😋 Las deliciosas formas en que puedes reducir el riesgo de cáncer de próstata🔥
El tener relaciones sexuales constantes o masturbarse disminuye hasta en un 25 por ciento el riesgo de desarrollar cáncer de próstata en la edad adulta, ya que se trata de la glándula principal del sistema genital masculino que mantiene vivo los espermatozoides y es esencial en la fertilidad, explicó el médico urólogo, Hugo Arturo Manzanilla García.
“La falta de actividad sexual, está demostrado, puede propiciar el desarrollo de cáncer de próstata en los adultos mayores de 45 años Si un hombre emite una eyaculación por más de 20 veces en el mes, va a tener una menor propensión a desarrollar cáncer de próstata que aquellos que no tienen un uso muy frecuente de la glándula prostática, es decir, que no eyaculan muchas veces en el transcurso de un mes”, explicó el ex Jefe de Servicio de Urología del Hospital General de México "Dr. Eduardo Liceaga".
En caso de no tener pareja, aclaró en entrevista con MILENIO, es muy saludable masturbarse para que todo el sistema genital se mantenga en actividad, “como un motor lubricado”.
El especialista aclaró que en el desarrollo de dicha patología -que genera 38 nuevos pacientes diarios y 14 decesos cada 24 horas- también influyen otros factores. Uno de ellos es la herencia genética, es decir, tener antecedentes de algún familiar con dicha patología.
“Tendrás dos veces más la posibilidad de que desarrolle cáncer de próstata, y sí durante el interrogatorio detectamos que más de un familiar ha tenido dicha neoplasia, la probabilidad se eleva hasta seis veces más”, puntualizó el participante de la campaña “Hombre es el que hace lo que tiene que hacer”.
Influye también, dijo, la ingesta de grasas polisaturadas, de comida chatarra y rápida, de consumo de sopas que se ingresan a los hornos de microondas, así como un predominio en la dieta de gorditas de chicharrón, de quesadillas pasadas en aceite, sumado a ello la falta de ejercicio. También influye la raza, por ejemplo, los países asiáticos tienen una dieta rica en soya, leguminosa con propiedades similares a los estrógenos reduciendo la incidencia de cáncer. Eso marca la diferencia con los latinos y anglosajones que consumen carnes y grasas saturadas, una alimentación pobre en nutrientes.
“En México la incidencia de cáncer de próstata es de 30.6 por cada 100 mil habitantes, y la tasa de mortalidad llega hasta 25.5 por 100 mil habitantes. Siete de cada 10 mexicanos diagnosticados por primera ocasión con cáncer de próstata se encuentra en etapa avanzada o localmente avanzada. No será fácil erradicar la enfermedad y lo más seguro es que muera por cáncer”, abundó tras referir que es la primera causa de muerte.
El académico Titular de la Academia Mexicana de Cirugía aclaró que el tipo de alimentación del mexicano tiene que ver con los bajos salarios, por ello, no sólo compra lo que alcance para alimentar a la familia sino que no acude tampoco con regularidad al doctor por temor a que vaya a ser despedido. “Hay otro aspecto: el mexicano piensa que va a perder la virilidad haciéndose un estudio sencillo como es la exploración tacto rectal que dura 30 segundos.
Son factores sociales, propios del machismo, y lo grave es que cuando aparece el cáncer no va a tener síntomas en las etapas primarias. Van a orinar perfectamente bien ni van a sentir molestia alguna”, aseveró.
Cuando se detecta el cáncer de próstata, agregó, es que ya hizo metástasis, por lo general, afecta los huesos, y ya no hay procedimiento médico que pueda contribuir a erradicar ese tumor. “La sobrevivencia de una persona en esta condición es de dos a tres años, con un dolor intenso esquelético incapacitante”.
La glándula prostática, explicó, está ubicada inmediatamente debajo de la vejiga y tiene funciones primordiales, producir un líquido que forma parte del semen que es rico en minerales, calcio, zinc y magnesio, aluminio, entre otros, mantienen vivos a los espermatozoides hasta cinco días después de haber sido expulsados del cuerpo.
Y otra función importante es su interacción con los testículos, los cuales, por orden de la hipófisis genera testosterona, la glándula masculina por excelencia. La testosterona producida por los testículos es recibida por la próstata y, en la adolescencia, es la que proporciona los caracteres masculinos secundarios que nos darán bigotes, barba, pelo en pecho, voz gruesa, crecimiento de pene hasta la etapa adulta.
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