Un carril de desaceleración que ya existía en la vía de descenso de la 5 y 10 y dejó de recibir mantenimiento por parte del Ayuntamiento, así como horarios específicos para tránsito de vehículos pesados, muy de mańana y de noche, evitaría estos lamentables accidentes como el ocurrido el viernes, indicó el Presidente del Colegio de Arquitectos e Ingenieros, Guillermo Caballero Herrera.
Recordó que este carril de desaceleración ubicado a la altura de la lanzadera de transporte, estuvo funcionando con bastante éxito durante mucho tiempo, sin embargo en el ir y venir de administraciones municipales, se dejó de dar atención y principalmente mantenimiento a esta importante herramienta que evitó muchos accidentes.
Otro punto que contribuiría a tener orden en la operatividad de vehículos pesados, es incluir en su reglamentación zonas de tránsito, tal y como lo establece el Reglamento de Protección al Ambiente de la ley federal, que en uno de sus apartados marca las zonas de tránsito para los vehículos que transporten productos químicos flamables e inflamables.
Un apartado así se debería de implementar por parte del Ayuntamiento que es la instancia encargada de vigilar el tránsito de este tipo de vehículos, al momento que recordó que desde hace 2 décadas, se propuso que hubiera un horario, de 5 a 8 de la mańana y de 8 a 12 de la noche, sin embargo, en ese momento los industriales se opusieron porque les generaría gastos porque no operaban en esos tiempos.
‘’Y el resultado de esas omisiones o falta de interés, concluye en hechos lamentables como el accidente de nueva cuenta en la 5 y 10, donde hubo una gran cantidad de personas lesionadas y una jovencita muerta; cuando se pueden prevenir accidentes fatales’’, sentenció.
Incluso retomó una propuesta que también se impulsó y no tuvo éxito, fue la implementación de dos terminales de trasiego, una en la la parte sur de Tijuana para recibir camiones provenientes de Ensenada, y el segundo en la entrada a la ciudad proveniente de Mexicali.
Explicó que el objetivo de estas terminales consiste en que todos los camiones de carga, invariablemente llegaran a este punto y de ahí se trasladara sus productos en camiones rabones, no mayores de 8 toneladas, lo que evitaría el tránsito de camiones pesados en la ciudad, mismos que además destruyen las vialidades por su peso, sin embargo, se consideró un costo excesivo para los industriales, y tampoco prosperó.
Caballero Herrera consideró que si bien todo tiene un costo, la ciudad de Tijuana lo merece y sobre todo, si se evitan pérdidas humanas, lesiones en personas y dańos en bienes, sosteniendo que falta orden por parte de las autoridades municipales y del sector industrial para evitar afectaciones a los tijuanenses.