El ritual de la muerte del mariano matamoros
Murieron 13 personas, incluyendo niños y adultos
“Shh, shhh, bajen la voz, ya llegaron por nosotros”, les dice un adulto. Los murmullos rebotan en la humilde casa de madera en el incipiente Mariano Matamoros.
¿Ya están aquí?, se escucha una voz de un menor. “Sí, tenemos que quedarnos quietos”, contesta un adulto. Minutos después no hay ruido en la casa de madera, levantada en una de las zonas más alejadas de la ciudad.
Un audiocasete de cinta magnética colocado en una grabadora de los noventas registra los diálogos previos a la “llegada”.
El silencio se apodera del inmueble. El casete alcanza a registrar la relajación de los esfínteres. Para ese entonces, ya el ritual se cumplió.
Todos están muertos.
Dispersos yacen varios cuerpos de los partícipes. Hombres, mujeres y niños. La escena es siniestra. La noticia alcanzó a los principales diarios.
Fue en una vivienda del Mariano Matamoros de la delegación La Presa, en Tijuana, 13 personas murieron por intoxicación de monóxido de carbono mientras celebraban un ritual espiritista (supuestamente hablando con seres de otro mundo).
Estaban en un círculo formado por una cuerda, en situación de trance, ante la imagen de la Virgen de Guadalupe y dos velas.
Murieron por inhalar monóxido de carbono. Diez de los cuerpos fueron encontrados sentados vomitados, orinados y con excremento, y los otros caídos.
La edad de los muertos, de entre 11 y 75 años. Tijuana se conmocionó con el hecho, fue el 12 de diciembre (festejo de la Virgen de Guadalupe) de 1990.
Especialistas del FBI de los Estados Unidos recibieron las muestras recogidas por personal de la Policía Judicial del Estado (ahora Ministerial) para su análisis científico.
Me tocó cubrir este lamentable hecho, platicar con familiares de algunos de los fallecidos y en todos había incertidumbre y temor por lo sucedido.
Agentes judiciales (ministeriales que participaron en las investigaciones estaban desconcertados, ¿qué había pasado esa noche y madrugada del 11 y 12 de diciembre en esa casa?
La escena que encontraron fue terrorífica: cuerpos sentados y caídos muertos, niños, mujeres y adultos. Casetes (videocintas) de procesiones religiosas de sectas de Estados Unidos, folletos de una secta denominada “Templo del Mediodía”.
Primero se dijo que los participantes en el ritual habían ingerido una bebida envenenada, después con las muestras recogidas y analizadas en Estados Unidos, determinaron que inhalaron accidentalmente monóxido de carbono.
¿Fue accidental o voluntariamente?, han pasado
29 años y la duda persiste. Medios de comunicación internacionales (apenas iniciaba la era del internet y las redes sociales no existían) dieron cuenta del terrorífico suceso en Tijuana.
Eran tiempos en que las corporaciones de ambos países trabajaban en estrecha coordinación, no había desconfianza mucho menos entre los científicos forenses.
Peritos que analizaron y procesaron la escena del crimen recolectaron muestras de alimentos, líquidos, audio casetes, video casetes en formato vhs y beta que se analizaron cuadro por cuadro y segundo por segundo. Aún no existían estos equipos que hoy lo hacen digitalmente.
Fueron horas y días de investigación de aquella escena donde las trece personas habían sido encontradas en diversas posiciones cadavéricas, pero con algo en común, una cuerda con trece nudos colocada en forma circular y los cadáveres alrededor de éste .
Médicos, químicos, fotógrafos y criminalistas que formaban parte de la investigación en ambos países levantaron muestras de sangre, realizaron biopsias sobre tejidos de los cuerpos y los laboratorios de la Policia de San Diego y del Buró Federal de Investigaciones (FBI) los procesaban ante la ausencia de equipo y material especializado en México.
En algunas grabaciones analizadas se escuchaban los rituales y a lo lejos voces infantiles que presenciaban dichas sesiones. No se pudo determinar si esa grabación correspondía al día de los hechos, pero fue clave para el entendimiento de la conducta y de ese mundo surreal que vivían durante la ceremonia.
Con los resultados aportados por autoridades extranjeras y análisis de la escena, la hipótesis contundente fue la intoxicación de monóxido de carbono por inhalación.
Para los especialistas la muerte de trece personas en Tijuana fue científicamente por la falta de ventilación en un espacio tan reducido donde encendían inciensos durante el ritual, calentaban comida y regulaban la temperatura ambiental con el encendido de anafres. Todo se conjugó para morir silenciosamente, sin sufrimiento y sin sentir el dolor en ese mundo surreal de aquella escena dantesca en la Tijuana de los noventas.
Para otros, la muerte de esas 13 personas sigue siendo un enigma que seguirá cuestionando la vida después de la muerte y los encuentros con otros seres.