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Un análisis de más de mil personas con y sin trastornos psiquiátricos demostraron que los nitratos, productos químicos utilizados para curar carne seca, salami, perritos calientes y otros similares de carne procesada, pueden contribuir al síndrome maníaco, caracterizado por hiperactividad, euforia e insomnio.
Los hallazgos del estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), publicados en la revista 'Molecular Psychiatry', descubrieron que las personas hospitalizadas por un episodio maníaco tenían más del triple de posibilidades de haber comido carnes curadas con nitratos que las personas sin antecedentes de un trastorno psiquiátrico grave.
Los experimentos en ratas realizados por los mismos investigadores mostraron una hiperactividad similar a la manía después de unas pocas semanas con dietas con nitratos añadidos. En base a estos datos, los investigadores aseguran que su nuevo estudio se suma a la evidencia de que ciertas dietas y potencialmente las cantidades y tipos de bacterias en el intestino pueden contribuir a la manía y otros trastornos que afectan el cerebro.
El autor principal del estudio, Robert Yolken, profesor de Neuroviología en Pediatría en la universidad americana, estaba interesado en comprobar si la exposición a infecciones como los virus transmitidos a través de los alimentos podría estar relacionada con cualquier condición psiquiátrica. Entre 2007 y 2017, como parte de un estudio en curso, él y sus colegas recopilaron datos demográficos, de salud y dietéticos de mil 101 individuos de entre 18 y 65 años con y sin trastornos psiquiátricos.
Un estudio de estos registros mostró que, entre las personas que habían sido hospitalizadas por manía, aquellos que comieron carne curada antes de la hospitalización tenían un riesgo 3,5 veces mayor que el grupo de personas sin un trastorno psiquiátrico. Las carnes curadas no se asociaron con un diagnóstico de trastorno esquizoafectivo, trastorno bipolar en personas no hospitalizadas por manía o en trastorno depresivo mayor.
Analizamos varias exposiciones dietéticas diferentes y la carne curada realmente destacó. No era solo que las personas con manía tuvieran una dieta anormal", menciona Yolken. Los nitratos se han utilizado durante mucho tiempo como conservantes en productos cárnicos curados y se han relacionado previamente con algunos cánceres y enfermedades neurodegenerativas, por lo que Yolken sospechó que también podrían explicar el vínculo con estados de ánimo como la manía.
ESTUDIO EN RATONES
Para profundizar más en la posible asociación entre los nitratos y el síndrome maníaco, Yolken colaboró con investigadores que estudiaban el impacto de estas sustancias en ratas.
Kellie Tamashiro, profesora asociada de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento, y la estudiante Seva Khambadkone, ambas de Johns Hopkins, junto con otras investigadoras, dividieron a ratas sanas en dos grupos: uno recibió alimento normal para ratas y el otro además una pieza de carne seca preparada con nitrato. En dos semanas, las ratas que recibieron el cebo mostraron patrones de sueño irregulares e hiperactividad.
Luego, el equipo trabajó con una compañía de carne seca de Baltimore para crear una carne seca especial sin nitrato. Repitieron el experimento, esta vez dando a algunas ratas cecina preparada con nitrato, y otras, la formulación sin nitrato. Los animales que comieron la carne libre de nitratos se comportaron de manera similar a un grupo de control, mientras que los animales que los consumieron nuevamente mostraron alteraciones del sueño e hiperactividad similares a las observadas en pacientes con manía: aumento de la actividad durante el sueño.
Los resultados se replicaron luego con un pienso para ratas especialmente formulado que tenía nitrato añadido directamente al pienso, o directamente sin nitrato.
Además, intentamos asegurarnos de que la cantidad de nitrato utilizada en el experimento estuviera en el rango de lo que las personas podrían comer razonablemente", añade Yolken.
Cuando el grupo analizó las bacterias intestinales de los diferentes grupos de ratas, descubrieron que los animales con nitrato en su dieta tenían diferentes patrones de bacterias que las otras ratas. Además, los animales tenían diferencias en varias rutas moleculares en el cerebro que han estado implicadas previamente en el trastorno bipolar.