Científicos planean la resurrección del tigre de Tasmania
Casi 100 años después de su extinción, el tigre de Tasmania podría volver a vivir. Los científicos quieren resucitar al marsupial carnívoro rayado, conocido oficialmente como tilacino, que solía vagar por la selva australiana.
El ambicioso proyecto aprovechará los avances en genética, recuperación de ADN antiguo y reproducción artificial para traer de vuelta al animal.
"Abogaríamos encarecidamente por que, ante todo, debemos proteger nuestra biodiversidad de nuevas extinciones, pero desafortunadamente no estamos viendo una desaceleración en la pérdida de especies", dijo Andrew Pask, profesor de la Universidad de Melbourne y director del Laboratorio de Investigación de Restauración Genética Integrada del Tilacino, quien lidera la iniciativa.
"Esta tecnología ofrece la oportunidad de corregir esto y podría aplicarse en circunstancias excepcionales donde se hayan perdido especies fundamentales", agregó.
El proyecto es una colaboración con Colossal Biosciences, fundada por el empresario tecnológico Ben Lamm y el genetista de la Escuela de Medicina de Harvard George Church, quienes están trabajando en un proyecto igualmente ambicioso, si no más audaz, de US$ 15 millones para traer de vuelta al mamut lanudo en una forma alterada.
Del tamaño de un coyote, el tilacino desapareció hace unos 2.000 años prácticamente en todas partes excepto en la isla australiana de Tasmania. Como el único depredador ápice marsupial que vivió en los tiempos modernos, desempeñó un papel clave en su ecosistema, pero eso también lo hizo impopular entre los humanos.
Los colonos europeos en la isla en la década de 1800 culparon a los tilacinos por las pérdidas de ganado (aunque, en la mayoría de los casos, los culpables fueron los perros salvajes y la mala gestión del hábitat humano), y cazaron a los tímidos y seminocturnos tigres de Tasmania hasta el punto de extinguirlos.
El último tilacino que vivió en cautiverio, llamado Benjamin, murió a causa de la exposición en 1936 en el Zoológico de Beaumaris en Hobart, Tasmania. Esta pérdida monumental ocurrió poco después de que se otorgara el estatus de protección a los tilacinos, pero ya era demasiado tarde para salvar a la especie.
Modelo genético
El proyecto implica varios pasos complicados que incorporan ciencia y tecnología de vanguardia, como la edición de genes y la construcción de úteros artificiales.
Primero, el equipo construirá un genoma detallado del animal extinto y lo comparará con el de su pariente vivo más cercano, un marsupial carnívoro del tamaño de un ratón llamado dunnart de cola gorda, para identificar las diferencias.
"Luego tomamos células vivas de nuestro dunnart y editamos su ADN en cada lugar donde difiere del tilacino. Básicamente, estamos diseñando nuestra célula de dunnart para que se convierta en una célula de tigre de Tasmania", explicó Pask.
Una vez que el equipo haya programado con éxito una célula, Pask dijo que las células madre y las técnicas reproductivas que involucran dunnarts como sustitutos "convertirían esa célula nuevamente en un animal vivo".
"Nuestro objetivo final con esta tecnología es restaurar estas especies a la naturaleza, donde desempeñaron un papel absolutamente esencial en el ecosistema. Por lo tanto, nuestra máxima esperanza es que algún día los vuelvas a ver en los matorrales de Tasmania", dijo.
El dunnart de cola gorda es mucho más pequeño que un tigre de Tasmania adulto, pero Pask dijo que todos los marsupiales dan a luz crías diminutas, a veces tan pequeñas como un grano de arroz. Esto significa que incluso un marsupial del tamaño de un ratón podría servir como madre sustituta para un animal adulto mucho más grande como el tilacino, al menos en las primeras etapas.
La reintroducción del tilacino a su antiguo hábitat tendría que hacerse con mucha cautela, agregó Pask.