Leyzaola era quien torturaba, acusa Huerta
Según nota informativa publicada por AFN y firmada por la periodista Dora Elena Cortés, el capitán Gustavo Huerta Martínez inculpó al ex secretario de Seguridad Pública de la ciudad, Julián Leyzaola Pérez, durante la presentación de su declaración preparatoria ante el Juez Tercero de lo Penal, al que dijo que era el teniente coronel el que torturaba, y que esto lo hacía en el “búnker” situado en las instalaciones de la comandancia, en la calle 8 de Tijuana, en tanto que presentaba –sin ninguna turnación- a otros policías, en las instalaciones militares.
Después de su detención –la mañana del viernes, al presentarse en las oficinas de la Fiscalía, en el World Trade Center- el capitán retirado del Ejército Mexicano, fue internado en la penitenciaría estatal, y presentado ante el juez que libró la orden de aprehensión en su contra, por supuesta tortura, en el caso denunciado por la señora Blanca Margarita Messina Nevárez, el 30 de abril de 2010.
En su declaración -el dos veces secretario de Seguridad Pública de Tijuana, y ex director de la policía- negó haber participado en esos casos de tortura, y refirió que su intervención se limitó a presentar a los agentes policiacos que Leyzaola Pérez le indicaba, ya que éste era su superior, además, de que ambos son militares retirados.
Hizo notar que Leyzaola ostenta el cargo de teniente coronel de Infantería, y él, el de capitán primero de Infantería, por lo que en ambos casos, era su superior jerárquico.
Sobre los hechos de los que se le acusan, relató que él realizaba normalmente las actividades propias de su función, como director general de Policía y Tránsito Municipal, y que estando en su oficina (en fechas que no recordó, tan sólo, que fue en el año 2009), le presentó un oficio expedido por la Procuraduría General de la República, mediante el que se le indicaba la “presentación” de varios elementos policíacos, ante el agente del Ministerio Público Federal, ubicado en las instalaciones de la segunda Zona Militar.
Refirió que se le indicaban una serie de nombres para presentarlos, lo que hizo, destacando que -en ocasiones- eran previamente entrevistados por Julián Leyzaola, tanto en las instalaciones del “búnker” ubicado en la calle octava y Constitución, como en las instalaciones del 28 batallón de Infantería.
Dijo haberse percatado de que al llegar Leyzaola a estos sitios los ofendía (a los “presentados”) con palabras, y en ocasiones con golpes, tales como: cachetadas, puñetazos, y patadas en diversas partes del cuerpo, por lo que él se retiraba a cierta distancia, al no estar de acuerdo con estas acciones, en las que –insistió-, nunca participó “ni directa ni indirectamente”.
Refirió que cuando el teniente coronel no lograba obtener la respuesta que deseaba: “su enojo crecía, y también, eran mayores las agresiones como asfixia, por medio de una bolsa; ahogamiento, poniéndoles un trapo en la cara y vertiéndoles agua (que les provocaba ahogamiento), así como el uso de una chicharra”, que describió como un aparato que se utiliza para dar descargas eléctricas, en diversas partes del cuerpo.
Huerta Martínez afirmó que en diversos momentos le señaló no estar de acuerdo en la forma en que se conducía, y obtenía resultados, lo cual le provocaba enojo, por lo que le recordaba que “él era su superior”, y por lo tanto, el que tomaba las decisiones, en tanto que su trabajo (el de Huerta), era el de acatar esas órdenes que consistían “en ubicar a los elementos y trasladarlos a las instalaciones de la segunda Zona Militar o a donde le indicara el secretario Julián Leyzaola”.
Refirió, que finalmente, todos los requeridos, eran entregados en la zona militar, presentados sin ningún documento de traslado, presentación, o puesta a disposición.
Afirmó también, que por lo general, él se retiraba del lugar -a menos de que el secretario Leyzaola le indicara que permaneciera ahí- así que cuando lo hacía, se quedaba a distancia de donde se registraban las agresiones.
Sin embargo, señaló que cuando permanecía en el sitio, presenció esas agresiones, particularmente en las instalaciones de la calle octava, ya que dijo que a las instalaciones militares no le permitían el acceso.
Destacó que para entrar a éstas, se tenía que pasar por dos zonas, la primera que es de ingreso (hasta dónde se encuentra la guardia en prevención) y la segunda zona pasando dicha guardia.
En las próximas horas se deberá definir la situación legal de Huerta, quien podría alcanzar libertad o libertad bajo fianza.