A fin de continuar con las acciones para salvaguardar la integridad física de las personas, el XXIII Ayuntamiento de Tijuana, procedió a la clausura de dos establecimientos que operaban como asilos de ancianos, por no contar con las medidas de seguridad necesarias ni la documentación requerida para su operación.

En atención a las instrucciones del presidente municipal, Arturo González Cruz, de cuidar en todo momento la seguridad de la ciudadanía, sobretodo de las personas de la tercera edad, se emprenden acciones que den como resultado sanciones a los establecimientos que carezcan de los protocolos para prevenir accidentes de consecuencias fatales.

El director de Inspección y Verificación, Adolfo García Dworak, informó que se trata de las estancias conocidas como San Francisco de Asís I y II, ubicadas en los fraccionamientos Alicia Carrillo y El Paraíso, respectivamente, por lo que se debe actuar con responsabilidad, sensibilidad y de manera inmediata, apegados a los reglamentos locales, para evitar tragedias mayores.

El funcionario explicó que en el edificio San Francisco de Asís I, residían 14 personas, cuatro hombres y diez mujeres, al realizar el recorrido de inspección no presentaron el permiso de operatividad, uso de suelo, certificados de medidas de seguridad por la Dirección de Bomberos, el plan interno de Protección Civil, impacto ambiental licencia de anuncio ni póliza de seguro.

En tanto, en el establecimiento San Francisco de Asís II, se encontraban ocho personas, cuatro hombres y cuatro mujeres, en este lugar, no presentan las anuencias anteriores, así como el dictamen de gas, eléctrico y estructural. No cuenta con extinguidores, luces de emergencia ni ruta de evacuación. Tampoco tiene las rampas de acceso para discapacitados.

García Dworak dio a conocer que los representantes legales de las también conocidas como Casas de Cuidados, tienen un plazo de cinco a 45 días para rehabilitar sus instalaciones y poner en regla su documentación con el gobierno municipal, de no ser así se clausurará de manera definitiva.

El director de Inspección y Verificación indicó que se contó con el apoyo de la Unidad Municipal de Asistencia Social (UMAS) y las 22 personas que vivían en los asilos, fueron trasladadas a las estancias que administra el Sistema DIF Municipal.

El Ayuntamiento de Tijuana, que encabeza el presidente municipal, Arturo González Cruz, reitera el compromiso de realizar acciones preventivas para evitar que se presenten accidentes que pongan en riesgo la vida de los ciudadanos, concluyó el funcionario.

Habitante desde hace 25 años del asilo San José de la ciudad de Tunja, Colombia, Doña Carmen arribó al lugar después de padecer y superar cáncer de nariz.

En ese momento, ella pensaba que esa era la batalla más dura que le pondría la vida, sin embargo estaba lejos de imaginar que el Covid-19 le daría más pruebas que enfrentar.

En junio del 2020, la abuela de 104 años contrajo el virus junto a otras dos residentes del mismo hogar. Inmediatamente fueron aislados y lograron recuperarse bajo todos los cuidados médicos.

Doña Carmen fue vacunada el 27 de febrero de 2021 y el 8 de marzo, nuevamente, dio positivo para el nuevo coronavirus. Pasaron 11 días y fue llevada a la Clínica María Josefa Canelones de Tunja, donde fue necesaria su atención en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Su evolución fue sorpresiva para los médicos y el personal de salud. Doña 'Carmelita', como la llaman cariñosamente, no necesitó de ventilación mecánica, pero sí de un alto flujo de oxígeno.

En medio de aplausos y la alegría que causó su recuperación, con una calle de honor fue dada de alta de la clínica el pasado 5 de abril y ahora continúa su recuperación en el asilo San José.

Hasta el momento en Colombia, doña Carmen Hernández se convierte en la mujer más longeva que ha logrado superar el covid-19.

Desde el inicio de la pandemia por Coronavirus (COVID-19) se prohibieron las visitas en los asilos de la ciudad de Tijuana para evitar la propagación del virus.

En el asilo Agtagama les ha afectado más la soledad que el COVID-19, 

"Ellos me dicen 'extrañamos aquellos días cuando venían y estaban con nosotros', y ahora pues nada, si se agüitan pero pues es por su bien" dijo el encargado del asilo Rodrigo Hernández. 

Señaló que el único contacto que tienen es con el personal que los atiende o de lejos saludan a las personas que entregan donativos. 

Hernández dijo que se les anima para evitar que estén en depresión "Se les habla de lo que está pasando y que todo esto va a pasar, se les anima a través de la palabra de Dios".

Afortunadamente hasta la fecha no se ha presentado ningún caso de COVID-19, si alguien desea apoyarlos y brindarles una sonrisa pueden acudir al asilo ubicado en Avenida Francisco Villa 40040, Ejido Matamoros.

Los casos de COVID-19 en adultos mayores de América Latina y el Caribe ponen en evidencia la fragilidad de los sistemas de cuidado y apoyo para esta población. La pandemia muestra la falta de protocolos de acción y prevención tanto en atención domiciliaria como en residencias y la necesidad de apoyo a los familiares y cuidadores informales. Hoy en día, ocho millones de adultos mayores en la región (12% de las personas de 60 años y 27% de los de 80 años o más) tienen alguna dependencia funcional, según el estudio “Envejecer con Cuidado: atención a la dependencia en América Latina y el Caribe ”, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esto es, no pueden llevar a cabo de manera independiente al menos una actividad básica de la vida diaria, como bañarse, comer o levantarse de la cama.

La gran mayoría de ellos recibe apoyo de un miembro de su familia, en su mayoría mujeres. Los adultos mayores corren el riesgo de quedar sin nadie que los cuide, en caso de que el cuidador principal se enferme, o si el aislamiento social les impide recibir visitas. Un 14% de los mayores de 60 años vive solo y la cifra asciende a 20% entre los mayores de 80 años; en países como Argentina y Uruguay, estas cifras equivalen al 20% y casi 30% respectivamente.

La carga extra de los cuidados en tiempos de pandemia, y el stress que esto genera, puede tener efectos negativos en la salud mental y física de los cuidadores familiares. A esto se le agrega las responsabilidades adicionales que puede tener el cuidador, como cuidado de niños y aumento del tiempo dedicado a las tareas del hogar.

Todo esto evidencia la necesidad de contar con sistemas de cuidados que impulsen los servicios de atención domiciliaria en el hogar, ahora más que nunca. Además, se vuelve imprescindible contar con sistemas de apoyo a los cuidadores informales, mediante cursos de capacitación, apoyo emocional, y estabilidad laboral.

A la falta de capacitación y carga extra que padecen los cuidadores, se suma la escasez de estos. En una situación de contagio en residencias, por ejemplo, donde la separación del personal entre quienes cuidan a personas infectadas y quienes cuidan a los sanos es fundamental para impedir la propagación, la falta de personal puede suponer grandes limitaciones para poder cumplir con este protocolo. El riesgo de contagio entre los cuidadores agrava la situación.

Se necesitan desarrollar sistemas de cuidados que se enfoquen en la formación y capacitación de recursos humanos y que valoricen su trabajo, a través de mejores condiciones laborales (mayores salarios, formalización, posibilidades de carrera). Solo de esta forma se podrán atraer los recursos humanos necesarios para suplir las necesidades de cuidados.

La velocidad de envejecimiento que está experimentando la región, y el consecuente aumento esperado de personas con dependencia en el futuro próximo, presiona aún más a tomar cartas en el asunto. Se espera que en 2050, los adultos mayores con dependencia funcional llegarán a 27 millones, esto es más de tres veces la población actual, triplicando la demanda de servicios de atención a la dependencia. Al mismo tiempo se reducirá la oferta tradicional de servicios de atención, basada principalmente en el trabajo no remunerado de las mujeres de la familia.