abigail Hay entró a los separos de la comisaría de Salinas Cruz, Oaxaca, a las 16.52 horas del 19 de agosto de 2022. Unas horas después estaba muerta. Las autoridades han mantenido que la joven, de 30 años, se suicidó en el interior de una celda con su ropa interior. Una versión que ha sido continuamente rechazada por la familia. Esta semana, su hermana Margarita Hay ha difundido un video de la llegada de Abigail a la comisaría en el que se muestra cómo es golpeada y empujada por hasta cuatro agentes de policía. “Es muy doloroso para mí esto, pero queremos justicia para mi hermana”, ha dicho Hay.
La muerte de Abigail Hay despertó en su entorno las sospechas desde el principio. La joven fue detenida cuando estaba discutiendo al interior de un vehículo con su pareja, Kleiver Nazario ‘E’. Fue acusada de haber cometido una falta administrativa por alteración de la vía pública y arrestada. Los videos de ese momento mostraron ya como la joven se resistía a subirse a la camioneta policial, mientras se aferra al brazo y a la pierna de un hombre para no ser trasladada. Finalmente, por la fuerza, los agentes consiguen montarla en el vehículo.
De acuerdo con la versión de la policía, la mujer fue trasladada al juez cívico, que le ofreció tres formas de pagar la falta cometida: una multa, servicio comunitario o pasar 24 horas en la cárcel. Hay aceptó ser encerrada.
En las imágenes de una cámara, filtradas ahora a la familia, se observa cómo dos agentes llevan agarrada Hay hasta los separos. Allí la joven se cae al suelo. Cuando trata de ponerse en pie de nuevo, una de las policías la agarra del pelo, después del cuello, y la otra, de los brazos. Hay salta y trata de zafarse. Mientras la inmovilizan, salen otras dos uniformadas del interior de la comisaría que también la rodean. Después, la colocan por la fuerza contra la pared, mientras la cachean. En esos momentos se ve a la joven gritando y gesticulando. El video, de una cámara de seguridad, no cuenta con audio por lo que la familia desconoce qué grita la joven qué le dicen las policías.
Las irregularidades por el caso de la joven oaxacaqueña se han ido acumulando con las semanas. Antes de la difusión de estas imágenes, la familia denunció que en el acta de defunción las autoridades municipales se negaban a señalar que la muerte había sucedido dentro de la comisaría.
Se han realizado tres autopsias —una de ellas por un forense independiente— y todas establecen como causa de la muerte la asfixia por ahorcamiento. La narrativa todavía está plagada de inconsistencias. Margarita Hay ha señalado a EL PAÍS que además de una profunda marca en el cuello, su hermana tenía lesiones en las piernas y en los brazos. “Tenía golpes que ella no se pudo hacer a sí misma, tuvo que haber alguna participación externa”, ha apuntado. Además, Hay se pregunta cómo pudo suceder un deceso así en un entorno vigilado como debería ser una comisaría.
Por esa posible omisión han sido detenidas cuatro personas: dos agentes municipales —que fueron posteriormente puestos en libertad—, el juez cívico y el comandante municipal. Estos dos últimos sí han sido vinculados a un proceso judicial. “Ellos fueron procesados porque son los encargados de que todo ahí esté en orden, son los que le dicen a los policías cómo se tiene que actuar. Se trabaja bajo sus indicaciones”, apunta Margarita Hay, que asegura que todavía hay mucho por investigar. “Todavía no se ha hecho justicia, aunque ni la justicia nos va a devolver a mi hermana”, ha dicho.
El caso de Abigail Hay recuerda al de la doctora Beatriz Hernández, en Hidalgo, en 2021. La médica fue detenida por la policía de Progreso de Obregón tras causar un accidente de automóvil sin heridos. Una hora más tarde, el cuerpo de la joven estaba tirado en el suelo del calabozo municipal. La versión de la policía aseguraba que Hernández había encontrado un trapo blanco en la celda y ella misma se había ahorcado. Los peritos identificaron 25 lesiones en el cuerpo de la joven, en el cuello, pero también algunas en el rostro, en los pechos y en la zona genital.
El argumento del suicidio todavía se utiliza en algunos casos de violencia contra mujeres. En los últimos meses, ese patrón se ha repetido en el caso de Luz Raquel Padilla, de quien la Fiscalía de Jalisco insinuó que se había prendido fuego a sí misma, o el de Yolanda Martínez, quien de acuerdo a la versión de las autoridades de Nuevo León, se quitó la vida bebiendo veneno, aunque días más tarde los mismos fiscales reconocieron que no habían encontrado ninguna sustancia en su cuerpo.
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