Mexicanos consumen líquido contaminado
Así como en Nueva York, Nueva Delhi y Australia el agua potable está contaminada con microfibras de plástico, México no está exento, indica un análisis realizado por la Universidad de Minnesota a partir de muestras de agua recabadas por EL UNIVERSAL.
De las ocho muestras de agua tomadas en la Ciudad de México (de bebederos y embotellada), 75% contiene microfibras de plástico que son ingeridas por los consumidores.
Tres marcas de agua embotellada fueron analizadas: Bonafont, Evian y Zoe Water. Todas arrojaron presencia de partículas plásticas. Lo mismo ocurrió con el agua de bebederos públicos en Polanco, Santa María la Ribera e Iztapalapa. Estos resultados coinciden con la investigación periodística realizada en ciudades del mundo de cinco continentes, cuya conclusión es que no hay lugar libre de dicha contaminación.
Dos muestras no reportaron microfibras: las que se obtuvieron del anexo de Filosofía, en Ciudad Universitaria, y en el tianguis de Playa Erizo, delegación Iztacalco. Sin embargo, la ausencia de químicos en la muestra no implica la inexistencia de los mismos en el agua de la zona.
Las pinturas, el polvo de las llantas y las fibras sintéticas de la ropa al lavarse son algunas de las fuentes de producción de plásticos invisibles.
Los capitalinos gastan alrededor de 4 millones de pesos anuales en la compra de agua embotellada, de acuerdo con la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Sin embargo, esta forma de consumo no está exenta de contaminación plástica.
En un sondeo realizado en Polanco, una de las zonas donde se presenta contaminación del agua y donde abundan oficinas, trabajadores explican que usan el líquido para lavarse dientes y sus utensilios de comida. "Esa es una información que me alarma porque no sé cuáles sean los daños a mi salud; haría un llamado a las autoridades para que solucionen esta situación", expresa una oficinista.
En el Kiosco Morisco, en Santa María la Ribera —una de las zonas turísticas de la delegación Cuauhtémoc— usuarios de los bebederos mostraron asombro al saber que ingerían agua con presencia de microfibras de plástico; al preguntarles su opinión, respondieron que no volverían a beber de ahí... aunque eso no los libra de la contaminación.