Comer papas a la francesa puede duplicar riesgo de muerte prematura

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¿Quieres agregar una orden de papas a la francesa? Un nuevo estudio te da una nueva razón para decir "no" tras haber hallado que comer dos o tres porciones de papas a la francesa a la semana podría elevar hasta el doble el riesgo de muerte prematura. 

El coautor del estudio, Luigi Fontana, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Brescia y de CEINGE Biotecnologie Avanzate – ambas en Italia –y sus colegas llegaron a estas conclusiones tras analizar los datos de más de 4 mil 400 adultos en los Estados Unidos.

Un estudio publicado en el Medical News Today, por ejemplo, halló que comer cuatro o más porciones de papas a la semana puede elevar el riesgo de padecer presión arterial alta. Para esta última investigación, Fontana y sus colegas se establecieron investigar los efectos que tiene el consumo de papas en la mortalidad, un tema que ellos creen ha sido poco estudiado. Estos hallazgos fueron publicados recientemente en The American Journal of Clinical Nutrition.

El estudio incluyó los datos de 4 mil 440 adultos que formaron parte del estudio cohorte Osteoarthritis Initiative (OAI). La edad de los participantes fue de entre 45 y 79 años al inicio del estudio, y se les dio seguimiento por un promedio de 8 años. Como parte del estudio OAI, se solicitó a los individuos completar un cuestionario de frecuencia alimenticia. 

Los investigadores hallaron que, en general, el consumo de papa no se asoció con el riesgo de mortalidad. Pero, cuando se realizó un análisis entre los subgrupos, los investigadores obtuvieron resultados interesantes. En comparación con los adultos que no consumieron papas procesadas—tales como papas a la francesa, fritas o hash—se halló que los participantes que comieron entre dos y tres porciones de papas procesadas a la semana corrían el doble de riesgo de tener una muerte prematura, y comer más de tres porciones aumentaba aún más el riesgo. Tampoco hallaron vínculo alguno entre el consumo de papas no procesadas y el riesgo de muerte prematura.

Debido a que el estudio es meramente observacional, no se puede llegar a conclusiones firmes sobre cómo el consumo de papas procesadas influye en el riesgo de muerte prematura. Sin embargo, los investigadores creen que sus hallazgos dejarán pensando a los consumidores. 

El equipo concluyó: "Al parecer, el consumo frecuente de papas procesadas está asociado a un mayor riesgo de mortalidad. Se deben llevar a cabo estudios adicionales y más extensos para confirmar si el consumo general de papas está asociado a un mayor riesgo de mortalidad".




¿Papas fritas adictivas? Profeco habla al respecto

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

Las papas fritas tienen ingredientes como grasas y sodio, además de que al ser crujientes generan sustancias que provocan sensaciones de bienestar y saciedad en los consumidores, de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

En la Revista del Consumidor de febrero la Profeco afirmó que "este tipo de alimentos estimulan las áreas cerebrales relacionadas con el placer".

El cerebro al detectar el sabor de papas fritas produce dopamina, una sustancia que brinda sensación de bienestar y saciedad.

La Profeco afirmó que hay quienes piensan que lo crujiente puede tener efectos adictivos, "no por nada son crujientes y algunas destacan esta cualidad".

En el estudio, la Procuraduría afirmó que el riesgo de comer alimentos fritos es que se pueden padecer enfermedades cardiovasculares porque se usa aceite y grasas trans que bajan los niveles del colesterol "bueno", el HDL y elevan el "malo" el LDL.

Para el caso del sodio, la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que una persona no puede consumir más de 5 gramos de sal al día lo que equivale a 2 gramos de sodio, pero algunos productos traen hasta 39% del consumo diario recomendado.

La nueva norma de etiquetado pide poner un sello de exceso de sodio en los alimentos sólidos que contengan 350 miligramos o más en cada 100 gramos de producto.




Los ingredientes de las papas fritas

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El Universal,  Ciudad de México, Mexico, 

Cuántos de nosotros no consumimos con frecuencia, dada la gran cantidad de locales de comida rápida que existen en la ciudad, papas fritas. Bien se pueden encontrar, casi obligatoriamente, en las hamburguesas, solas y en otros alimentos, según los gustos de cada quien. Pero, ¿sabes qué ingredientes son los que verdaderamente se encuentran en las papas fritas que te comes?

Aceite de palma: aumenta las grasas malas

Ingrediente constante no sólo en las papas fritas, también en los panes, cereales, champús, lápices de labios, velas y detergentes, entre otros, según informa el Foro Mundial de la Naturaleza. "En la industria alimentaría se ha vendido como sustituto de las grasas hidrogenadas, pero no es el más adecuado pues contiene un alto porcentaje de grasas saturadas que perjudican la salud".

Aceite de soja hidrogenado: no apto si tienes cardiopatías

El problema con este compuesto se encuentra en su proceso de hidrogenación, el cual produce ácidos grasos trans. Además, en 2012, investigadores de la Universidad de Chile manifestaron que "existen suficientes estudios que apoyan la recomendación de la disminución de ácidos grasos trans derivados de la hidrogenación de aceites para la prevención de enfermedades".

Dextrosa: azúcar para dar color

Es otra forma de la glucosa que "favorece a largo plazo la diabetes tipo 2 y la obesidad. Debe evitarse en la alimentación como otro tipos de azúcares de absorción rápida", explica Luis Miguel Luengo, vocal del área de Nutrición de la Sociedad Española.

Levadura: un microbio en las patatas

El Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación la define como "un pequeño microbio de características vegetales que se utiliza para hacer crecer la masa del pan y elaborar bebidas alcohólicas".

Pirofosfato ácido de sodio: todo depende de la cantidad

La información nutricional de las principales cadenas indica que se utiliza para preservar el color natural. Diversos especialistas afirman que este ingrediente en grandes cantidades puede provocar malestares digestivos y llegar a modificar el equilibrio en el organismo de calcio y fósforo.