¿Para cuándo una píldora masculina anticonceptiva?
Un reciente estudio danés que analizaba la eficacia de una inyección anticonceptiva masculina no pasó a la siguiente fase por los “efectos adversos” que experimentaron los 320 hombres que participaron en él, quienes indicaron haber padecido, aumento de la libido (más de un tercio), trastornos del estado de ánimo (más de la quinta parte) y acné (casi la mitad de ellos).
Muchas mujeres tendrán la impresión de que esos efectos secundarios resultan poco importantes comparados con los de la píldora anticonceptiva femenina, lo que nos lleva a la pregunta de por qué es tan difícil fabricar un anticonceptivo masculino. Si éste se ha dejado de lado por sus efectos secundarios, ¿habría llegado a comercializarse la píldora femenina de haberse inventado en la actualidad?
El estudio comprobó que cuando se administra a los hombres testosterona sintética combinada con un progestágeno, que es otra hormona —similar a las que suele contener la píldora—, la producción de esperma en los testículos se reduce drásticamente.
Antes de interrumpir el estudio, los investigadores de la Universidad Martín Lutero (Alemania) observaron que las tasas de embarazo de los hombres del ensayo se reducían a tan sólo 1.5 bebes concebidos por cada 100 parejas, mientras que en las mujeres que toman la pildora es de 9 bebes por cada 100 parejas.
Entonces, ¿cuál es el problema?
Las mujeres vuelven a estar solas a la hora de hacerse cargo de su fertilidad, y también de soportar el peso de los efectos secundarios. Puede que muchas mujeres se pregunten si será efectivo dejar la responsabilidad de la anticoncepción en manos de los hombres.
Si los dos tomaran anticonceptivos se crearía un sentimiento compartido de responsabilidad sobre la fertilidad de la pareja.
Entonces, ¿por qué resulta tan difícil crear un anticonceptivo masculino eficaz, cuando las mujeres toman la píldora, y soportan sus efectos, desde principios de la década de 1960?
El propio éxito del anticonceptivo femenino parece ser uno de los responsables. Como muchas empresas farmacéuticas obtienen suculentos beneficios con los anticonceptivos femeninos, no muestran demasiado interés por centrarse en otras opciones.
Quizás también debamos preguntarnos por qué, en pleno siglo XXI, la idea de que un hombre tome una “píldora” anticonceptiva sigue resultando tan llamativa.