¿Qué comer después de sufrir un infarto?
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud, en 2012 los decesos relacionados con enfermedades cardiovasculares fue de más de 17 millones de personas. También revela que el 80 por ciento de infartos de miocardio o de accidentes vascular cerebral (AVC) prematuros son prevenibles. Una dieta sana, actividad física regular y el abandono del consumo de cigarro son necesarios para evitar episodios que pongan en riesgo tu vida.
Asimismo "la principal causa de muerte de las personas que viven con diabetes, cuya población en México es casi del 10 por ciento, es por un evento cardiovascular", asegura Fernanda Alvarado, experta en nutrición.
Los siguientes alimentos son los que deberías incluir a tu alimentación luego de sufrir un infarto o para prevenir uno.
Frutas y verduras: De acuerdo con la Fundación española del corazón una dieta rica en frutas y verduras eleva las concentraciones de potasio y magnesio, las cuales protegen al corazón contra trastornos del ritmo cardíaco. Al mismo tiempo se reduce la concentración de sodio, relacionado con la hipertensión arterial.
Cereales integrales: El salvado, que es la cáscara que protege a la semilla del cereal, ayuda a realentizar la absorción de azúcares y disminuye el colesterol en la sangre, de acuerdo con un artículo de la Asociación Española del Corazón.
Carnes magras: Son mejor las carnes blancas y las libres de grasas que las carnes rojas o procesadas. Un artículo publicado en Archives of International Medicine revela que la ingesta de carnes rojas no procesadas incrementaba en 13 por ciento el riesgo de mortalidad. Pese a que es mejor evitar su consumo, "los cortes como la falda, filete y cuete de res", son las recomendaciones de Fernanda Alvarado si se te antoja este tipo de carne.
Pescados: Son fuente de proteínas de buena calidad, muy pocas grasas saturadas y lo más importante es que los pescados grasos tienen grandes cantidades de ácidos omega 3, los mejores aliados para el cuidado de la salud cardíaca, ya que estabilizan el metabolismo de las grasas, gracias a que disminuyen el colesterol malo e incrementan el colesterol bueno. "Hay que optar por pescados grasos como sardinas, salmón y atún fresco de 2 a 3 porciones por semana", subraya la experta en nutrición.
Leguminosas: Una dieta rica en habas, frijoles o garbanzos reduce en un 14 por ciento el riesgo de infarto. Y en general ayudan mucho a reducir los niveles de colesterol malo. También tiene bajo contenido en grasas y fibra que ayuda a controlar el colesterol ya que impide la absorción de las grasas saturadas.
Cabe resaltar que además de saber lo que puedes comer, es importante cuidar lo que no puedes consumir, como los alimentos fritos —en especial las papas a la francesa—, el pan dulce, los azúcares y las harinas refinadas. Así como evitar agregar sal a los alimentos y no olvidar beber suficiente agua natural.