Variante ómicron se convierte en una pesadilla incontrolable
La variante ómicron y su gran velocidad de propagación está haciendo estragos. Los casos diarios en Estados Unidos superan los 1.4 millones, y los modelos de la Universidad de Washington, referencia en predicciones, apuntan a que en una semana se podría llegar al punto máximo de contagios, antes de un inicio de caída de los casos, porque “todo aquel que podría ser infectado ya habrá sido infectado”, según sus expertos.
Hasta que llegue este momento, actualmente EU vive uno de sus momentos más tensos de toda la pandemia. Se ha batido el récord de hospitalizaciones, superando los 145 mil pacientes, cifra nunca antes vista en toda la pandemia. El 30% de las camas de curas intensivas están ocupadas por pacientes con Covid. Estados como Nueva Jersey han declarado el estado de emergencia por ómicron.
En Europa la situación es parecida. En la primera semana de 2022 se han registrado más de 7 millones de contagios por ómicron. Si sigue este ritmo de transmisión, se calcula que más de la mitad de la población europea se contagiará de esta variante en los próximos meses. La gran propagación ha llevado a farmacéuticas como Pfizer a empezar a alistar vacunas modificadas específicamente para frenar la variante.
Un portavoz de la compañía aseguró que las primeras de entre 50 y 100 millones de vacunas con estas características podrían estar disponibles a finales de marzo o principios de abril.
El movimiento de estas farmacéuticas coincide con el análisis de un grupo de expertos independientes, bajo el paraguas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que apuntaron que es necesario que las vacunas sean rediseñadas y actualizadas para que varíen su composición y resulten más efectivas ante esta y futuras variantes.
Una OMS que, a pesar del aumento de los asintomáticos y el descenso de las hospitalizaciones y muertes gracias a la vacunación, todavía considera que es temprano decir que el coronavirus es endémico, comparándolo con enfermedades como la gripe. Ómicron, que ya es la dominante en el mundo, con 60% de casos, advierten, no será la última variante de preocupación. “Todavía tenemos un virus que evoluciona con bastante rapidez y plantea desafíos. Ciertamente no estamos en el punto de poder llamarlo endémico”, dijo a los periodistas la funcionaria principal de emergencias de la OMS, Catherine Smallwood.
Es el mismo acercamiento que está tomando el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Sin embargo, el coronavirus ya no es tan mortal, y por eso han empezado a surgir voces, incluso dentro del gobierno de Biden, que insisten en que cambie un poco la estrategia para abordar la situación, modificando normativas y recomendaciones ante una variante mucho más transmisible.
Entre ellos está Janet Woodcock, comisionada interina de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA), quien dijo que no cree que “los enfoques anteriores reflejen lo que está sucediendo en este momento”. Es más: reconoció que “es difícil procesar lo que está sucediendo en este momento, que es que la mayoría de las personas contraerán Covid”. Para Woodcock, en pleno colapso hospitalario, lo que hay que hacer es salvar la situación urgente y que no se llegue a situaciones críticas. “Después de eso será un buen momento para revaluar cómo estamos abordando esta pandemia”, apuntó ante un comité del Senado.
Biden ha recibido críticas recientes por seguir insistiendo en que la política tiene que centrarse en la vacunación, dejando de lado una expansión y mayor accesibilidad a los tests, algo que para muchos es más fundamental en un momento en el que la mortalidad no es tan elevada pero, en cambio, los contagios suben exponencialmente.
La promesa de envíos de tests se está retrasando: los primeros no se distribuirán hasta finales de este mes, y el resto de los 500 millones que se mandarán tardarán hasta dos meses en llegar a las casas de los estadounidenses. Pese a ello, y al impacto que ómicron está teniendo en el sistema sanitario, Biden insistió en que todo va “por el buen camino”.
Su vocera, Jen Psaki, reconoció que es más que entendible la “frustración de la gente y su fatiga, pero no vemos un momento en el que no seguiremos insistiendo en la vacunación y que la gente se proteja”. Según una encuesta del portal Axios, nueve de cada 10 estadounidenses han enfermado de Covid o conocen a alguien que se ha contagiado.
¿Cambio de mascarillas?
La preocupación puede llevar a cambios en las recomendaciones. La más probable, y que podría darse en los próximos días, es un aumento de la importancia de las mascarillas.
Si bien se consideran fundamentales y claves para evitar contagios, ahora se enfatizará que no todas son igual de efectivas: ante ómicron, los cubrebocas de tela no funcionan y se recomendará que, aquellos que puedan, usen KN95 o N95. La preocupación es el alto grado de falsificaciones de este tipo de cubrebocas, que se calcula que alcanza 60% de las que circulan por el país.
El tema de coronavirus está viciado y politizado en EU como nunca. El epidemiólogo Anthony Fauci, en sede parlamentaria, denunció que ha recibido amenazas de muerte, inspiradas por los discursos de odio de algunos congresistas republicanos.