A finales de 1989, los bajacalifornianos estaban hartos de los abusos de los priístas. Todavía les resonaba en la memoria el robo de las elecciones para presidente municipal de Tijuana, que ganó el PAN y para no reconocer la derrota, se formó un Concejo Municipal.
En lo que apunta fue una venganza política, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari quitó al gobernador Xicoténcatl Leyva Mortera, en tanto que prevalecían el abuso y la impunidad en todos los niveles.
Ernesto Ruffo Appel, entonces joven presidente municipal de Ensenada, apareció en la escena pública como una promesa de cambio para los bajacalifornianos. En medio de una ola de entusiasmo popular, llegó a la gubernatura, misma que mantuvieron los gobiernos del PAN durante 30 años.
Es cierto que vino una nueva generación de políticos, sobre todo hablando del gabinete de Carlos Montejo Favela, quien ganó la presidencia municipal de Tijuana, por el PAN, en ese mismo año, mismos que por cierto, se hicieron ricos y se perpetuaron en el poder todo este tiempo.
En tres décadas, hubo cambios de caras y nombres, pero no de fondo en el sistema político, económico y social de la entidad.
Fue un “quítate tú, para ponerme yo” y reproducir las mismas malas prácticas.
Prevaleció la inseguridad, haciéndose más cruel y amplia, aplastando a familias completas con los lastres del alcoholismo, la drogadicción y la desintegración social.
Sí hubo avances sociales, hay que reconocerlo. No todo fue negro o pérdida de tiempo, pero pudo haberse logrado más.
No hubo un proyecto legislativo serio, que diera la pauta para una sociedad más progresista, educada y participativa.
No hubo cambios de fondo en la economía ni en las finanzas del estado: hasta el último momento y en medio de la crisis económica, el gobierno del estado de Francisco Vega de Lamadrid, se ha negado a despegarse de sus prebendas: altos sueldos a funcionarios de primer nivel, séquito de seguidores en dependencias inútiles, porque carecen de presupuesto para funcionar, pero ahí están, pegados a la ubre. Camionetas Suburban de lujo, de casi un millón de pesos, para que los funcionarios se paseen a gusto y muchos gastos supérfluos más, que seguiremos viendo hasta el final de este gobierno.
Mientras, prevalecen las necesidades en los hospitales públicos, donde falta de todo. El gobernador ni actúa ni gestiona por los bajacalifornianos. La crisis en la Universidad Autónoma de Baja California apunta a la debacle: la mitad de quienes solicitaron nuevo ingreso podrían quedarse fuera.
El PAN perdió su oportunidad histórica de hacer el cambio verdadero. La gente ya les dio su oportunidad.
Hoy llega Morena a Baja California y la pregunta es: ¿podrán responder a las expectativas de los bajacalifornianos?
En lo personal espero que sí lo hagan, que no le fallen a la gente y que el gobierno moreno dure lo que tenga que durar. Tienen a un presidente del mismo partido, gobernador, Congreso y alcaldías. Mejor panorama no podrían tener.
Por cierto, esta columna seguirá apareciendo los lunes, miércoles y viernes, en tanto haya candidatos: para muchos, la campaña por la sucesión a la gubernatura empieza hoy lunes tres de junio, ya que hasta no se decrete lo contrario, el periodo de gobierno para Jaime Bonilla Valdez será de dos años diez meses.