Los beneficios de las flores comestibles
¿Quién dice que las flores solo sirven para adornar? La "florifagia" (consumo de flores) no es una práctica nueva, se ha realizado desde la antigüedad alrededor del mundo. En México, el comer flores forma parte de la historia gastronómica de diversos pueblos autóctonos.
Dadas las características de cada una, son los usos que se le dan en la gastronomía: pueden perfumar un plato, dar color o usarse para adornar, preparar bebidas, servir en ensaladas, postres o incluso, pueden llegan a ser la base del platillo principal. ¿Qué tal unas tortitas de flor de calabaza rellenas de requesón?
Se conocen alrededor de 55 especies de flores comestibles y la mayoría solo puede comerse en pequeñas cantidades. Es necesario consultar su composición química, forma de cultivo (libres de pesticidas, herbicidas y fertilizantes no orgánicos) y, sobre todo, que no dañen la salud.
-¿Qué tan nutritivas son las flores comestibles?
Las flores son ricas en avonoides (carotenoides y antocianinas), sustancias responsables de darles color. Tienen actividad antioxidante, efectos antiinflamatorios, acción antibacteriana y también antiviral. Las flores son bajas en calorías pues el 80 por ciento de su composición es agua y el 10 es proteína; además, aportan provitamina "A" necesaria para mantener la salud ocular, vitamina "C" que fortalece el sistema de defensa del cuerpo, vitaminas del complejo "B" que ayudan a transformar lo que comemos en energía y nutrimentos inorgánicos como calcio, fósforo, hierro y potasio.
-Lo que tienes que saber de las flores comestibles
Es necesario conocer cuáles flores combinar con qué ingredientes, pues así como hay flores muy aromáticas, las hay dulces, amargas e, incluso, picantes. Por otro lado, se debe considerar la forma en que se conservan ya que ésta puede alterar sus características sensoriales y nutrimentales.
Los colores de las flores pueden llegar a influir en el apetito y preferencia de los consumidores. Por ejemplo, un plato con flores rojas evoca platos dulces, el color amarillo está asociado con sabores cítricos, mientras que el azul o el púrpura es poco apetecible, aunque es de los más decorativos.