El papa Francisco lamentó el miércoles la cantidad de asesinatos que se registran en México después de que se conociera la muerte de dos sacerdotes jesuitas y un guía turístico en una iglesia remota en las montañas del estado de Chihuahua.
El papa, que también pertenece a esta orden religiosa, expresó su tristeza y consternación por los asesinatos de estos dos religiosos a los que llamó "hermanos".
"Hay tantos asesinatos en México. Estoy cerca, en afecto y oración, de la comunidad católica afectada por esta tragedia", dijo.
Los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados a tiros el lunes en la localidad de Cerocahui "mientras intentaban defender a un hombre que buscaba refugio", según la orden también conocida como la Compañía de Jesús.
El hombre que estaba siendo perseguido, que ejercía como guía turístico, también fue asesinado.
Los atacantes cargaron los tres cuerpos en la parte trasera de una camioneta, los cubrieron con plástico y se los llevaron, según el padre Luis Gerardo Moro Madrid, jefe de la orden en México.
"Denunciamos el homicidio de nuestros hermanos (...) Exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas", detalló en un comunicado la orden religiosa.
Por la tarde, la secretaría de Seguridad federal informó en un comunicado que el presunto agresor de los religiosos ya había sido identificado.
"Se continúa con la investigación para dar con su paradero y no permitir la impunidad", señala el texto.
ONU condena asesinatos
La oficina en México del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU condenó el crimen de estos religiosos, quienes, señala, realizaban "un importante trabajo social y pastoral" entre los indígenas de la etnia tarahumara.
"El asesinato de estos dos reconocidos sacerdotes nos recuerda la situación de violencia extrema y vulnerabilidad que enfrentan las comunidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua", señaló Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de la ONU-DH.
En su conferencia de prensa matutina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se refirió a este crimen, que ha causado gran indignación en distintos sectores.
"Estamos ahora atendiendo este asunto", dijo el mandatario al reconocer que varios municipios de la sierra de Chihuahua padecen "bastante presencia de la delincuencia organizada".
Según expertos, la sierra de Chihuahua, dominada por impresionantes cañones que atraen a turistas, es una importante ruta de trasiego de drogas hacia Estados Unidos por lo que es violentamente disputada por cárteles del narcotráfico.
El ataque se registró la tarde del lunes cuando un hombre que era guía de turistas y que era perseguido por un individuo armado aparentemente intentó protegerse ingresando al templo de Cerocahui.
"Los dos jesuitas de alguna manera intervinieron para que no sucediera nada en el templo (...) En ese momento, el agresor dispara contra aquel que perseguía y los sacerdotes", dijo a Radio Fórmula Moro Madrid.
Un tercer religioso, al escuchar los balazos, entró al templo y vio los cuerpos de los dos jesuitas. "El asesino tal cual le dice: 'lo siento, nos vamos a llevar los cuerpos'", añadió el religioso.
Jorge Atilano González, también de la orden religiosa, explicó a la televisora Milenio que los sacerdotes conocían al agresor pues era de la zona y por eso intervinieron para tratar de apaciguarlo.
"Se quiso confesar" luego de disparar, dijo Atilano González al citar el testimonio del tercer sacerdote que estuvo en el templo. "Lo que creemos es que estaba en estado alcoholizado o de adicción por la reacción que tuvo", detalló.
Unas horas antes en la misma comunidad se reportó que dos hombres, una mujer y una menor de edad habían sido secuestrados, aunque las autoridades no han detallado si los dos sucesos estarían relacionados.
La Conferencia del Episcopado mexicano también condenó la "tragedia" y exigió "una pronta investigación", además de seguridad para los sacerdotes del país.
En México, miembros de diversas órdenes religiosas suelen actuar como defensores y mediadores entre los habitantes de sus comunidades y los sicarios del crimen organizado que allí operan.
En estados como Michoacán o Guerrero algunos religiosos han apostado por el diálogo con los narcotraficantes como forma de pacificar dichas regiones, usualmente empobrecidas y con escasa presencia estatal.
Unos 30 curas han sido asesinados en la última década en México, según la ONG Centro Católico Multimedial.
México es sacudido por una ola de violencia ligada al narcotráfico en medio de la cual han sido asesinadas más de 340 mil personas desde diciembre de 2006, según cifras oficiales.