“La candidata de MORENA en Tijuana anda muy nerviosa, pues ya se dio cuenta que no es lo mismo que la elección de 2018 ni 2019”, comentó el presidente estatal del PRI, Carlos Jiménez Ruiz.
“Por ejemplo, el gobernador ganó con el promedio histórico de sus antecesores y en un año perdió casi medio millón de votos. Lo cual deja en claro que no convencen a los bajacalifornianos, eso lo saben y les preocupa mucho. Les preocupa ser un gobierno de paso, como seguramente lo serán”, abundó el dirigente del tricolor.
De acuerdo con el INE, en 2018 el candidato presidencial ganador obtuvo 918,939 votos en Baja California. Mientras en la misma elección, Jaime Bonilla obtuvo 824,241, es decir, 94,698 sufragios menos. Un año después, durante el Proceso Electoral 2018-2019, Bonilla Valdez logró el apoyo de 348,529 personas, lo cual representa una pérdida de 475,712 votos.
Además, dijo: “En dos años, Tijuana ha mostrado una inestabilidad jamás vista. Un gobernador que no respeta la autonomía del municipio, como lo dicta la Constitución mexicana. Dos gobiernos de un mismo partido que se la vivieron en confrontación y, ahora, un ayuntamiento que se la pasa complaciendo los caprichos del gobernador, aunque atente contra la soberanía municipal”.
Arturo González Cruz fue el candidato triunfador de MORENA a la Presidencia Municipal de Tijuana en 2019, obteniendo 169,026 sufragios; mientras, Jorge Ramos Hernández se convirtió en presidente municipal con 196,779 votos en 2007.
“También hay que recordar que el gobernador es senador con licencia; su candidata a gobernadora fue diputada federal con licencia y es alcaldesa con licencia; y su candidata a presidente municipal de Tijuana es diputada local con licencia, es decir, su ambición es mayor a su falsa promesa de servir a nuestra gente”, concluyó Jiménez Ruiz.
Montserrat Caballero Ramírez fue electa diputada local para el periodo 2019-2021, pero decidió separarse temporalmente del cargo para contender por la Presidencia Municipal de Tijuana. Cabe destacar que, además de haber sido sorprendida bebiendo en plena sesión del Congreso, se dio a conocer por haber sido la artífice principal de la Ley Bonilla y la Ley Gandalla, ambas impulsadas por el gobernador.