A ocho meses de iniciada la contingencia por covid-19, las empresas de la construcción han aprendido a laborar con la nueva normalidad, sin embargo, es necesario que se les considere como una actividad esencial, pues impacta en al menos otras 64 ramas de la economía.
Lo anterior lo señaló el Ing. Gabriel Valenzuela Moreno, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), delegación Tijuana, Tecate y Rosarito, durante su participación en el panel "Sector empresarial y covid-19".
Dicha actividad fue convocada por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), donde el dirigente señaló que la pandemia ha modificado la vida de los ciudadanos en todos los sentidos, siendo la construcción uno de los sectores más afectados.
De acuerdo con datos de la CMIC a nivel nacional, precisó, de enero a agosto de este 2020 se perdieron más de 510 mil empleos, de los cuales se recuperaron poco más de 424 mil, por lo que existe un déficit de alrededor de 86 mil empleos todavía.
El presidente de la CMIC resaltó que el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2021 contempla 439,139 millones de pesos para obra pública, lo cual es positivo para lograr recuperar los empleos que se han perdido, aunque no están esperanzados a los recursos públicos.
"Afortunadamente esta es una región muy pujante donde existe edificación de vivienda vertical y centros comerciales, es decir, la dinámica ahí está y eso es bueno para las empresas", afirmó.
Sin embargo, Valenzuela Moreno calificó como necesario el considerar a la industria de la construcción como una actividad esencial, pues en los primeros meses de la emergencia sanitaria se paralizó al sector, casi en su totalidad.
"La construcción impacta en más de 64 actividades indirectas, por eso se estima como el termómetro de la economía, pues somos una industria que genera mucho empleo", aseguró el líder de la CMIC.
De ahí que el organismo pugna porque se otorguen mayores apoyos a las empresas, como financiamientos a tasas blandas y a plazos mayores, con el fin de aminorar los impactos negativos de la pandemia.
En ese sentido, el Ing. Gabriel Valenzuela recordó que desde el inicio de la contingencia se tuvieron que aplicar adecuaciones para poder seguir con las obras, pues no solo era el uso de cubrebocas y tapetes sanitizantes, sino adoptar toda una reingeniería.
Para ello, dijo, se creó el Protocolo de Regreso Seguro a las Obras, un manual muy completo que detalla las medidas que deben implementarse en las obras de construcción, el cual fue acreditado por la Secretaría de Salud y el IMSS, a nivel nacional.
Valenzuela Moreno recordó que la CMIC, a través de su Instituto de Capacitación para la Industria de la Construcción (ICIC) se dio a la tarea de impartir cursos de capacitación para las empresas que lo solicitaran, y así poder dar seguimiento a sus proyectos.
"En la CMIC tenemos muy claro lo importante que es la capacitación de los afiliados, sobre todo porque algunas actividades requieren de certificaciones, y por eso se llevan a cabo de 3 a 4 cursos al mes", destacó.
Por último, explicó que también de han puesto en marcha horarios escalonados para evitar aglomeraciones en los lugares de trabajo, se ha enviado a descansar al personal vulnerable y se han implementado otras medidas como el home office y las reuniones virtuales.