Anaya y su frágil posición en un PAN que debe replantear su papel en México
La derrota por goleada del conservador Ricardo Anaya abre una herida en el Partido Acción Nacional (PAN) y coloca a este joven político en una frágil posición dentro de su propia agrupación, en la que escaló desatando pugnas internas hasta ser candidato a la Presidencia de México.
"Anaya se vuelve poco atractivo, y por esto estarán buscando otro actor (dentro del PAN). Aunque veo lejano que puedan expulsarlo porque no hay condiciones", dijo hoy a Efe Gustavo López, profesor de la Escuela de Ciencias Sociales en el Tecnológico de Monterrey Ciudad de México.
Con 73 % de los votos escrutados en los comicios del pasado domingo, Anaya obtuvo solo 22 % de los sufragios frente al 53 % del futuro mandatario de México, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Esto supone un duro golpe para este candidato conservador de 39 años que se presentó, durante esta larguísima campaña electoral, como el aspirante que había de capitalizar el voto útil de todos los contrarios al izquierdista.
Con este fracaso, este ambicioso político se encuentra en arenas movedizas y cualquier movimiento podría ser fatal.
Sus detractores consideran que fracturó el PAN, lo que llevó a pugnas internas y a que importantes dirigentes como la ex primera dama Margarita Zavala, esposa del exmandatario Felipe Calderón (2006-2012), dejara el partido y buscara su propia candidatura a la Presidencia, a la que luego renunció.
"En su afán por ser candidato, dejó lastimados a varios liderazgos políticos que aspiraban a participar en el proceso interno" de elección del aspirante presidencial, explicó a Efe el coordinador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Khemvirg Puente.
Hoy, este partido que logró acabar con la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el año 2000 está dividido por varios grupos que pugnan por su control, entre ellos los calderonistas, afines al exmandatario.
Anaya renunció a la dirección del partido para contender en las presidenciales, pero podría volver a optar por el puesto.
"Sería un grave error tratar de imponerse nuevamente como dirigente", afirmó Puente, quien considera que este político originario del céntrico estado de Querétaro no es ni un buen líder opositor ni capaz de movilizar masas.
El PAN está en una encrucijada, y prueba de ello es que horas antes de este 1 de julio el partido expulsó a varios de sus miembros.
La Comisión de Orden y Disciplina Intrapartidista resolvió por unanimidad expulsar a los senadores Ernesto Cordero, una importante figura del PAN, a Jorge Luis Lavalle, y a la exdiputada Eufrosina Cruz Mendoza.
Aunque oficialmente no se dieron motivos, estos políticos habían apoyado a otro candidato a la Presidencia, José Antonio Meade, del PRI, y eran considerados "rebeldes" del partido.
El pasado viernes el equipo de Anaya, que es investigado por supuesto lavado de dinero por la Fiscalía General, denunció la filtración de un vídeo en el periodo de veda electoral.
El mismo partido publicó dicho vídeo íntegro, en el que el aspirante, rodeado de allegados panistas, afirmaba que ganaría la Presidencia.
Pero "independientemente del resultado, va a ser muy importante reunirnos inmediatamente después a pensar en el partido, porque hay un grupo de gente que no tiene los principios del partido como sí los tenemos los que estamos aquí, y van a andar al acecho y van a reclamar hacerse del partido", alertaba.
La advertencia a sus afines no puede ser más certera, y la duda ahora será ver si Anaya querrá "atrincherarse" en el poder o buscará otro papel interno.
Para Puente, la presidencia del partido derechista debería ser ocupada "de manera interina con un liderazgo de prestigio y calidad moral".
En este escenario, el actual gobernador de Chihuahua (norte), Javier Corral, podría ser una pieza importante en el partido al actuar de bisagra entre partidarios y detractores de Anaya.
"La estructura del PAN es atractiva para muchos actores porque reciben recursos públicos, y varios de los grupos que Anaya desplazó en su pugna por la Presidencia van a buscar venganza", pronosticó López.
Para Puente, la mayor opción de supervivencia del partido será llevar a cabo una "reforma de fondo" de sus estructuras y formas de hacer política.
Y, sobre todo, convertirse en esta oposición "firme y frontal" que prometió Anaya este domingo tras aceptar su derrota.
Una oposición que no hizo durante el mandato del PRI del actual presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), lo que le ha perjudicado enormemente al ser puesto en el mismo saco, opinó Puente.