La policía de Ecuador encontró 131 paquetes de dinamita en el exterior de una estación policial comunitaria y cerca de un mercado popular en el centro de la capital y que se investiga si la carga tiene que ver con grupos del crimen organizado que desde la semana pasada desataron una ola de actos violentos en el país.
El general Wilson Pavón, jefe de policía del Distrito Metropolitano, aseguró que la carga de explosivos “era descomunal" y que gracias al trabajo preventivo probablemente se evitó una tragedia. La carga fue encontrada cerca de una feria de productos básicos, en el mercado de San Roque.
En rueda de prensa, Pavón dijo que unidades antiexplosivos realizaron una revisión exhaustiva de los paquetes de dinamita, que se utilizan particularmente en la actividad minera. Agregó que la carga fue enviada a un sitio seguro para si destrucción controlada.
El subjefe policial de la zona amenazada, San Roque, Mauricio Chacón, destacó a periodistas que "se ha logrado contener un hecho delictivo; estamos realizado las investigaciones ya que con esta carga explosiva se podía causar daño a un kilómetro a la redonda”, estimó.
Destacó el hecho de que los martes son días aún más concurridos en el mercado de San Roque, centro de Quito, y llamó a la ciudadanía a que ante un objeto sospechoso que lo reporten a la policía.
El incidente tiene lugar en momentos en que el gobierno del presidente Daniel Noboa busca detener una espiral de violencia que escaló la semana pasada por organizaciones del crimen organizado y vinculadas principalmente al narcotráfico.
En su cuenta de la red social X (Twitter), la policía dijo previamente que “se conoce que estas organizaciones delictivas, con todo el trabajo realizado por la policía, se sienten amenazadas y buscan estas formas de intimidar. No vamos a dar un paso al costado y vamos a seguir trabajando en este territorio”.
Similares acciones se han registrado en otras zonas del país, como en la ciudad de Cuenca, el lunes, cuando explosivos fueron ubicados cerca de un cuartel policial ubicado muy cerca de un centro educativo infantil, que fue evacuado.
Las autoridades han confirmado decenas de llamadas reportando presuntas amenazas con explosivos, 90 por ciento de las cuales han sido descartadas, según las autoridades.
El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, entrevistado por el canal de televisión Teleamazonas, manifestó que “todo esto es parte de una guerra psicológica que busca amedrentar a la ciudadanía, generar angustia”.
Patrullas de militares y policías, portando armas largas, realizan retenes móviles en las calles para neutralizar eventuales amenazas, y obligan a ocupantes de vehículos de transporte público y privado a bajar para revisiones más exhaustivas tanto de las personas como de los vehículos.
La oleada de violencia se intensificó hace una semana tras la desaparición de una cárcel de Guayaquil, del capo del narcotráfico, Adolfo Macías, alias Fito, líder de Los Choneros, con vinculación al cartel de Sinaloa. Un día más tarde se fugó otro jefe regional de la banda Los Lobos, Fabricio Colón Pico. Ninguno ha sido localizado.
Tras ello, el gobierno inicialmente decretó estado de excepción y toque de queda entre las 23:00 y las 05:00 horas, y hace una semana declaró el estado de conflicto armado interno, con lo cual las fuerzas armadas intervendrán activamente para controlar a 22 bandas criminales. Los uniformados se han volcado con amplia presencia en las calles.
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