Aún hay esperanza en la lucha de proteger a la vaquita marina
Los esfuerzos para proteger a la vaquita marina, la marsopa más pequeña del mundo, han llevado a un descenso significativo de la pesca en una zona protegida que alberga a la especie en peligro crítico de extinción, según han declarado el gobierno mexicano y una organización sin ánimo de lucro tras un año de nueva campaña de colaboración.
Sin embargo, no está claro si la prohibición de la pesca en el Mar de Cortés se ha traducido en un aumento de la población de vaquitas marinas, que algunos biólogos estiman ha descendido a sólo entre 6 y 20 ejemplares.
La organización no gubernamental Sea Shepherd, junto a organismos oficiales y la Marina de México impulsó el año pasado la "Operación Milagro", un proyecto para proteger a la vaquita marina mediante el intercambio de información sobre la pesca ilegal en las aguas donde viven, conocidas como Zona de Tolerancia Cero.
Un año después, el grupo afirmó que había conseguido reducir en más de un 70% el número de horas que los barcos pesqueros operaban donde viven las vaquitas, en el golfo del Pacífico que separa la península de Baja California de tierra firme, lo que garantiza que se lancen menos redes.
Las vaquitas marinas, que miden menos de 1.5 metros, suelen enredarse y morir en las redes de pesca que se lanzan para capturar camarones, peces de aleta o totoabas, un gran pez cuya vejiga natatoria se comercializa ilegalmente en Asia, donde es muy apreciada en la medicina tradicional.
México se encuentra bajo presión internacional para solucionar el problema.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres -el principal organismo mundial en la materia- ha advertido que impondrá a México restricciones comerciales si no presenta antes de finales de febrero un plan para hacer frente a las amenazas que pesan sobre la especie.
Pritam Singh, director ejecutivo de Sea Shepherd, declaró a Reuters que la labor del grupo se ha vuelto más eficaz, ya que trabajan para evitar que las redes entren en el agua o se aseguran de que se retiran en tan sólo "unos minutos".
La Armada de México confirmó que había menos pesca en la zona y esta semana la Sea Shepherd envió un nuevo barco para reforzar la vigilancia.
El contralmirante José Carlos Tinoco Castrejón añadió que la ayuda del sector pesquero ha sido clave: "Han colaborado con nosotros en respetar las cosas en beneficio de la comunidad pesquera", dijo.
Los expertos, sin embargo, se mantienen cautelosos sobre los resultados del esfuerzo, diciendo que la caída de la pesca podría estar más relacionada con una reciente disminución de la demanda de totoaba en Asia, así como con el estrecho control del negocio ilegal por parte de algunos grupos de la zona que restringen la pesca.
En noviembre, un grupo ecologista estadounidense, el Centro para la Diversidad Biológica (CDB por su sigla en inglés), acusó al Estado mexicano de aplicar una regulación sin dientes que estaba permitiendo el florecimiento del comercio ilegal de fauna silvestre.
El científico principal del CBD y representante en México, Alejandro Olivera, dijo que las autoridades también deben vigilar actividades como la pesca de camarón, porque las redes que se utilizan representan un riesgo para las vaquitas.
"No importa cuantas personas estén haciendo vigilancia, el resultado que todos esperamos es el día que se cuenten más vaquitas", señaló.
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